Marcelo Comas
En el año 2001 un grupo de entusiastas se propuso crear un espacio para incluir a los futbolistas amputados. Uno de los gestores de la idea, en la ciudad de Paraná, fue Hugo Hereñú, que junto a su familia diagramó todo para poner en marcha el operativo que se propuso como objetivo captar a jugadores de distintos puntos del país. Acto seguido le dieron forma a la Asociación Entrerriana de Futbolistas Amputados (AEFA) y lograron formar una selección con los mejores valores del territorio nacional. En noviembre de ese mismo año Argentina participó por primera vez del Mundial realizado en la ciudad de Niteroi, Brasil, donde obtuvo un notable quinto puesto, entre ocho representantes de todo el mundo. Esa ubicación dejó más que conformes a los integrantes de la delegación nacional, que afrontaban su primera experiencia en este tipo de competencia.
Acerca de los orígenes de esta propuesta que incluya a personas con capacidades diferentes, Hugo Hereñú, a la vez jugador del elenco criollo, contó como nació el proyecto hace siete años.
“Se generó a partir de un emprendimiento familiar entre mi señora y mis hijos, que en ese momento era chiquitos. Buscando en Internet nos encontramos con una página de Brasil donde se difundía el fútbol para amputados. A partir de ese momento empezamos a recolectar información y conseguimos el mail del vicepresidente de la Federación Mundial de Fútbol para Amputados. En mi caso, jugaba al básquet en silla de ruedas en Newell’s de Rosario, donde representaba a la Selección Argentina de ese deporte. En julio de 2001 lanzamos la primera convocatoria en la ciudad de Paraná y en cuatro meses hicimos todo el movimiento para poder llegar al Mundial”, comentó.
El equipo albiceleste dijo presente en la cita ecuménica desarrollada en tierras cariocas, siendo la primera vez que un equipo de amputados participaba en un evento de estas características. Los demás participantes fueron Estados Unidos, Ucrania, Inglaterra, Rusia, Brasil, Georgia y Moldavia. El quinto puesto logrado entre ocho participantes dejó conforme a nuestro representativo, marcando la primera etapa de un proceso planificado a largo plazo. De hecho, luego de esa competencia empezaron a sentarse las bases de una estructura más sólida y con cimientos más fuertes. “Brasil tiene 18 años de experiencia en la disciplina, Rusia tiene 20 años, son los hacedores de este movimiento. Y nosotros fuimos como la Cenicienta para ver qué pasaba”, expresó Hereñú acerca del debut en el Mundial.
A paso firme el grupo de futbolistas se puso en campaña para organizar el viaje a Rusia 2002, el próximo objetivo a la vista, ya que los Mundiales se organizaban cada un año y había que trabajar con celeridad para no dejar ningún detalle librado al azar. “Hicimos un movimiento terrible, e incluso fuimos a hablar a la Secretaría de Deportes de la Nación y en ese entonces era (Daniel) Scioli el encargado de la repartición. La reunión se consiguió a partir de una gestión del doctor (Jorge) Busti. En ese momento -corría abril de 2002- nos dijo que no nos hiciéramos problemas, ya que había un canje de la Secretaría de Deportes con la empresa British y estaba todo acordado. Todos los meses chequeábamos con el secretario de él que las cosas marcharan bien. Conseguimos los pasaportes en 15 días, para las visas logramos descuentos en la Embajada rusa, pero tres días antes de viajar Scioli nos informó que no había dinero para el viaje, cuando no habíamos hablado en ningún momento de dinero”, explicó acerca de este primer trago amargo.
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