Claudio Cañete
El conocido periodista Fabián Reato viene demostrando desde hace tiempo sus buenas cualidades como escritor y guionista. Prueba de ello es el lanzamiento de su novela Esparadrapo. “Una extraña enfermedad afecta al personaje de esta historia y a partir de entonces cualquier fantasía acerca de lo bienhechora y reposada que resultaría una vida alejada de la búsqueda constante de la satisfacción, se hace añicos. Un goce intenso surtiría el mismo efecto en él que un trago generoso de cianuro en un mortal cualquiera. El placer mata. Aguilar soporta un infierno lleno de rutinas y esparadrapo, una desesperación de pensamientos con candados y, sobre todo, una implosión permanente. Al borde del fin por decisión propia o el mal exótico que lo aqueja, se interroga por el veneno que lo amenaza y los constituye: deseo-placer, placer-deseo”, dice su amigo y también escritor Julián Stoppello desde el prólogo, anticipando la trama de la historia. Fabián Reato nació en Entre Ríos, en la localidad de Gobernador Mansilla, y vive y trabaja en Paraná. Es periodista y se desempeñó en varios diarios de la capital provincial. Actualmente desarrolla su tarea profesional en El Diario de Paraná. Ha escrito cuentos, poesías y los guiones de dos series de ficción (Condenadas y Soy Fernanda), que se transmitieron por Canal Once de Paraná. Estos dos trabajos para la productora de Cristian Bello terminaron por sacarlo de su condición de escritor de bajo perfil para trasladarlo a un ámbito más palpable como narrador, más al alcance del público. El autor, a una semana de la tan ansiada presentación, dialogó con ANALISIS.
-Se te conoce por tus trabajos como guionista, ¿pero qué te llevó a escribir una novela?
-En realidad, siempre escribí ficción, desde chico. Cuando incursioné en los guiones para televisión fue porque Cristian Bello me propuso hacer ese trabajo. Yo no estaba muy seguro de poder hacerlo pero me dije que lo iba a intentar. Y dentro de todo quedé bastante satisfecho de lo que hice y muy contento con lo que logró la productora en la televisión. Fue un trabajo diferente porque a lo narrativo se unió la investigación, fue como conjugar lo literario con lo periodístico.
-¿Cuándo empezaste a dedicarte a la narrativa?
-Desde siempre. Era muy chico cuando empecé, creo que a los 7 u 8 años escribí mi primer cuento. Después me metí con algunas poesías que por ahora prefiero no releer, pero siempre me gustó más que nada contar cosas. Ya de grande empecé con las novelas y desde entonces no paré. Es el género que más me gusta, aunque también me gustaría escribir buenos cuentos.
-¿Qué autores son tu referencia o cuáles son tus influencias?
-Van variando según las épocas y los momentos. Leo más que nada autores argentinos. Saer me deslumbró a partir del primer libro que leí, que fue Cicatrices, y después no pude parar. Ahora estoy con Fogwill, que también me apasiona. Gracias a Julián Stoppello (periodista y amigo) conocí a Sergio Bizzio y también fue un gran descubrimiento. Me doy cuenta de que mis gustos son variados, pero fundamentalmente leo todo lo que me da placer. En cuanto a las influencias, creo que soy muy influenciable, para bien o para mal, así que absorbo todo.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
