Claudio Cañete
El estudio de la iconografía del general Justo José de Urquiza puede volver a ser tema de revisión en forma recurrente. La omnipresencia del vencedor de Caseros en la identidad entrerriana en distintos estamentos de la vida política y económica justifica cualquier estudio que se lo proponga. Más a partir de recientes aportes alentadores en este sentido, como lo es el hallazgo de algunas fotografías de los restos de su cadáver, ocurrido hace unos años cuando fueron exhumados de la cripta de la Iglesia de Concepción del Uruguay. Hallazgo que es el fruto de una investigación de Pablo Schvartzman, que hizo pública en ANÁLISIS en la edición del 29 de julio de 2004.
El traspaso de aquellos restos al actual mausoleo, también ubicado en la Iglesia de Concepción del Uruguay, se produjo en 1955 pero ya habían sido hallados en 1951. Tuvieron que pasar 50 años para que se pudieran ver las fotografías de aquel suceso histórico. Esas postergaciones son realmente un obstáculo para quienes están interesados en abordar esta figura entrerriana.
Con respecto a esto, una compilación iconográfica importante es la que realizó Eduardo de Urquiza, nieto de Cipriano de Urquiza, hermano mayor del general, quien investigó durante muchos años en archivos públicos y privados.
Si muchos tratan de imaginarse cómo era el verdadero rostro de Urquiza en distintas etapas de su vida, más allá de las probables distorsiones de pinturas, grabados y dibujos, la búsqueda de Eduardo de Urquiza reúne la más importante colección de daguerrotipos y primitivas fotos en papel que captan la imagen real del vencedor de Caseros en tiempos de sus primeras gobernaciones, la presidencia de la Confederación Argentina y días próximos a su muerte.
(Más información en la edición gráfica de ANÁLISIS de esta semana)