Silvio Méndez
Escuchadas las voces que quisieron expresarse en la discusión sobre el pedido de aumento del boleto de colectivos urbano de pasajeros por parte de los empresarios –en un 60 por ciento-, se aguarda ahora la determinación que tome el intendente de la ciudad, José Carlos Halle. Como se recordará, la facultad sobre las disposiciones que involucren la tarifa del pasaje de ómnibus le fue entregada al jefe comunal por decisión del Concejo Deliberante en el año 2006, durante la administración de Julio Solanas. El actual presidente municipal ya utilizó este poder cuando se incrementó la tarifa en octubre de 2008, que fue acompañada por la disposición de instrumentar un seguimiento de las unidades por GPS (Sistema de Posicionamiento Global) para controlar las frecuencias, pero la tecnología nunca se implementó.
Ante una nueva solicitud de aumento en las tarifas, el problema de las frecuencias vuelve a ponerse en el primer plano de los reclamos de los usuarios, que padecen interminables esperas. Precisamente, la cantidad de coches que circula en cada ramal fue objeto de un estudio por parte de la Defensoría del Pueblo de Paraná.
Estos datos, aportados en las audiencias públicas, desnudaron no sólo el déficit de unidades y merma de la periodicidad en los recorridos –lo que explicaría lo malo del servicio- sino también que no coinciden los números de coches en la calle con los declarados para recibir los subsidios al transporte que otorga el gobierno nacional. Pero estas extrañas ecuaciones que se han develado a partir de contrastar números de costos que presentan los empresarios no son las únicas. Es por eso que desde la Defensoría se ha solicitado al Ejecutivo municipal se clarifiquen los ingresos y egresos de las firmas prestatarias antes de definir un aumento en los importes de los boletos.
En diálogo con ANALISIS el defensor del Pueblo de Paraná, Luis Garay, relató que el contraste de números surgió en primer término durante una de las tres audiencias públicas convocadas a mediados de este mes. Fue luego de que integrantes de la cátedra de Costos de la Facultad de Economía de la Universidad de Rosario realizaran una presentación de parte de los empresarios de los factores que se tenían en cuenta para requerir la suba del boleto.
“Dentro de los fundamentos, me parecía que los profesionales mostraban datos dentro de las planillas de costos que no eran verdad, y planteé algunas cosas. Respecto a la amortización de costos, se argumentaba que 35 centavos del boleto que necesitaban aumentar era para amortizar los coches y, sin embargo, ellos mismos dicen que un coche se amortiza en 15 años. En una cuenta por unidad de los coches que circulan en la calle, hay una buena parte que son más viejos de los 15 años que aducen hacen falta para amortizar, por lo que esos coches están pagos”, comenzó explicando Garay.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
