C. F.
Quién no se ha perdido alguna vez en los viejos y “provisorios” túneles de chapa del Hospital San Martín que hace 30 años están allí conectando el área “nueva” con la vieja, logrando una irrefutable demostración de coherencia, sí señor: de la continuidad de acciones negligentes y descaradas que en el medio del barro se transforman en la única salida que deja ver alguna luz al final del pasaje.
Parece que por estos lares el concepto “túnel” es una construcción atractiva a la que se ha recurrido seguido para buscar soluciones a distintos tipos de aislamientos, una idea que jamás ha dejado de ser representativa de los más nobles deseos: el de estar cerca del mundo, de crecer e innovar. Es más, tan fuerte era el anhelo de desarrollo que hace tres décadas las autoridades decidieron cortar camino y levantaron los túneles del hospital rapidito y así nomás, cosa de no perder el tiempo. Y allí están. Casi como una imagen kafkiana son como prótesis en el cuerpo de un animal horrible, o quizá extensiones de los miembros de un insecto enorme y desagradable.
Hoy los ductos son parte del conjunto de refacciones que se están llevando a cabo: serán sometidos a un proceso de impermeabilización para que dejen de tener filtraciones de agua en días de lluvia y además, serán aislados con el objetivo de climatizar el ambiente. De sacarlos y reemplazarlos con una estructura de verdad nadie dijo nada. Deber ser que el poliuretano expandido que va a utilizarse es bastante más barato al lado de otros materiales.
Se trata de las famosas refacciones del Hospital San Martín que, casualmente, vienen a comenzar este agosto de 2011 luego de más de una década de demandas por mejoras y casi un año de medidas de fuerza por parte de los trabajadores que exigían el inicio debido a que varios pabellones se encontraban en peligro de derrumbe desde por lo menos 15 años. Así es que se invertirá alrededor de 2,2 millones para refaccionar los baños de Internación y se habla de una inversión de 30 millones de pesos para reforzar el sistema sanitario provincial con la mejora edilicia del San Martín. Hasta el momento se han demolido algunas de las áreas que estaban en riesgo y se espera que las obras logren brindar mejores servicios a los pacientes, con rampas, baños, más quirófanos y espacio de parquización (cuyos avances pueden observarse), ampliaciones, cuatro salas para cuidado de pacientes transplantados, sistemas de monitoreo a control remoto y otros centralizados de gas.
Ya se ha remodelado el sector de la Guardia con muy buen equipamiento, aunque la calidad de los materiales de construcción puede considerarse “mala” porque la mayoría de las paredes son de durlock y presentan filtraciones de agua en los días de lluvia. Además, debido a la falta de tratamiento de la red cloacal, en el área cada vez que llueve abunda el mal olor porque el agua sube por las cañerías (lo mismo ocurre en el Hospital San Roque).
Otra de las refacciones fue en los baños públicos que se encuentran al ingreso del nosocomio (ahora lucen nuevos azulejos, paredes pintadas y aberturas en buen estado), aunque el baño de mujeres del sector de personal se inunda en forma permanente.
También se realizaron nuevos consultorios y un sector destinado al Centro Único Coordinador de Ablaciones e Implantes de Entre Ríos (Cucaier) sobre el ala que da a la esquina de las calles Perón y Gualeguaychú, sector donde también se construyó una playa de estacionamiento. El resto de las refacciones que se han llevado adelante son las mínimas e indispensables para el mantenimiento, como pintar las paredes de las zonas de acceso público.
El San Martín hoy
En 1912 el Hospital San Martín abrió sus puertas por primera vez. El año que viene estaría festejando su centenario un 30 de mayo. En sus instalaciones hoy se atienden los pacientes que son derivados de las instituciones y centros de salud de toda la provincia por ser el de mayor capacidad resolutiva y el que está en condiciones de brindar casi todos los servicios y especialidades. Pero en vez de ser un hospital modelo se cae literalmente a pedazos a pesar de las refacciones, que por cierto, avanzan muy lentamente.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)