Juan Cruz Varela
La noticia se presentó como un deja vu, tal una alteración del inconsciente colectivo o la falsa impresión de recordar una historia completamente nueva. Fue como si de repente se repitiera la historia de Héctor Febres, el prefecto que apareció convenientemente envenenado con cianuro en una celda cuatro días antes de recibir sentencia, o de Paúl Navone, el agente de inteligencia suicidado en el parque de un hotel de la Fuerza Aérea a la hora en que debía declarar ante una jueza en Paraná.
La historia que a continuación se relata tiene su epílogo el sábado 30 de mayo. Cuenta la crónica policial que el oficial que se encontraba de guardia en la Comisaría de Colonia Avellaneda recibió un llamado a las 14 alertando sobre el fallecimiento de un hombre en una casa-quinta ubicada en calle Los Jazmines y Las Calandrias. Agrega el parte que fueron la esposa e hija quienes encontraron al hombre tirado en el piso de la galería, sin vida, y que el médico policial examinó el cuerpo, constató el fallecimiento y notificó al agente fiscal en turno. Y aquí lo más relevante de la información policial: el hombre fue identificado como el teniente coronel retirado Carlos Alberto Del Campo, de 71 años, quien “en vida se encontraba cumpliendo arresto domiciliario”.
El ex militar había sido detenido el martes anterior en el Hospital Militar de Paraná, tras permanecer más de un mes prófugo en una causa donde se investigan los homicidios de tres detenidos políticos que fueron tirados al mar en vuelos de la muerte que partieron de la unidad militar de Campo de Mayo. El miércoles estuvo ante la jueza federal de San Martín Alicia Vence, se negó a declarar sobre los hechos imputados y tampoco aceptó que se le hicieran preguntas al respecto. Dijo además que no se presentó porque no estaba enterado de la imputación penal en su contra. El jueves ya estaba de nuevo en su casa, en el exclusivo barrio Las Acacias, y el sábado apareció muerto.
Del Campo padecía arterioesclerosis e hipertensión arterial, pero no registraba ninguna enfermedad que hiciera suponer que su vida corría peligro.
Sin embargo, el informe de la autopsia aventó cualquier sospecha ya que se determinó que la muerte se produjo por una “hemorragia masiva de tronco cerebral sin evidencias cadavéricas de la intervención de terceros”.
(Más información en la edición gráfica número 1022 de ANALISIS del día 11 de junio de 2015)
