Evidentemente les ha ido muy bien con el boliche. Inicialmente era de medidas no muy amplias, pero en los últimos tiempos hubo una fuerte inversión económica para pisos o baños. Existieron a su vez inversiones en la compra de camiones, un galpón importante o el manejo de un corralón, que de un día para el otro se transformó en el lugar preferido de los beneficiados por el plan Procrear en Nogoyá. O sea, solamente una casualidad.
El año pasado, precisamente en octubre, fue noticia provincial un violento impacto frontal sobre la Ruta 26 entre un vehículo Renault Logan y una camioneta Mitsubishi Montero, que dejó como saldo el fallecimiento de siete personas. La tragedia conmovióen particular a la comunidad de Victoria, dado que la mayoría de los fallecidos eran oriundos de esa zona. Inclusouna concejal de esa ciudad, María Victoria Vivas, denunció la falta de controles viales y policiales, y apuntó a los organizadores de la Fiesta de Disfraces de Nogoyá, lugar del que regresaban los protagonistas del accidente. La fiesta se hacía en El Templo, cuya sociedad responsable actualmente es Eventos Nogoyá SRL, donde aparecen como socios Luciano Daniel Galanti y Carlos Alberto García, ambos domiciliados en dicha ciudad.
En el lugar, a no más de 30 metros de la ruta, se venden bebidas alcohólicas, pese a lo que establece la Ley Nacional de Tránsito respecto a los lugares nocturnos cercanos a una arteria de circulación provincial. Pero nadie se quiere meter con los dueños del boliche: ni la Municipalidad, ni la Justicia. ¿Habrá que esperar otras muertes?
(Más información en la edición gráfica número 1027 de la revista ANALISIS del 27 de agosto de 2015)
