La escritora paranaense habla sobre su último libro “Mujeres en las calles, un nomenclador urbano desde una perspectiva de género”, que editó en plena pandemia y que, recientemente, presentó en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Una investigación exhaustiva que nos lleva a preguntarnos qué lugar se les asigna a las mujeres en el mundo; lugar que la autora pone en crisis desde su escritura, pero también desde lo personal: los vínculos, la familia, el trabajo, la palabra, la maternidad deseada y amorosa. 

Por Sofía Arnaudín 

María Mercado Doval es su nombre. Vive en Paraná. Es escritora. Docente, mediadora comunitaria, alfabetizadora. En 2012 se lanzó a escribir y así fundó un camino necesario. En 2019 editó junto a Proyecto Camalote el fanzine (publicación periódica realizada con más creatividad que medios y generalmente de tirada reducida que aborda temas culturales) Perdóname la letra; una travesía epistolar colmada de ternura.  Mientras tanto, y portando una frescura singular, recorrió las calles de la ciudad preguntándose dónde están las mujeres que habitan nuestra historia; las luchadoras, las científicas, las docentes, las políticas, las que levantaron polvareda a cada paso. “Hacía varios años que venía tomando fotos a los carteles nomencladores o topónimos femeninos. Cuando llegué a un cierto número de calles fue que empecé a preguntarme quiénes son estas mujeres que están detrás de los carteles y a darme cuenta que nombraban callecitas muy cortitas y alejadas del centro. Así empecé a preguntarme de qué va esto de la poca representatividad de las mujeres en el callejero urbano”, cuenta a ANÁLISIS, María Mercado Doval, sobre “Mujeres en las calles, un nomenclador urbano desde una perspectiva de género”, libro que nace en plena pandemia, pero que sigue dando de qué hablar ya que sus páginas son transversales al mundo que habitamos. 

El libro fue editado por la Editorial Municipal y desde entonces es disparador de charlas, de debates. Es material de estudio en escuelas secundarias, no sólo para indagar sobre las mujeres detrás de los carteles, sino para hablar de ciencia, arte, feminismo; de lo recorrido hasta hoy y de lo que todavía falta en materia de reivindicación y de visibilidad de las mujeres y las disidencias en nuestra historia. 

El 1º de mayo de este año, Mujeres en las calles viajó a Buenos Aires. La autora lo presentó en la Feria Internacional del Libro, en el puesto de la Editorial de Entre Ríos (EDER), frente a un cúmulo de personas que se fueron pensando “¿qué pasa con las mujeres en las calles de mi pueblo?”.

Urbanismo feminista 

- ¿Cuántas calles en Paraná representan a mujeres?
-Paraná tiene unas 1.700 calles, 110 tienen nombres de mujeres, es decir sólo un 6 por ciento.  La mayoría se encuentra en Bajada Grande, pero algunas calles todavía no tienen el cartel. Mientras investigaba, veía que ese bajo porcentaje se repetía en otras grandes ciudades. Entonces, me empiezo a contactar con otras mujeres interesadas en la temática y ahí me encuentro con las GeoChicas. Ellas hicieron un mapa a nivel mundial donde plasmaron y resaltaron en Google Maps las calles que tienen nombre de mujer. En ese grupo hay mujeres de todo el mundo. Ellas me invitaron a incluir a Paraná en este mapa de las mujeres. Ahí me entrevisté con algunas personas para conocer un poco más y para darle un basamento teórico a este interés y a este recorrido urbano. 

- ¿Quiénes son estas mujeres detrás de los carteles?
-El libro está separado en Paranaenses, Entrerrianas, Argentinas y Mundiales. Me interesó mucho ahondar en las paranaenses. Hay muchas que son vecinas; algunas que fueron directoras de la escuela de la zona. Y eso hace que no sean conocidas más allá del barrio. Entonces, en el libro las biografías de ellas son un poco más gruesas porque incluyen una semblanza de las personas que las conocieron. Para eso, recolecté voces que me hablaran de esas mujeres, sobre todo de las vecinalistas, que eran sus compañeras de lucha y que, incluso, fueron ellas las que propusieron en su momento nombrar la calle con el nombre de esta compañera. Hubo palabras muy sentidas y movilizantes. Después están otras mujeres a las que les dediqué una biografía muy sentida, como lo son Eloísa Paniagua y Romina Iturraín. Romina, una niña de 15 años a la que un balazo le da en el pecho y muere en pleno diciembre de 2001 cuando estaba celebrando con la prima que había terminado el tercer año de la secundaria. Algunas cosas tenían que estar escritas desde las tripas. 

(La nota completa en la edición gráfica número 1130 de la revista ANALISIS del viernes 27 de mayo de 2022)