Un buen día decidió salir del ruido y se fue a vivir a Aldea Brasilera. En su juventud fue a Ezeiza en el frustrado regreso de Perón. Desde la tranquilidad cansina de ese pueblo, Alfredo Ibarrola, músico, integrante del legendario Magma  y trabajador de la cultura, habló con Análisis y reflexionó sobre la su vida, la militancia y los sueños.

Claudia Martínez

Es nacido en Paraná, pero viajó por muchos lados, trabajo en tantos otros, estudió, se recibió, tuvo hijos y parejas. Alfredo Ibarrola, uno de los alma mater de Magma, tiene una rica historia detrás, que muchos no conocen, pero que está vinculado con la militancia, la política y el mismo Perón.  La Alternativa Musical -que llevó esa propuesta musical alejada de los circuitos comerciales  a proyectarse desde Paraná, hacia todo el país- lo tuvo como principal hacedor junto con Alberto Felici, la voz de Magma. En la década del 80 y 90  transformó la ciudad en una usina de música y músicos que arrastraban multitudes en cada una de sus presentaciones.

Alfredo es Contador Público, tal cual.  Pero según confesó, fue por un mandato familiar.

“Yo viví en Paraná prácticamente toda mi vida. Por allá por los años 70, después que terminé la carrera en la universidad, me fui unos meses a Buenos Aires con el tema de la música, a ver qué es lo que pasaba, pero era la época brava esa.

-¿Y cómo fue esa vida en la universidad?

- Ciencias Económicas. En realidad, era la facultad que me quedaba más cerca, me quedaba a cuatro cuadras de mi casa. Yo ya estaba metido en el tema de la música.  Y un poco por esos mandatos familiares que existían y demás, yo quería darles el gusto a mis viejos. Dije “voy a estudiar algo, alguna carrera universitaria”. No me desagradaba la matemática ni nada de eso. La facultad está frente a la Plaza de los Bomberos, que en aquel momento dependía de la UCA, después se transformó en UNER. Me quedaba a cuatro o cinco cuadras de mi casa. Estoy hablando del año ‘69 hasta el ‘74. Terminé de estudiar y me fui unos meses a Buenos Aires a probar con un amigo músico de Chajarí, que vivía en Buenos Aires en esa época. Grabamos algunos acetatos que se llamaban en ese momento, que eran unos discos así bien pesados y duros, yo tocando el piano y él tocando la guitarra. Pero después de un tiempito, también unos meses,  estuve en Italia en el año 96 y después, desde hace 12 años, que estoy en Aldea Brasilera.

- ¿Por qué elegiste Aldea Brasilera?

- Bueno, Aldea Brasilera no fue por elección, sino las circunstancias me trajeron acá. Venía alquilando desde hace mucho tiempo. En un momento dije: “bueno, basta de alquilar, voy a intentar, a ver si me puedo comprar algún terrenito en algún lado, buscando, buscando, buscando, el lugar más accesible en los terrenos en ese momento era el Aldea Brasileira. Una compañera de laburo,Graciela Dobantón, vivía  acá en el Aldea Brasileira y me dijo, ¿Porqué no venís a Aldea Brasilera? Fui y busqué un terrenito acá, me hice una casita humilde nomás, modesta, y me instalé.  En Paraná sigo teniendo todo: mis hijos, mi nieto, amigos, todo. También agradezco estar en un lugar que es muy tranquilo, muy seguro, hasta hoy por lo menos, y también viendo las circunstancias de vida que se vive en distintos lugares, prefiero esto a estar en el gran despiole, que son las ciudades más grandes.

-Y mientras tanto seguís con Magma…

-Yo estoy básicamente con Magma. Yo me jubilé en el año 2017. Hasta ese momento yo hice varias cosas. Los últimos tiempos había estado con el programa Identidad, que tuvo varias etapas desde el ‘97 en adelante. Tuvo varias etapas que algunas se fueron interrumpiendo, y en el 2016 se hizo la última etapa que tenía que ver con el tema del Bicentenario. Pero antes de eso había estado un tiempito en el área de Comunicación y Cultura del Concejo Deliberante, y antes de eso -casi dos años -en la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Paraná, desde 2011 a 2013. Es decir, que desde el´97 hasta que me jubilé estuve haciendo más que nada gestión, tareas de gestión. Pero también música, porque con el grupo yo nunca dejé de estar, por más que en algunos momentos el grupo estaba un poquito más discontinuado en sus presentaciones, pero yo siempre estuve.

Magma ya tiene 51 años y Alfredo está desde el ‘82, pero su vida musical empieza mucho más tiempo atrás.

(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1161, del día 26 de junio de 2025)