Reportaje impertinente a Milton Urrutia

“Fui abusado en el seminario pero ya lo superé”

Edición
1164

Fue querellante en la causa por abusos del cura Ilarraz. Siempre directo, Milton Urrutia no pasa por un buen momento anímico. Dice que la Justicia lo eyectó, y que hay jueces y abogados probos, pero que siempre lo cuestionaron y que el sistema lo agotó. En medio de ese dolor, hizo la terrible confesión sin dar aún el nombre de su abusador.

Claudia Martínez

Quizá sea la sombra de ese abogado que recorría tribunales, pidiendo justicia por sus clientes, por los chicos abusados,  o por las mujeres que son víctimas de sus parejas.

Milton Urrutia fue puntual, y llegó al café convenido en pleno centro de Paraná, y recordó que la playa de estacionamiento que estaba en ese lugar, fue uno de las propiedades en disputa de un matrimonio que lo tuvo como abogado. “Fue toda una empresa, diríamos una aventura ese juicio porque era bastante controvertido”, relata.

Hace mucho tiempo que no se lo ve recorrer los pasillos de tribunales vestido con sus corbatas particulares y llamativas pero siempre prolijo.  Dice que ya no ejerce como abogado en Paraná; que sólo lo hace por temas ambientales y que está en otra etapa de su vida. Hoy tiene 49 años y cumple 50 en poco tiempo. Y a quien lo escuche remarca que está en “la tercera etapa de su vida”.

Milton recuerda sus épocas de niño cuando quería ser sacerdote, que jugaba vestido con una túnica blanca: “Hasta mis 18 años que ingresé del seminario de Paraná, ahí comenzó mi segunda etapa.Siempre tuve la vocación de servicio, de ayudar al otro.  De niño, de muy niño, quería salvar almas”, recuerda.

Egresó en 1993 del Seminario y estudió Derecho en la Universidad Católica de Santa Fe. Antes había pasado por la Escuela Don Bosco y la escuela República de Chile.

Ese era su deseo, insiste: salvar almas para sorpresa de sus compañeros de escuela. “Después, en el secundario, seguía con esa esa vocación de salvar almas porque quería ser sacerdote - en ese en ese disparador, dije voy a ayudar a las almas. Y para ayudar a las almas, ¿qué es lo que me queda?Entonces, me fui a la Católica de Santa Fe”.

Allí transcurrió su carrera universitaria. y tuvo como profesores a grandes personalidades de la Justicia como Horacio Rosatti -hoy Ministro de la Corte Suprema, quien llego de la mano de Monseñor  Edgardo Storni a la UCA- conoció a Lilita Carrió en la clase de Derecho Constitucional entre otras cosas, fue alumno de Carlos Caballero Martín, un austero socialista que marcó generaciones.

De todas maneras- remarca -que ahora busca tranquilidad y “salvar y ayudar desde el medio ambiente. Ahora estoy más en  contacto con la naturaleza, con los seres sintientes, los animales, las plantas. La profesión de abogado para mí ya es una etapa que la terminé. Me duele un montón, lloré un montón”, dice e insiste.

“Vivo de las consultas que cobro y del asesoramiento. Hago trabajos para determinadas personas que me piden un asesoramiento técnico y yo hago esa devolución técnica, le hago el escrito y cobro por ese escrito. Yo estoy terminando todas las causas que me quedaron porque hay un compromiso. No voy a tribunales, no tomo causas y sí soy un consultor”, detalla.

-¿Pero por qué pasaste a trabajar de esa manera?

-Porque me agotó el sistema, porque no le dan respuesta a la gente, porque es un caminar y un transitar que yo ya no lo quiero hacer más. En su momento acompañaba mucho a la gente. Por ejemplo, un caso que lo tomé ahora:el de una joven que no tiene respuesta que le sacaron a su hijo .Por eso son vicisitudes que ya no quiero hacer más eso, me duele mucho no poder resolver las cuestiones. No es porque no tenga mi capacidad técnica, es porque desde el otro lado no le dan respuesta a la gente, como cuando un niño está viviendo con un abusador, ¡eso es un espanto! Y tengo la jueza sentada enfrente que no puede darme una respuesta porque dice que eso se lo delega el COPNAF. Y vas al COPNAF y el COPNAF dice:“Bueno, entre que viva en un institucionalizado, en una institución nuestra y viva con un abusador, es preferible que quede en la casa con el abusador”.¡Es un espanto que me den esa respuesta!Entonces, me querían hacer firmar a mí ayer que yo pedía la institucionalización del niño. Sí, pido la institucionalización de ese niño, ese niño no puede estar ahí, un niño de tres años no puede estar viviendo con el abusador de la de la madre del niño. Se lo sacan a la madre, ¿no? Una chica jovencita de veintitrés años, divina a ella,no tiene las herramientas. Agarro casos donde hay gente que me necesita y que no tiene los recursos.

-¿Cómo es que defendés a un sacerdote como Juan Diego Escobar Gaviria –con el peso social que eso tiene-y después estas querellando a un Ilarraz acompañando las víctimas? Casi en la vereda de enfrente se diría…

-Inclusive hoy estoy en otra causa, litigando en la del padre López, ahí estoy con las víctimas como querellante. Lo de escobar Gaviria fue un desafíotécnico. Yo hago una representación, yo no pregunto, no juzgo, yo lo veo desde la misericordia. Mi trabajo es técnico en el sentido de encontrar las fallas en el sistema y demostrar que el sistema tiene un montón de fallas.

-Pero vos no estás convencido de que él no haya abusado.

-(se hace un silencio)  En esa causa hay más dudas que certezas. Hubo mucha carga emocional.Él está preso, está en la en la Unidad Penal número seis de Victoria. Ahí hubo mucha carga emocional de parte de todos los sectores, incluido de quienes actuaron como jueces. Si Gaviria hubiese ido a un juicio por jurado, el resultado hubiese sido otro. A nosotros- y en esto no hablo mal del poder judicial- a nosotros nos coartaron en muchas situaciones en derecho de defensa. Íbamos con una presión, nosotros íbamos con miedo a la defensa de Gaviria. Y en ese momento fue un compromiso desde el punto de vista técnico. Sí sé que me cargué la sociedad en contra, pero bueno, es como vos dijiste, soy una persona polémica y no le tengo temor a nadie. 

 

(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1164, del día 18 de septiembre de 2025)

Edición Impresa

Edición Impresa