Los allanamientos de Drogas Peligrosas la semana pasada (izquierda) y la droga secuestrada a una chica de 14 años en marzo por el 911. La misma menor estaba en una de las casas requisadas de los detenidos.
La investigación que culminó con los allanamientos que, hace una semana, desbarataron la nueva banda narco liderada por Daniel “Tavi” Celis, avanzó con las indagatorias a cada uno de los 11 imputados por parte del fiscal federal de Paraná, Leandro Ardoy, y se espera la resolución procesal del juez federal Leandro Ríos.
Según la pesquisa de la Dirección Drogas Peligrosas de la Policía, Celis era un abastecedor de numerosos kioscos de droga o de personas que manejaban sus bocas de expendio en diferentes lugares de la zona oeste de la ciudad. Se podrían contabilizar 15 o 20, pero para lo concreto de una investigación bastaba con demostrar solo algunos. Igualmente, en el tránsito de esta causa hubo otras por narcomenudeo instruidas en la Fiscalía provincial, que allanaban lugares de narcomenudeo que estaban vinculados a esta estructura, lo que se podría sumar como evidencia a la causa federal.
Celis, tal como dijo su defensor, no tenía droga ni aparentemente mantenía contactos telefónicos que permitieran incriminarlo. Pero sí los investigadores observaron y registraron sus movimientos cada vez que salía de la Unidad Penal donde cumple la condena por las causas Narcomunicipio y Narcoavioneta, y por un asalto, que sí lo comprometen en el delito.
Si bien la investigación comenzó cuando, en un allanamiento por una causa por violencia de género en la casa de Celis, le encontraron un kilo y medio de marihuana a su hijastro, Renzo Bertana, en el camino hubo peleas y disidencias en el núcleo familiar. Quien pasó a ser el principal colaborador del Tavi, según la imputación, fue otro hijo: Teuco Celis.
Sería quien se encargaba de buscar, llevar y traer la droga, con colaboradores que resguardaban la cocaína que conseguía, presuntamente, de otro proveedor mayorista en la ciudad de Paraná. Además, era el responsable ante la Justicia de buscar a su padre cada domingo a la puerta de la Unidad Penal para llevarlo al domicilio donde debía realizar la salida socio familiar. En esas instancias es donde se habría constatado que salía y se encontraba en lugares donde no debía estar.
A su vez, la novia de Celis, Rita Espíndola, sería la encargada de resguardar y administrar el dinero. A ella le encontraron gran parte de los 10 millones de pesos secuestrados en los allanamientos, además de cocaína.
Como en causas anteriores, la cárcel le sirvió a Celis para armar su banda. Dos compañeros de pabellón están también imputados: Pablo Ruiz Díaz y Carlos Correa. Al primero le faltaban solo 15 días para recuperar la libertad, lo cual ahora perdió. A su vez, su hermano y su esposa también quedaron involucrados en la causa (la mujer recibió la domiciliaria porque está embarazada). Correa también habría involucrado a su familia: su hijo de 21 años y su pareja Roxana Martínez (madre del joven) fueron allanados y detenidos.
Esta mujer se encontraba con libertad condicional en el marco de una condena por narcomenudeo, causa que se originó tras un hecho violento en el barrio Paraná XVI el año pasado: habían visto a policías de Drogas Peligrosas que los investigaban y Martínez salió con una escopeta a echarlos. Esto motivó el allanamiento a su casa donde encontraron droga fraccionada.
Se cree que estos familiares de los internos también se encargarían de ingresar droga al penal para la venta entre los presos.
Una de las cosas más graves observadas en esta investigación se relaciona a un procedimiento de la División 911 de Paraná, del 27 de marzo. En un operativo en calle Laprida, entre Buenos Aires y Santa Fe, a las 3 de la madrugada, detuvieron a una chica de solo 14 años con 134 dosis de cocaína y 1,2 kilos de marihuana. A la par iba otra moto conducida por un joven de 23 años, que fue liberado.
Esta misma adolescente se encontraba en uno de los domicilios allanados la semana pasada por la causa del Tavi Celis.
Por último, se destacó que el más ostentoso de todos los involucrados era Nicolás Daniel Lencina, de 32 años. No paraba de invertir en su casa, que se diferenciaba a simple vista de todas las demás del barrio, y tenía al menos dos vehículos: una camioneta VW Amarok y un auto Peugeot 208 nuevo, que fueron secuestrados. Este muchacho es quien protagonizó uno de los casos que más sacudió a Paraná hace más de 15 años: el homicidio de Leandro Fornero en la zona alta del Parque Urquiza el 24 de enero de 2010. Lencina era menor de edad, era imputable y fue condenado por su participación en aquel hecho.


