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Por Horacio Grubert (*)
Siguiendo con un enfoque filosófico de los términos que usamos en democracia, abordaré como palabras a analizar las usadas en el título de este artículo.
Si pensamos en Nación coincidiremos en la definición clásica: pueblo en el cual se comparten valores, costumbres, creencias y origen; y Estado en caso que la Nación esté jurídicamente organizada dentro de un territorio.
Teniendo en cuenta estas definiciones, la concepción de políticas partidarias nos debería interpelar acerca de cómo ejercemos la democracia en nuestro país.
Creer que la democracia consiste en quedar sujetos a políticas partidarias de partidos políticos que eventualmente ejercen cargos por un lapso de tiempo definido es simplificar la democracia a un juego en el cual, como todo juego, existen ganadores y perdedores.
Esta forma de ejercer la democracia como un juego genera daños sociales y económicos internos, ya que con esa lógica siempre van a existir ganadores y perdedores.
En una Nación nunca deben existir ganadores y perdedores, no es un juego por equipos, ya que todos somos parte del mismo equipo.
Para poder encarar la democracia con sentido nacional debemos concebir un estadio superior a los partidos políticos, que es la Nación; la misma incluye a todos los actores políticos, sociales, económicos públicos y privados de orden nacional.
Bajo esta mirada este partido “Nación Argentina” debe fijar con todos y cada uno de los actores las Políticas de Estado a llevar adelante independientemente del partido político que ejerza eventualmente el cargo.
Estas políticas de estado son aquellas que a corto, mediano, y largo plazo se fijen respecto a desarrollo, educación, salud servicios públicos, seguridad interna y externa y recursos estratégicos; y las determinará la Nación por consenso de todos los sectores políticos, sociales, culturales, religiosos y económicos de orden nacional.
Bajo este orden nos aseguraremos, independientemente del partido político de turno, metas a cumplir de corto, mediano y largo plazo en beneficio de todos los integrantes la Nación.
Solo así, con consenso y participación, lograremos la unión nacional y del desarrollo, ya que una Nación es un cuerpo de orden social, y como todo cuerpo cada parte tiene su función y aporta al todo, donde un órgano no puede fagocitar a otro, o pueden repetirse órganos, o faltar órganos, o excluirlo/s en beneficio de otro/s.
Este nos obliga a pensar, entre todos, en una Nación con todos y para todos más justa e inclusiva, generando la cohesión social interna necesaria a través de las Políticas de Estado que conduzcan al desarrollo y bien común de la Nación en su conjunto.
(*) CPN