Gimnasia consiguió el objetivo. Salvó la categoría, defendió su lugar en el torneo que lo tiene como protagonista ya hace una larga década. Venció al peor equipo de la Zona B mandándolo a jugar el duro Argentino B, a donde se fueron, con lágrimas, los jugadores de Racing de Olavarría.
Pero el Lobo dio este miércoles por la noche otra clara muestra de sus dos caras, las que mostró a lo largo del torneo y que lo tuvieron penando, mirando de reojo el tobogán del infierno.
En la primera parte la jugó con autoridad, con Sergio Umpierrez (otra más y van…), marcando el camino, enseñando cómo se debe jugar y como definir. El Papo fue el más claro y el mejor de la cancha, porque no solo marcó el gol, metió un cabezazo en el palo, sino porque habilitó varias veces a Ramos que no pudo concretar y fue siempre para adelante. Como enganche, como puntero, como delantero.
Abrió el abanico del juego ofensivo, para desplegarlo con talento en pos de su equipo. Porque eso marca también la grandeza de este jugador uruguayense. Juega para el equipo, no para él. Juega para que gane su club y disfrute su gente. Al toque metió un cabezazo en el palo tras un gran centro de Gómez y a los 14’ apareció en el área, para terminar una jugada, quedándose con el rebote y definiendo con los ojos bien abiertos justo en el lugar donde a muchos se le cierran. Toque al otro palo del intento del arquero.
Tranquilidad para el equipo, para que circule la pelota, para buscar los espacios que dejaba el voluntarioso pero limitado rival. Llegó el segundo a los 27’ con un cabezazo de Robles que se le coló por abajo a Mocoroa, luego que el travesaño le dijeron que no al primer cabezazo del volante de Gimnasia 2 a 0 y asunto liquidado, consigna Uno Entre Ríos.
El segundo tiempo
La segunda etapa fue con Gimnasia defendiendo cerca de su arco, apostando a la contra con un rival buscando el gol. Con todas las limitaciones a cuestas, la visita le creó al menos tres chances claras de gol que no supo y no pudo definir. Solo por eso, y los achiques de Orcellet, el Lobo terminó con el cero en contra.
Pero esto deja en claro porque está en esta zona y porque recién anoche dejó de pensar en el descenso. Porque esas chances, ante un rival más fuerte, las sufre en la red. Increíblemente, el Núñez se mostraba cauto, receloso de festejar antes de tiempo.
Enfrente, en cada contra, también se dilapidaron situaciones ante Mocoroa, con Ramos en dos ocasiones, una clara con palomita que se fue cerca del travesaño y la última, sobre el pitazo final de Boxler, de Umpierrez.
Foto: La Calle.