Por Marcelo Ortale, de El Día de La Plata
Ya en el living se desata un pequeño debate acerca de dónde desarrollar la entrevista. "Acá está bien" dice el Vasco, como lo conocen todos. No hay muchos cuadros en el living. El cronista piensa en el taller. "El taller está hecho un desastre". Suena el timbre y llega el fotógrafo Chochó Santoro. Se abrazan con el Vasco. "¿Qué hacemos acá..? Vamos al taller, que es una belleza" ordena Chochó. El Vasco acepta como resignado, toma el mate y la pava. La entrevista en pleno se dirige hacia un costado de la casa, donde se alza el maravilloso atelier de Alzugaray.

Es una enorme casilla de madera, cargada de cuadros terminados o inconclusos, con una pared oblicua que tiene esos ventanales propios de los pintores, para que el mundo se llene de sol. "Esta casilla la traje de la Patagonia, desarmada en paneles. Es de lenga y ciprés. La traje en un Scania Vabis, veníamos cargados de cueros de vaca doblados. La caja estaba llena de charcos de sangre, que chorreaba de los cueros", dice Alzugaray. En sus palabras empiezan a asomar los colores.
Santoro le pide que dé vuelta un cuadro, porque está guardado con el reverso hacia fuera. Lo da vuelta y aparece una explosión de color. "Fíjensé, este cuadro tuvo una pequeña rotura. Resulta que lo atropelló un caballito de Dalla Lasta..." Claro, hay que pedir alguna explicación. El cuadro -que se titula "Paisaje desfasado"- iba a una exposición, en la caja de un flete, junto con un caballito esculpido por (Ricardo) Dalla Lasta. El fletero frenó de golpe, el caballito estaba mal atado y con el hocico rompió el cuadro del Vasco. Ahora está arreglado.

Tiene varios cuadros comprometidos, que no puede terminar ahora. Presume que "cuando pase el verano" probablemente los termine. Alega una excusa doméstica que, más tarde, su mujer, la guitarrista y concertista Silvia de la Serna Centeno, relativiza. Los que le encargaron los cuadros lo llaman, lo intiman: "Vasco, para cuándo..." El asegura que sigue pintando: "Pinto todo lo que puedo. Y voy a volver al óleo, a mi viejo amor". Ahora pinta con acrílico.

Entrerriano de nacimiento -y de allí le queda el amor por los pastos- vivió luego años decisivos en la Patagonia, en Esquel, desde donde trajo la casilla y la amistad perenne de un colega pintor, Miguel Angel Guereña, al que no olvida. En Esquel creó el Instituto de Arte (IADE) donde además de plástica se enseña música, teatro, danza y coro. Para el Vasco "el arte nunca fue un simple juego estético; por el contrario, es compromiso social y una forma de ser solidario" dijo hace poco el escritor y periodista Luis Pazos. Por su parte, en otro conocido artículo, la licenciada Cuca Aramburú alude a los ricos valores humanos que tiene Miguel, resaltando no sólo el valor de su obra sino su hospitalidad y sencillez.

En su condición de integrante del grupo Pintores argentinos expuso en museos y galerías, pero acentuó también su presencia plástica en sedes sindicales, en barrios, bibliotecas populares, en sedes políticas y en muchas instituciones vecinales y culturales. Para Alzugaray, como dijo Pazos, el arte debe llegar especialmente adonde nunca llega.

Nacido en Gualeguay, realizó sus primeros estudios con el pintor Mario Gargatagli, en la Escuela Municipal de Bellas Artes de Paraná. Egresará luego como profesor de pintura en la facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata y en ese mismo año, 1959, es becado por el Fondo Nacional de las Artes. Fue docente a nivel universitario y terciario, para ejercer también la docencia particular. Ha sido distinguido por numerosos premios en diferentes salones y bienales. Realizó muchas muestras individuales y colectivas en el país y en el exterior. Fue director del Museo Municipal de La Plata (Mumart) y sus obras forman parte de museos y colecciones particulares del país y del extranjero.

¿Cuál es su color preferido?
No tengo colores preferidos. Me gustan los colores cálidos. Y también los fríos.

¿Desde cuándo sintió que iba a ser pintor?
Yo tenía facilidad para dibujar. En los pizarrones de la escuela yo hacía los dibujos patrios, con tizas de color. La casa de Tucumán, el 25 de Mayo con la gente en la plaza con paraguas. Un profesor me dijo, mirá que en esa época no existían los paraguas. Pero mi vieja era docente. Era espectacular. Muchos años después encontré ilustraciones didácticas hechas por ella, maravillosas.

¿Usted es figurativo, es abstracto?
Pasé por todas las expresiones. No sé. Mirá, nací en Entre Ríos. Me crié entre lagunas y esteros. Es un milagro que no haya muerto ahogado. Es más, yo debería estar muerto porque una vez me rescataron casi ahogado y me sacaron. Pero en Entre Ríos vi los pastos. Desde entonces pinto pastos, pastos, pastos. Ahora estoy pintando cosas que tienen que ver con los esteros y arroyos de mi infancia.

Usted es un conocido y muy buscado maestro de pintura.
"La verdad es que quiero tener pocos alumnos ahora. Los alumnos te matan. Por suerte estoy jubilado, hace mucho. Hace tanto, que estoy jubilado de jubilado".

Si usted tuviera que colorear al tiempo, ¿qué color elegiría?
"Yo siempre hablo de claves tonales. Ultimamente estoy soñando mucho en colores. El violeta, mucho.

¿Cuáles son sus pintores argentinos predilectos?
"Carlos Alonso, el principal. Y claro, Emilio Pettoruti, cuya obra es maravillosa. Pero además era un hombre de una generosidad incomparable. Le compraba cuadros a todos los pintores que iba conociendo. Fue un tipo extraordinario. Además, digo que refundó el Colegio Nacional, a la manera de cómo lo había concebido Joaquín V. González.

¿Y de los pintores universales?
"Picasso, que era la quintaesencia de la pasión. Además era muy torero, amaba la lidia.

¿Qué opina del rol que juegan los galeristas?
"Siempre me gustaron. Hubieron galeristas muy buenos, Povarché, Bonino. Ayudan muchísimo a los pintores.

La Plata parece volcarse hacia el muralismo. ¿Usted está de acuerdo con la decisión de hacer murales en algunos frentes de la Ciudad?
"Si, claro, cómo no lo voy a estar. Pero me gustaría que los pintores sean jóvenes, todos jóvenes. Nada de convocar a viejos."

Pero si a usted lo llaman, ¿se negaría?
Me llamaron muchas veces.

¿Y..?
"Se enojaron porque yo les dije: bueno, acepto, pero voy a ir con un pincelito y voy a dar una pequeña pinceladita así (y con la mano hace como si pintara un puntito). Y que el resto del mural lo pinten los jóvenes. He visto murales muy hermosos pintados por los jóvenes".

Más sobre el Vasco Alzugaray
Casado con Silvia Centeno -una concertista que integra una familia ligada a la música de la provincia de Buenos Aires, con una tradición guitarrística que viene de Abel Fleury y otros grandes- el Vasco Alzugaray dialoga todos los días con el color, que es el hermano más querido de su pintura. Estuvo relacionado -aunque no lo integró- al Grupo Si, formado en la década del 60 por César Ambrossini, César Blanco, Nelson Blanco, Horacio Elena, Omar Gancedo, Saúl Larralde, Carlos Pacheco, Lalo Painceira, César Paternosto, Alejandro Puente, Horacio Ramírez, Roberto Rivas, Carlos Sánchez Vacca, Dalmiro Sirabo, Juan Antonio Sitro, Hugo Soubielle, Mario Stafforini y Antonio Trotta, entre otros. Desde hace más de 60 años el Vasco sigue siendo, según lo definieron algunos de sus colegas, el gran colorista de La Plata.