Juicio por la embarazada infectada con VIH: declararon las técnicas del Hospital San Roque que realizaron la transfusión y personal del San Martín

Por Natalia Buiatti
de ANALISIS DIGITAL

Musich contó este martes que para hacer transfusiones en el hospital materno infantil debían fijarse los resultados de los análisis que figuraban en el “libro de los técnicos o libro de donantes”. Allí quedaban registrados todos los resultados serológicos, el factor sanguíneo y los datos del donante. “Para hacer las transfusiones sólo teníamos que corroborar con ese libro, pero por mayor control, a veces mirábamos el de los bioquímicos", aseguró sobre el mecanismo de desempeño. "Para nuestros registros, esa sangre siempre fue negativa”, recalcó. La frase se viene repitiendo desde el inicio del debate por varios de los testigos y hasta por Alcain.

La mujer contó cómo era la metodología de trabajo, y si bien reconoció algunos cambios después de lo sucedido, insistió con que los controles eran diarios y estrictos. “La sangre no se preparaba hasta tanto no supiéramos que era segura. Si aún no estaba los análisis, se guardaban las bolsas en la misma heladera pero en un contenedor, en la parte inferior. Además, todas estaba rotuladas”, relató.

Al día en que se enteró de que habían transfundido una bolsa de sangre positiva, Musich no pudo graficarlo. “No sabría como describir ese día, no puedo decir lo que sentí cuando me enteré”, expresó. Aunque de inmediato aclaró: “Si volviera a esa situación, haría mi trabajo tal cual lo realicé en ese momento”, asentó, segura de los pasos dados.

“Ese mismo día llegó Alcain y me dijo que había ido con Zanaschi al San Martín para hablar con Crámaro. Después salí de vacaciones, aunque cada tanto preguntaba como seguía el caso, e insistía en por qué no se le comunicaba a la paciente, a lo que me respondían que primero había que ubicar al donante para repetir los análisis”, continuó el relato.

Musich también puso sobre el tapete cuando se enteró que Zanaschi había puesto una denuncia por falsificación de documento público. “Luego de esa presentación en la Justicia, nos reunimos para ver las discordancias que había en los distintos registros que manejábamos en el Servicio. Después de esos encuentros firmamos una nota pero no recuerdo bien cuál era el motivo”, contó. Sin embargo, minutos después reconoció que por ese escrito, Zanaschi fue trasladado.

La empleada de Hemoterapia, además subrayó que el bioquímico que envió las muestras al San Martín para ser analizadas fue quien debería haberlas seguido. “Los bioquímicos son los responsables de hacer el seguimiento de las muestras enviadas”, marcó en referencia a Zanaschi. “No sé cómo se arreglaban entre ellos -por los dos bioquímicos-, pero si a mí me hubiese tocado enviar sangre a otro lugar, me hubiese interesado por saber qué pasó luego con eso que mandé”, reafirmó.

Antes de finalizar su testimonio que se extendió por más de dos horas, Musich deslizó que un compañero de trabajo, Fernando Miranda, contó en una de las reuniones realizadas que en una oportunidad, Zanaschi registró cinco resultados serológicos negativos cuando en realidad hubo tres donantes. “Llegaron cinco personas para donar, pero efectivamente se realizaron sólo tres donaciones. Quizás dos de las extracciones fueron escasas, a veces las venas se rompen o los pacientes se descomponen por lo que no se puede continuar con la donación. Pero Zanaschi registró cinco resultados serológicos negativos”, alarmó ante los presentes.

Por otro lado, Griselda Patricia Crovetto, la otra técnica en Hemoterapia de guardia en día de la transfusión, narró que se enteró de lo sucedido cuando volvió de sus vacaciones. “Pregunté si le habían comunicado a la paciente y me respondieron que primero debían buscar al donante”, resaltó.

La mujer señaló que ese día, “como todos, corroboramos todos los datos antes de la transfusión”; pero indicó que “últimamente no trabajaban tranquilos porque los registros de resultados faltaba cada vez más”. Crovetto explicó que cuando la sangre estaba en cuarentena porque faltaban reactivos, en los libros se marcaba con un círculo. “Cada vez había más circulitos en el libro de los bioquímicos y había discordancias con el registro de los donantes. Yo alerté de esa situación a Daniel Langhi -coordinador de los técnicos-, y me ratificó que nosotros sólo debíamos contemplar el libro de dadores porque era el único que tenía validez legal”, manifestó.

La técnica recorrió los mismos pasos que su antecesora en el relato y volvió a recordar las reuniones entre sus compañeros. “Hicimos una nota porque los técnicos ya trabajábamos con desconfianza de lo que hacía Zanaschi. Además, él puso en duda nuestro desempeño”, remató.

El relato de los técnicos del San Martín

El primero de los testimonios de ese nosocomio fue el de Ana Gabriela Redondo. La trabajadora de Salud recordó cuando vio llegar a Alcain a Infectología para hablar con Crámaro. “Alcain estaba solo, llegó con una papelito y se reunió con Crámaro y Zacarías”, certificó. Redondo dijo que después de anoticiarse el sector en el San Martín, desde el Programa provincial de VIH/Sida (que funcionaba en el mismo espacio físico que Infectología) se llamó a la mujer afectada y al donante. “El dador tardó en acudir al llamado, pero la mujer fue rápido”, recordó.

La técnica del San Martín no certificó que en ese lugar haya trascendido la información y no pudo asegurar que una paciente en el lugar haya escuchado una conversación en la que se repetía el nombre completo de la mujer infectada.

En la misma línea, María del Rosario Falcone, también trabajadora del San Martín, agregó que si las muestra llegaban de otro hospital, no se registraban en los libros del San Martín, a diferencia del relato del administrativo y la bioquímica del mismo hospital.

También declaró Lucas Lencina, pero no recordaba ni siquiera su declaración en la instrucción de la causa.

“Zanaschi registró cinco resultados, cuando en realidad fueron tres donantes”, reveló Miranda

Fernando Miranda, técnico suplente del San Roque, reveló este martes que en el Servicio, “venía habiendo algunas discordancias” en los libros de registros. “Un día, llegaron cinco dadores al hospital pero sólo tres pudieron efectivizar la donación. Sin embargo, Zanaschi registró el resultado negativo de los cinco dadores en el libro de bioquímicos. Cuando yo advertí eso le llamé la atención. Él se ofuscó y reclamó: ‘qué barbaridad, cómo no nos avisan de que sólo había tres muestras y no cinco’”, advirtió.

“Seguro que a esos dos donantes se les pudo hacer la primera extracción para analizar pero luego la donación no se pudo concretar por algún inconveniente posterior”, completó.

El caso

Debido a un cuadro anémico, la víctima fue sometida en octubre de 2006 a una transfusión de sangre en el San Roque. Posteriormente dio a luz a una niña y retomó su vida normalmente, junto a otros dos hijos de 8 y 2 años y a su esposo.

Recién en abril de 2007, una vecina que había concurrido al área de Infectología del San Martín, le dijo que se pusiera en contacto con los médicos de ese lugar. Esa vecina, como otros pacientes, había escuchado una conversación entre personal del hospital, en la cual se mencionaba el nombre completo de la mujer en cuestión.

Así de casual fue la primera información, y muchas de las siguientes, ya que el peregrinar de esta familia no halló en las semanas subsiguientes respuesta oficial alguna, pero sí numerosos rumores del caso de “contagio por error”.

Al cabo de un tiempo, la familia de la víctima recaló en el Juzgado de Instrucción Nº 8 de Paraná, donde se enteró de la denuncia que había formulado el entonces titular del programa Sangre Segura, Carlos Zanaschi, sobre lo cometido.

Recién cinco meses después de la transfusión, se le informó que debía realizarle análisis a sus hijos y esposo. Incluso el niño del medio, que al nacer su hermanita tenía 2 años, había vuelto a ser amamantado, lo que aumentaba aún más el riesgo.

A un año del contagio, la familia logró enterarse, a fuerza de preguntar ya que nadie les informó oficialmente, que en realidad las muestras habían sido remitidas de forma incorrecta y por eso los resultados eran parciales.

El Tribunal, compuesto por Hugo Perotti, Miguel Ángel Giorgio, y José María Chemez, dispuso un cuarto intermedio este jueves a las 9, oportunidad en que se reabrirá el debate.

La querella está compuesta por Miguel Ángel Cullen y Miguel Retamoso.

A la defensa de Coronel Campana la ejerce Noemí Berros y Martín Uranga, y a la de Alcain, Raúl Barrandeguy. En tanto, la Fiscalía está a cargo de Cecilia Goyeneche.

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