A través de un taller, los profesionales de la UBA, dieron a conocer el informe Investigadores de la Universidad de Buenos Aires (UBA) donde se recomendó extremar las medidas de prevención de enfermedades, informó El Diario.

También se aclaró que la quema de pastizales es una medida “positiva” en determinada época del año, y a determinados niveles. En ese sentido, aclararon que "no se trata de salir a matar ratones, sino de redoblar las medidas de prevención de enfermedades".

Los científicos, que pertenecen al área de Ecología de Humedales del Departamento de Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, realizaron un trabajo de campo, desde el arroyo Barracoso al arroyo San Lorenzo, donde se capturaron animales vivos en la zona de mayor población de roedores y se les extrajo sangre para "encontrar portadores de leptospirosis para la identificación precisa de las especies". Los análisis recién estarán en 20 días.

Estudio
Los científicos recordaron que la especie que predomina en la zona de islas es la rata colorada y no es común verla durante el día, sino en horarios nocturnos. Estos roedores se adaptan para la natación y no sólo habitan en las islas del río Paraná, sino que viven en diversos ambientes acuáticos como lagunas, se alimentan de plantas acuáticas y domésticas.

En cuanto a las causas del aumento de la población, indicaron que siempre existieron, pero ahora se las visualiza, incluso de día, debido a la creciente del río Paraná, que las obliga a migrar a espacios o refugios más altos como la conexión vial Victoria-Rosario.

Los roedores, indicaron los investigadores, "se los visualiza ya que se dispersan por falta de espacios y refugios convirtiendo a la conexión vial en un sitio de acumulación, porque circulan a lo largo del valle aluvial del río Paraná y dado a la gran circulación de vehículos por el viaducto hace que la sociedad pueda apreciarlos como algo reciente, mientras que estas especies siempre han existido en las islas victorienses".

Por esa razón, como consejos o conclusión del estudio de campo que realizaron los profesionales de la UBA, en primer lugar consideraron "acertado" las medidas aplicadas a los pobladores de la zona de islas, en cuanto a las recomendaciones de prevención. Además, aseguraron que no hay riesgo en el consumo de pescado, porque no es el transmisor de ninguna zoonosis.

En cuanto a la quema de pastizales, se indicó que es una medida positiva en determinado nivel y época del año, pero advirtieron que "no se trata de salir a matar ratones, sino de redoblar las medidas de prevención de enfermedades".

Y por último, indicaron que continuarán con el estudio de las poblaciones naturales silvestres en las islas para comprender la dinámica de sus poblaciones".

Escuelas
Además del estudio efectuado por los investigadores de la UBA, la Municipalidad de Victoria requirió –ante la creciente del río Paraná y la proliferación de roedores en la zona de islas y los casos de sospecha de leptospirosis y hantavirus– que la Dirección de Epidemiología revele la situación sanitaria de las nueve escuelas que se encuentra en la zona.

Del informe, se detalló que los establecimientos educativos -Nº 26 y 45-, están en condiciones de dar clases, ya que los roedores no estaban dentro del edificio escolar sino en las escaleras y patio, por lo que se recomendó extremar la limpieza del lugar con hipoclorito de sodio al 10 %, para de esa manera prevenir el hantavirus y leptospirosis.

En tanto, en la escuela N°45 se observó gran cantidad de materiales en desuso acumulados debajo, lo que el equipo de Epidemiología recomendó retirarlos para evitar que los roedores colonicen el lugar.

En la recorrida que se hizo desde el puerto de Arroyo Seco (provincia de Santa Fe) y la Isla del Brasilero, donde se encuentra la escuela flotante Nº 42, se indicó que el establecimiento está en condiciones y no presenta riesgo alguno para la comunidad educativa.

Sin embargo, en la escuela Nº 3, luego de la inspección se decidió la evacuación de los dos maestros y suspensión de clases ya que el agua cubría el acceso a la escuela y por lo tanto quedaba en un lugar reducido de tierra, la que fue invadida por roedores. Esta situación ponía en riesgo –según se dijo– la salud de sus ocupantes.

Asimismo, el equipo de Epidemiología recomendó que "personal capacitado, coloque cebos rodenticidas guardando todas las medidas de bioseguridad aconsejadas, y así también, antes de re-utilizarla, realizar las refacciones necesarias". La escuela no puede volver a ocuparse hasta tanto no sea reacondicionada", se indicó.

La escuela flotante Nº 37 también fue visitada por los inspectores, pero como está vacía, no hubo informe al respecto. En la escuela Nº 40 (ubicada en pilotes), tiene agua estancada hasta la escalera de ingreso, y debajo de los pilotes, donde se encontraron "muchos roedores muertos" y por lo tanto "no está en condiciones de que se retomen las clases", las que habían sido suspendidas por licencia de la docente. Lo mismo sucede en la escuela Nº 58 (flotante), que está cerrada y por lo tanto no se dictan clases.

En el recorrido desde San Lorenzo --se detalló en el informe– los agentes observaron, desde afuera, las escuelas 24 y 41, ya que los docentes no concurrían. "Ambas se encuentran lejos del agua, la única recomendación para una de ellas es colocar tarimas para el ingreso ya que para acceder por la costa, se debe cruzar un cúmulo de agua de aproximadamente un metro de ancho", se indicó.

Por último, en la Escuela Nº 46, se indicó que está en condiciones y para el acceso se debió cortar un alambre perimetral para que de esa manera puedan ingresar por allí, ya que los desniveles que presenta el terreno permiten la acumulación de agua pero no impiden el ingreso a la escuela.

En este caso, se aconsejó que "se realice el contra piso debajo de la construcción lo cual dará más seguridad en el futuro, evitando la humedad que queda acumulada en el lugar como así también sería conveniente realizar la conexión del agua porque actualmente se debe buscar con baldes desde la costa".

En el informe se destacó "la dedicación de la docente, Norma Leiza, en asegurar un lugar que ofrece contención para los niños que allí concurren como así también su colaboración en la recorrida de la zona para visitar a los pobladores del lugar".

Del relevamiento participaron además de los agentes de la Dirección de Epidemiología, personal de la Municipalidad de Victoria, del Hospital Fermín Salaberry, personal de Prefectura y de la Policía de la provincia.

El pescado no es transmisor
No hay posibilidades de contagio de hantavirus o leptospirosis por consumir pescado. Así se indicó tanto en el informe que presentó la Universidad Buenos Aires como el Instituto del Alimento de Rosario.

Los especialistas rosarinos afirmaron que "si se consume cocido, no hay posibilidades de contagio, aunque el pez haya ingerido algún roedor contaminado".

"Es sabido que algunas especies ictícolas, como el dorado, se alimentan de roedores y esto siembra temor en los consumidores que ante la duda, prefieren no comprarlo; pero eso es un error porque en nuestra forma de alimentación el pescado se consume cocido, es decir que en el caso de existir algún virus, es eliminado por la temperatura de la cocción", se indicó desde el Instituto del Alimento de la Municipalidad de Rosario.