La veintena de obispos que debatió durante dos días en la sede de la CEA de la calle Suipacha estableció los parámetros del encuentro en el que definirán a su nuevo presidente.
Como hace tres años, los obispos deberán elegir a su titular mediante voto electrónico y hasta que uno de los postulantes logre al menos dos tercios de aceptaciones.
En ese sentido, según publicó A24.com, quienes partieron con ventaja dentro de la aceptación de los obispos son Lozano, José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe, y Héctor Aguer, arzobispo de La Plata.
Por su parte, Arancedo además de ejercer su pastorado en la capital santafesina es miembro de la Mesa Ejecutiva de la CEA, junto con Héctor Villalba, recientemente jubilado como arzobispo de Tucumán.
Del otro lado, el ala más conservadora de la Iglesia apunta como candidato a Aguer, quien es presidente de la Comisión Episcopal de Educación y suele tener pronunciamientos fuertes como cuando describió a la materia escolar bonaerense Construcción de Ciudadanía como "neomarxista y gramsciana".
Según cuentan voceros episcopales, tiene buenos contactos en Roma, ciudad que visitó frecuentemente en los últimos meses, apoyados por las gestiones de su amigo Esteban Caselli, ex embajador en Roma durante el gobierno de Carlos Menem, y del representante del Vaticano en la Argentina, Adriano Bernardini.
Esta situación también lo toma como postulante para el cargo de arzobispo de Buenos Aires, la otra discusión que se avecina, pero en la que no existe una votación propiamente dicha.
Luego de que el 18 de diciembre Bergoglio presente su renuncia en Roma, el Vaticano puede tomarse un tiempo prolongado hasta designar a su sucesor, lo que mantendrá al cardenal al frente de una diócesis que tiene bajo su órbita 400 sacerdotes, 200 parroquias, 300 colegios y más de 3.500.000 de fieles.
Dentro los sus posibles reemplazantes para este cargo, que trae aparejado el título de cardenal primado que lo ubica, por ejemplo, como votante en una posible elección papal, está también el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik.