(desde Gualeguaychú, de ANALISIS DIGITAL)

Fue quizás uno de los sábados más previsibles, en cuanto al clima que existió. No hubo nubarrones y todo estaba previsto para que sea una verdadera fiesta, pero esta vez, las sorprendentes lluvias caídas en la zona en los días recientes, provocaron la notable crecida del río Gualeguaychú y la casi desaparición de playas y zonas de campings, por lo cual una importante franja de turistas tuvo que emigrar de la ciudad antes de tiempo. Por eso fue seguramente que los números de espectadores no superaron las 22.000, cuando se esperaba una cifra mucho mayor. No obstante, fue uno de los mejores espectáculos en esta edición 2012; por el fervor del público -en especial tras el paso de Marí Marí, que arrancó minutos antes de las 3 de la madrugada, cuando la temperatura había descendido varios grados- y por el nivel de paridad que tuvieron las comparsas.

Papelitos arrancó con un ritmo infernal pasadas las 23, lo que provocó el inmediato enganche del público. La comparsa de Juventud Unida recobró su estructura original, con un Leo Pichinato en su mejor nivel coreográfico -después de la ausencia del sábado pasado-, siempre bien acompañado de Pamela Martínez y Germán Farabello, cuyo trío siempre resulta clave en la estructura de la Comisión de frente. “l que pasa con las palmas Gualeguaychú”, impuesto por Jorge Leuze en su histórica Kamarr sonó más fuerte que nunca. Leuze no había estado tampoco la velada anterior y su retorno provocó que la gente siguiera cada una de sus iniciativas para alentar el paso de la comparsa. Lamentablemente, el grupo musical Alma Carnavalera tuvo que soportar algunos problemas técnicos, que se han venido reiterando en otras noches y que conspiran con la excelente banda de Titi Pauletti, con sus músicos y voces, donde volvió a sobresalir Ricardo Pereyra, en especial en la milonga que propone Fogón de murga, en esta suerte de reconocimiento y homenaje al carnaval popular, que cualquier turista lo puede ver en su dimensión en el corso barrial Matecito, cada viernes. Y como cada sábado, la batucada de Martín Piaggio, con la pasista Noelia Mouzo, volvieron a sobresalir en el cierre. No hay dudas que nuevamente hay una puja muy fuerte entre las batucadas de Papelitos y la de Marí Marí que lidera Mauro Andrada.

O’ Bahía volvió a instrumentar el reparto de banderines y esa decisión es clave cada noche que lo hacen. El público se identifica rápidamente y eso provoca un shock de entusiasmo y pasión en los integrantes de la comparsa. Los representantes del Club de Pescadores están viviendo la edición 2012 del carnaval de otra manera. Se nota que hay profesionalismo -donde quedan muy pocas cosas libradas al azar, como podía suceder en años anteriores-, una importante inversión, puesta en escena y margen para convocar a nuevas figuras que hicieron crecer a la comparsa en lo artístico. Uno de esos casos es el de Fanny Bianco, cada vez más afianzada en su rol en la comparsa, atravesando cada uno de los escenarios que plantean los directores Ruth Zárate y Jorge Rodríguez, en este “Golpe de suerte”, relacionado a las tentaciones, debilidades y vicios en que cae gran parte de nuestra sociedad con los juegos de azar. A ello se sumó que reapareció la bella Jésica Hereñú (ex Gran Hermano 2011), quien hizo un intenso despliegue, mezclado de erotismo y sensualidad.

Cerca de las 3 cerró Marí Marí. Muchos creían que no iba a ser fácil levantar al público tras el paso de O´Bahía, pero está visto que salieron mal los pronósticos. Sucede que el inagotable Juan Boari –animador de la comparsa de Central Entrerriano- resulta determinante. Apenas ingresó y antes del arranque de la banda de música reiteró su clásica frase “qué pasa con el Corsódromo”, anticipó que iba a salir “la aplanadora” -como se denomina a los rojinegros- y eso sirvió para que el público se volviera a poner de pié y alentara con efusividad a Marí Marí. Con la movediza Verónica Vieyra como coordinadora general –la conocida actriz, oriunda de Gualeguaychú y con vasta experiencia-, la Comisión de frente de Lino López volvió a brillar, trabajando alrededor del actor Titi Ricuitto, en esto de “Nun, rey de las mareas” que se propone y lo mismo sucedió con la escuadra de cardúmenes que lidera la exigente Mariana Cabrera. Marí Marí tiene figuras individuales que tienen brillo propio, como la histórica Teresita Pighetti o la bella Catalina Lagomarsino y un fuerte peso coreográfico en su estructura, pero esta vez se notó la ausencia de Silvana Ferrari y por ende hubo cierta desinteligencia en las últimas escuadras, antes de la banda de música de Martín Irigoyen y la batucada de Andrada, que volvieron a llevarse el aplauso del público, junto con su pasista Estefanía Rivas. Fue un buen cierre, porque el espectáculo lo merecía.