de ANALISIS DIGITAL
De entrada el local se paró bien en la cancha. El mediocampo controló las acciones y Cayetá fue una pesadilla para la defensa visitante. En los primeros 10 minutos el Rojinegro creó alguna que otra situación de gol, pero siempre equivocó los caminos. Por su parte el Verdinegro solamente se dedicó a esperar que se creara algún espacio para salir de contra.
Ese hueco apareció a los 11’. Federico Poggi, una de las figuras del elenco sanjuanino sacó un largo y sorpresivo remate, sorprendió a Blázquez y su conquista fue un baldazo de agua fría en el estadio Grella. Es que la visita ni siquiera se había aproximado al arco de Patronato, sin embargo casi sin quererlo estaba arriba en el marcador. El gol del ex Huracán no solamente dejó caras largas en Paraná, sino que también se trasladó a Santa Fe.
El equipo de Fuentes sintió el cimbronazo y se desacomodó bastante, pero con más amor propio que fútbol fue hacia el arco del rival. Fundamentalmente lo hizo con pelotas paradas y pelotazos frontales, que generalmente no tenían buen destino, era sacados por los defensores o bien morían en las manos del arquero Corti. Pero entre tanto bochazo, el golero sanjuanino dio un rebota y Fayart se lo perdió.
Promediando la primera mitad un bajón de tensión produjo que los reflectores en el Grella se apagaran y el encuentro estuviera detenido casi 15 minutos. En el reinicio fue más de lo mismo, el local yendo como podía y la visita retrasado y esperando otro desacople defensivo.
Sobre el final de la primera etapa, Víctor Soto se pasó de rosca y vio el acrílico rojo, 1 a 0 abajo y un jugador menos, el panorama era por demás desalentador para la etapa complementaria.
A la vuelta del descanso la historia fue más de lo mismo, sin embargo por momentos pareció que el Santo se sintió mejor con 10 hombres. De todas maneras, volvió a pecar de falta de ideas, se repitió en pelotazos frontales que el rival se encargó de mandar lo más lejos posible.
San Martín se replegó aún más en su campo y si bien metió algunos contragolpes, careció de puntería. De todas maneras la mezquindad de la vista tuvo un premio más que importante, porque a falta de siete minutos Sebastián Penco marcó el segundo para la visita y sentenció la historia.
La despedida ante su gente no fue la mejor, de hecho no varió mucho de las últimas presentaciones. Afortunadamente Patronato alcanzó la meta buscada hace varias fechas, sino hoy la realidad sería otra.