Desde el vamos, Sionista se enfocó en intentar cortar los circuitos ofensivos entre Campazzo y Leiva y en congestionar la pintura para impedir que el pivote local abra los caminos para los tiros perimetrales.
La apuesta le salió a medias. El ex Boca entró poco en juego, sin embargo, la prolija circulación de balón en la media cancha generó, de todos modos, buenas oportunidades de tiro abierto. Peña las aprovechó razonablemente en el cuarto inicial y casi siempre manejó una ventaja. No muy importante, pero ventaja al fin.
Los tiros le permitieron sacar ventaja; la defensa, consolidarla. Fue muy bueno el trabajo de Leiva y Gutiérrez sobre Sandes y Rollins. Como si fuera poco para los paranaenses, Villegas se puso en tres faltas en siete minutos de partido. En ese lapso Cequeira encadenó una serie de buenas jugadas individuales para sostener el marcador (17-23) hacia el final del cuarto.
Las esperanzas no les duraron mucho más a Sioni, apenas tres minutos. En ese lapso, con la guía de un Campazzo brillante (para asistir, para penetrar y ganarse los puntos desde la línea, para rebotear y para defender), con Gutiérrez y Mata muy certeros para ejecutar detrás del arco de los 6,75 metros, Peñarol logró escapar a 38-23 en tres minutos y medio.
Esa ráfaga casi terminó el partido. Svetliza pidió minuto y dispuso una defensa zonal. Pero Peñarol la siguió peloteando a placer. Cequeira, además, se puso muy pronto con tres personales. Ni la aparición en escena de la rotación mermó el festival de puntos peñarolense, que terminó con 10/17 triples en el primer cuarto.
Claro que Hernández se cuidó de no tocar a Campazzo, quien terminó el primer tiempo con 18 puntos, cinco asistencias, cinco rebotes y tres robos. En uno de ellos, tras anticipar a Villegas, corrió de cancha a cancha y saltó espectacularmente para volcar la pelota en el aro rival ante el asombro y el delirio de todos.
Con el show de su base, Peñarol se fue al descanso arriba 57 a 35 y con sensación de partido definido. La ratificaron plenamente Leo Gutiérrez, con varias acciones de manual, y el resto con su endiablada puntería para lanzar desde lejos. A falta de 5’36’’, con el marcador 67 a 40, Hernández se apiadó de Sionista y sentó a Campazzo. Y el show dio paso al manejo de la ventaja.
Hacia el comienzo del cuarto final, la diferencia se achicó a la mitad. Pero volvieron Campazzo, Mata y Leiva y se acabaron todos los problemas
Foto: La Capital de Mar del Plata.