Un abrazo demorándose en la orilla

Este miércoles 30 de noviembre en el ciclo de escuchas “La Hora Azul”,  los músicos Carlos Negro Aguirre y Juan Quintero presentan “Abrazo".

De ANÁLISIS

Por Sofía Arnaudín 

Carlos “Negro” Aguirre y Juan Quintero resuenan en una calma compartida. La pausa en las cosas es la gesta de este Abrazo que nos congrega hoy. “Un disco registrado en vivo, que tras años de leudar en algún soporte digital, hoy compartiremos”, describe, revelando un trasfondo de andares y sentires, el sello discográfico Shagrada Medra; sello que lo encarna.

Juan Quintero es guitarrista, compositor, cantante, nacido en San Miguel de Tucumán; Carlos “Negro” Aguirre, músico entrerriano, pianista, compositor, guitarrista. La raíz está en la música.

 Encantados por la posibilidad de encontrarse en la canción,  forjaron un vínculo entrañable que se materializó en una serie de conciertos sucedidos durante los 2000. Es así que dieron vida a un repertorio con composiciones de ambos, arregladas en una danza que se retroalimentó en viajes, charlas, ensayos, distancias y que en el 2010 quedó plasmado en registro sonoro.  

“Tenemos un amigo muy querido que se llama Gonzalo de Borbón (músico mendocino) que produjo y organizó un concierto en Mendoza en el teatro Independencia que, además de que es muy lindo, tiene un piano muy hermoso, que no es un detalle menor. Gonza sabía que me gustaba mucho, por eso también eligió ese lugar y decidió grabar el concierto. Al tiempo, él hace una pequeña mezcla para que escuchemos cómo había quedado la grabación del recital y, en ese momento, fue un no de nuestra parte”, relata en diálogo con este medio, el músico entrerriano Carlos “Negro” Aguirre y argumenta “Por mi parte, por ejemplo, había marcado unos lugares en los que me di cuenta de que no había tocado lo que habíamos acordado con Juan; por su parte, un resfrío… como que uno se pone medio obse. Eso nos pasó en la primera escucha”.

Pero Gonzalo de Borbón no doblegó su insistencia artesana. “Cada tanto, Gonza me decía ‘Che ¿por qué no vuelven a escuchar la grabación?’; la escuchábamos y de nuevo se la bochábamos. Por suerte, con el paso del tiempo, en la escucha última, pasó que nos emocionamos. Tal vez porque empezó a tomar peso lo amoroso. Es un material que se fue gestando en mucho tiempo, sin apuro… esa sustancia se escucha;  hay un algo que sucede más allá de los arreglos, como una química que se da naturalmente”, relata, el músico entrerriano.

Es por eso que hoy, doce años después, en el ciclo virtual de escuchas de “La Hora Azul”, ambos artistas darán a conocer “Abrazo”. “Pienso en la necesaria distancia que lo habilitó. En ese momento quizás uno estaba en un plano de lo técnico, o con un mandato profesional de, en mi caso, no te podés presentar en un disco si estás resfriado. Y resulta que hay tanta otra cosa dando vuelta; el trabajo nuestro de tantos años, la escucha de Gonzalo, lo que tocamos ese día… entonces el tomar distancia es una cosa muy necesaria, un gesto amoroso de comprensión”, señala, Juan Quintero, como el camalotal nos enseña a andar sin prisa.

Siempre andarás en mí (Juan Quintero)

Una foto tomada en la casa de Juan –por el propio Carlos- ilustra este convite musical. El verdadero abrazo se sella  en una amistad que parte de admiración en plenitud generosa. De ahí la música y sus ejecuciones. Colgando de la pantalla del Zoom, ambos músicos navegan la memoria, reconstruyen escenas, las plasman sobre un presente que los encuentra avocados en sus proyectos personales, pero que nuevamente la pausa, los vuelca en los detalles de este nuevo lanzamiento en conjunto, los conecta con todos aquellos que han sido parte de esta gestación “El disco ni siquiera lo proyectamos nosotros”, señalan irónicamente, haciéndole honor a ese deseo que trasciende.

 

-¿Cómo se conocieron?

Carlos Aguirre: -Conozco a Juan a través de un demo (Aca Seca Trío) que me dejó maravillado. Coincidentemente, yo estaba organizando como un ciclo de compositores en Rosario; hacíamos conciertos en un lugar que se llamaba el Bar La Muestra. De ese ciclo participaron músicos de distintas partes del país e inmediatamente me imaginé una fecha con Juan. Yo estaba viviendo en Buenos Aires en ese momento, entonces nos empezamos a juntar con frecuencia para armar ese concierto. A partir de ahí surge una amistad y el deseo de seguirla; empezaron a surgir lugares donde tocar y en cada fecha, la modalidad era juntarnos uno o dos días antes para enfocarnos en un tema; después repasábamos los que ya teníamos armados. Entonces, cuando llegamos a Mendoza había un corpus, un repertorio que, en su mayoría, tenía un trabajo bastante largo; ahí también está el valor de “Abrazo”.

-¿Algún momento memorable de esos viajes?

Juan Quintero: -Hay anécdotas vistosas; también hubo complicaciones… pero, dentro de esa cierta vorágine, justamente lo que sucedía es que nosotros, donde sea que nos toque encontrarnos, era como otro tiempo; era decir: “Bueno, vamos a pasar el tema; vamos a preparar un mate; vamos a charlar; vamos a comer…”; el haber podido encontrar eso a lo largo de los años en distintos momentos de la vida –mi hija nació en el medio de todo eso, el Negro cambió de casa-…  dentro de todo ese torbellino poder sostener ese ritmo calmo, creo que ahí está lo memorable. Fue un gran tesoro.

CA: -Hicimos algunas giras en auto. Recuerdo una, que fuimos hasta Comodoro Rivadavia pero   tocando en diferentes lugares en el camino. Imagínense varios días de convivencia en el auto prácticamente; todos los días era un viaje largo para llegar a cada lugar. Yo lo recuerdo entrañable a ese viaje por todas las charlas que fuimos compartiendo. Llegas a unos lugares de intimidad al abrigo de una ruta en la que vas solo; esas rutas del Sur en las que cada tanto aparece un auto… eso mismo te induce a un estado de intimidad, de compartirnos cosas… después instancias muy hermosas en la casa de Juan, con la familia… eso va tejiendo un vínculo; te sentís parte. Eso es un regalo para mí. Yo siento que todo eso está sonando en el disco.

Todo el paisaje que llevo madura en el hueco de mi corazón (Carlos Aguirre)

 

-¿Qué es lo que más disfrutan de la sonoridad del otro?

JQ:- Lo que me pasa es que, justamente, de las sonoridades propias identificables, no queda ninguna. Nadie toca el sonido con el que se caracteriza. Ahí se arma algo que es único porque es de ambos. Yo disfruto la posibilidad de ser moldeables, de tomar la forma de lo que vaya pidiendo la cosa.

CA: -A mí me pasa lo mismo. En el repertorio habíamos tomado canciones que cada uno había versionado en sus respectivos proyectos. Acá fue el ejercicio de encontrar un sonido de los dos. Se diluye la frontera de cada uno; hay una estética que es un punto de encuentro. Con Juan pasaba que inmediatamente aparecían un montón de ideas, detalles; un acorde, una textura; un fraseo, una forma de decir… el hecho de que ambos compongamos canciones hace que se pongan en juego un montón de mecanismos que uno tiene en el momento mismo de componer, y acá era como si fuésemos los dos una misma cosa. Había como una organicidad, aún así manteniendo esas diferentes lógicas. Las lógicas de Juan me sorprendían; como sorprenderte de los lugares que el otro visita; me abrían otro universo. Yo sentía que era una oportunidad de aprendizaje muy hermosa para mí.

-Como un bienestar…

CA: -Más bien una plenitud. Y a la vez esa plenitud, en la gestación, tiene como cosas de incomodidad, en el sentido: “No puedo tocar esto que me propone”. Eso también para mí fue hermoso. Encontrar tus propios límites.

-¿Alguna canción muy querida?

JQ:  -Me quedo pensando en esto de la incomodidad, que a mí me parece fantástico porque ahí es donde íbamos siempre con el Negro. Ese lugar donde ambos tenemos que modificar para que sea orgánica la cosa. Pero hay un tema que siempre corrió por un canal muy fácil que es  Memoria de pueblo (Carlos Aguirre). Donde había de eso de decir: “Bueno, el tema es así; vos tocás, yo canto. Listo, vamos, disfrutemos”. Ese me parece muy lindo, hay algo como que queda al resguardo; una frescura, una urgencia… es lindo sentir que esas cosas sobreviven a las repeticiones, al paso del tiempo, se resignifican. Siempre es un juego dinámico.

-¿Tienen pensado tocar este material nuevamente en vivo?

JQ:-La idea, en principio, es ir a agradecerle al Gonza (de Borbón) tocando este disco para él, en Mendoza.

-Hay personas que son primordiales en los caminos…

CA: -Cuando empezamos a reflexionar sobre el disco y a filmar los videos que van a componer el lanzamiento, decíamos que los discos son muchas personas. La Pipi Mateo, mendocina, que a partir de unas fotos que habíamos sacado en la casa de Juan, ella hizo el diseño del afiche, en ese momento, para difundir el concierto, y ahora ese diseño es la tapa del disco. Hay otra persona que es Matías Jodar, ingeniero de sonido que fue el que hizo concretamente las grabaciones. Después con Gonza (de Borbón) sucedió la otra parte, la de la mezcla. Después yo me fui a Mendoza para seguir trabajando con él; le íbamos mandando a Juan para que fuera escuchando los avances y nos hiciera alguna devolución. Polo Martí nos prestó la guitarra porque, bueno, nosotros en ese momento nos enteramos que nos iban a grabar, entonces juan quería cambiar la guitarra… Juan ¿por qué querías cambiar la guitarra?

JQ:-No sé, debo haber andado con una que no me gustaba mucho en ese momento  (risas).

-¿Cuáles son sus deseos en este lanzamiento?

-JQ: -Que esto suceda con el sello Shagrada Medra que, con todas las vueltas tecnológicas, pandémicas, económicas, la verdad que es muy meritorio el sostener eso. Ver por dónde va el pulso de la cosa para que esté viva, siendo un espacio que no va por lo comercial. Entonces, en principio, deseo que nos vaya bien por nosotros y que nos vaya bien significa que sea bien recibido, una cosa compartida, que vuelva a generar ese impulso que generan los discos nuevos; la juntada a escuchar ese disco; la cuestión vincular que mueve.

CA:- Para mí es una alegría enorme porque es un trabajo que quiero mucho y que siempre imaginé que tenía que salir de nuestro entorno más íntimo porque ese concierto lo hemos escuchado nosotros y algún amigo que cayó a casa y le dije: “Me gustaría hacerte escuchar alguito de lo que hicimos con Juan ahí”. Y el deseo es que corra, que genere otras cosas; yo siento que la vida nos va encontrando, nos vuelve a encontrar. Eso es lo lindo de este proyecto, que tiene un ritmo muy orgánico en función de la vida que cada uno lleva. Para mí puede pasar cualquier cosa. Podemos armar otro repertorio, no es un disco que cierra nada, sino que va a mover muchas cosas en nosotros mismos; soy partidario de no salir ileso de esa experiencia.

 

La cita, como ya es habitual, será a partir de las 22, por el canal de YouTube de Shagrada Medra Digital. Tras esta nueva ronda, el álbum "Abrazo" pasará a formar parte del vasto Catálogo del sello independiente.

 

 

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