Según el Sistema Integrado Previsional (SIPA), entre diciembre de 2024 y julio de este año, los asalariados privados registrados cayeron de 6.258.000 a 6.244.000 (-14.000). A su vez, la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censo (Indec) muestra que la tasa de asalariados formales se redujo del 63,9% en el cuarto trimestre de 2024 al 62,3% en el segundo de 2025, mientras la de asalariados informales, del 36,1% al 37,7%.
El Gobierno puso en marcha el 29 de septiembre el Régimen de Promoción del Empleo Registrado, con beneficios para las empresas, como la extinción de la acción penal, la condonación de infracciones y sanciones, y el perdón de entre el 70% y el 90% de la deuda por la falta de pago de aportes y contribuciones a la seguridad social, dependiendo el tamaño de la empresa.
La “modernización laboral” incluida en la Ley Bases contemplaba otras medidas. Junto con el blanqueo, se reglamentó el Fondo de cese laboral o despido, en reemplazo de las indemnizaciones por despido, la extensión del período de prueba que era de 3 meses hasta 1 año, y un régimen de trabajadores “independientes” que permite contratar hasta tres empleados para emprendimientos, sin relación de dependencia.
Pese a todos esos cambios, incluyendo un menor control estatal, el sector privado regularizó 16.703 puestos de trabajo por medio de 1950 empleadores desde diciembre, según fuentes de la secretaría de Trabajo. Si bien solo pasaron algunos meses desde la vigencia del último paquete laboral aprobado por el Congreso, la cifra representa el 0,26% del total de asalariados privados registrados.
“Algunas empresas podrían decir que les conviene no registrar personal para reducir el costo laboral. Pero el blanqueo sin ninguna otra medida no da la sensación de vaya a tener mucho efecto. Nadie va a regularizar si las expectativas de actividad no van a mejorar. Difícilmente cualquier reforma tenga impacto, ya se ha probado, nunca tuvieron demasiado efecto”, dijo Luis Beccaria, economista del IIEP de UBA y Conicet.
En los últimos 40 años, la informalidad laboral fue en ascenso. Entre 1986 y 2003, subió del 26,9% al 49,4%, pese a las reformas de Carlos Menem y Fernando De la Rúa. Tras la crisis de la Convertibilidad y el repunte económico, el empleo informal se redujo hasta tocar el 32,5% en 2015. Luego, volvió a crecer, bajó al 30,8% por la pandemia y repuntó hasta el 37,7% actual, según datos de FundAr.
En el caso de la gestión actual, según los microdatos de la EPH, el porcentaje de trabajadores no registrados en el total de asalariados del sector privado pasó del 43,3% en el cuarto trimestre de 2023, al 45,5% en el segundo de 2025. "La tasa de no registro es la más alta desde que arrancó el gobierno", dijo Federico Pastrana, director de la consultora C-P, tras cruzar los datos oficiales.
En ese marco, el Gobierno impulsa ahora una segunda reforma laboral que apuntaría a extender la jornada laboral de las actuales 8 horas hasta un máximo de 12 sin el pago de horas extra, el fraccionamiento de las vacaciones, indemnizaciones en cuotas, acuerdos por empresa a la baja y salarios que atados a la productividad, a cambio de una aparente mejora a los trabajadores que pagan el impuesto a las Ganancias.
"Frente al bajo dinamismo del empleo registrado, el gobierno propone la reforma laboral y una apuesta por sectores vinculados a los recursos naturales. Sin embargo, el dinamismo en el empleo de los sectores ganadores no alcanza a compensar al resto. En este contexto, la informalidad se consolida cada vez más como un problema estructural", advirtió un informe de C-P.
Desde el inicio de la gestión a julio, el empleo privado registrado se redujo en 169.300 asalariados, la desocupación se elevó al 7,6% -el nivel más alto en más de 3 años-, y la actividad se hundió con la recesión que se profundizó en 2024, repuntó en abril de ese año y se estancó en marzo pasado, agravada por la crisis cambiaria y monetaria desde julio hasta antes de las elecciones.
"Argentina se encuentra estancada hace década y media, e incluso hay variables económicas relevantes que no crecen hace casi dos décadas. Luego de la recuperación del segundo semestre de 2024, el 2025 nos encuentra nuevamente frente a una cuasi-recesión (y decimos “cuasi” sólo para respetar los tecnicismos de cómo se define una recesión, al no haber datos que lo confirmen todavía)", indicó un informe de LCG.



