Hugo Remedi
“Ésta es una sociedad de la hipocresía, del discurso alejado de la realidad, la misma que cuando te caés te pasa por encima”, afirmó el Defensor general de la provincia (antes conocido por Defensor de Pobres y Menores), doctor Arsenio Mendoza. Señaló que es alto el nivel de reincidencia y bajo el nivel de edad de los detenidos. En relación con el crecimiento del mercado de la prostitución infantil dijo que “todas las que son desviaciones o explotación de cosas prohibidas tienen una fuerte demanda”. Aseguró que la problemática que más aqueja a los chicos tiene que ver con el maltrato y el abandono, a lo que hoy se suma el trabajo infantil. Evidenció que durante el proceso de desarrollo los chicos, en general, ven poco hacia adelante y eso lleva a algunos a buscar cualquier escape como la droga, el alcohol o el suicidio. Finalmente, reconoció que muchos de los presos adultos han pasado por institutos para menores.
-Si abordamos la problemática de los menores el tema es: ¿grave, muy grave o extremadamente grave?
-Si vos consideras la problemática de la niñez como la dificultad o el mandato legal de que el derecho protege el proceso de desarrollo de los chicos, teniendo como proceso de desarrollo aquél que busca el fortalecimiento y crecimiento de todas las actitudes de una persona para llegar a ser pleno cuando sea mayor de edad, hay dificultades y variadas. En verdad existe un mosaico de dificultades y creo que son importantes, a punto tal que lo podés ver a través de los distintos indicadores, como por ejemplo la deserción escolar.
-Pero dentro del contexto general, insisto: ¿cuál es el grado de gravedad de la situación de los chicos en nuestra provincia?
-Si lo tomamos desde el máximo de los recursos que se deben alcanzar, diría que es un concepto grave.
-¿En qué medida ha crecido la prostitución infantil y adolescente?
-No hay una forma de medirlo porque lo único que uno tiene son los indicadores cuando detectan el conflicto, pero lo que no está, o no se transparenta, o lo que no flota no lo conocés. Pero me decía en alguna oportunidad la diputada Lucy Grimalt que en el mundo el turismo sexual está en tercer lugar en cuanto a la generación de divisas. Todas las que son desviaciones o explotación de cosas prohibidas tienen una fuerte demanda. Quizás, a partir de este concepto de que todo se puede comprar y de que todo lo que satisface puede conseguirse a mano, uno podría afirmar, en este tema específico, que los índices se han incrementado. No en vano Francia, que es el país que en alguna medida lideró siempre los procesos de reconocimiento de los derechos universales e individuales, hoy es uno de los pocos que sanciona los delitos extraterritoriales, como el caso de los delitos sexuales o la pornografía infantil. Es decir, el francés que sale en una excursión de sexo infantil cuando vuelve lo juzgan como si fuera un delito cometido dentro de su propio país.
-¿Esta problemática se inicia en la propia familia, o al menos es la que potencia este tipo de conductas con las chiquitas?
-Lo que pasa es que hoy el concepto de familia es muy extenso, muy ampliado a incluir en ella a todos los que conviven en un mismo lugar. Entonces familia es, en principio, para el chico aquello que le sirve para que él pueda crecer y para que pueda ser persona. En ese punto hay mucho entendimiento, muchas formaciones que son ensamble pero que no tienen, por ahí, el vínculo propio de una familia de sangre o del afecto, sino que tienen vínculo circunstancial de convivir o compartir un espacio o sólo determinadas cosas.
-Pero insisto, ¿el problema de la prostitución lo potencia la calle o la propia familia?
-Hay un entorno familiar que en alguna medida no reprocha, no pone personalidades fuertes a imitar o las personalidades que ponen tienen muchos flancos o toleran este tipo de cosas. Por otro lado, la sociedad sabe muchas veces sobre el comportamiento de los chicos y no lo reprocha.
-A propósito ¿el hambre genera delincuentes?
-No, no es que lo fabrica pero, a partir del estado de necesidad, es decir cuando los chicos crecen y deben hacer algo para sobrevivir y no hay respuestas, comienza la lucha donde está todo permitido porque es una de las reglas que te enseña el mercado de consumo, y las reglas del mercado son esas: en principio está todo permitido, entonces, cada uno busca sobrevivir por las suyas. Es definitiva, “hacé la tuya” dicen las reglas, “arreglate como puedas”, “hacé lo que te gusta”, “sentite bien”, y así se van conformando todos esos desplazamientos que son conformaciones de bienestar pero transitorios, no tienen los lazos que se tenían históricamente ni los vínculos profundos que dan los vínculos sanguíneos.
-¿Cuántos presos menores hay en la provincia?
-Tanto el provincial como el nacional es un sistema que apostó a un enfoque positivo como diciéndole a los chicos: “si ustedes delinquen les vamos a dar una segunda oportunidad”. Y se armó, antes de toda la reforma de la convención de los derechos del niño antes de los ´90 y de la reforma constitucional en el ´94, un sistema al que nosotros describimos, como para ser gráficos, como la zanahoria y el burro puestos adelante. Entonces, si vos aceptás las reglas, tuviste un problema, podes salir, superarlo y encaminarte por otro camino positivo que te va a ayudar a insertarte en la sociedad de los adultos. Hoy tenemos una franja de entre 16 y 18 años que son los imputables relativos, podríamos decir, del derecho penal que contraría la convención porque establece la edad del menor en los 18 años y dice que por debajo de esa edad el Estado tiene que establecer cuál es el límite de la capacidad penal de los menores. Entonces, se encuentran con que si corren la edad penal van a tener que habilitar otras edades porque nosotros tenemos una escalera de capacidades. No puede ser que un chico esté penado porque cometió un delito y por otro lado no pueda votar.
-En Entre Ríos algunos sostienen que el nivel de reincidencia de presos adultos es alto.
-Sí, es alto el nivel de reincidencia y es bajo el nivel de edad, es decir, son muy pocos los presos mayores de 30 años. Esto lo vemos en las visitas carcelarias, y la mayoría de los presos han pasado por algún sistema de minoridad...
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