Silvio Méndez
La semana pasada se llevó a cabo en la Facultad de Ciencias de la Educación una jornada sobre Ciudad, comunicación e intervenciones urbanas. En el encuentro participaron grupos de Paraná, Santa Fe y Rosario que tienen entre sus modos estéticos y políticos tomar el espacio público de la ciudad como soporte de sus mensajes y formas expresivas. Los integrantes rosarinos de En Trámite y Pobres Diablos, junto a la paranaense Cofradía del MAR, los santafesinos de Las Puertas son de Adorno y el dibujante local Lucas Mercado, narraron sus experiencias y el fin que los motiva a dejar sus huellas en las calles. En los relatos de los mismos protagonistas se pudo percibir el claro contraste entre quienes llevan adelante estas prácticas de un modo que el arte o intervención interpela y se constituye en crítica social, de otro distinto que sólo sostiene pequeñas pretensiones narcisistas.
Con antecedentes milenarios como los hombres de las cavernas, que dejaron pintadas sobre las oscuras paredes de las cuevas que habitaban la silueta de sus manos, o con referencias históricas más cercanas como el movimiento artístico situacionista que participó activamente del Mayo Francés de 1968 y que inspiró aquel famoso graffiti “la imaginación al poder”, la motivación por dejar la inscripción de una idea o palabra en el lugar donde uno habita siempre ha estado presente. Nuestra misma ciudad tiene esas huellas que, en ocasiones, dejan de pasar inadvertidas por el ajetreo cotidiano. Si uno se detiene y por un momento extraña la mirada, en los muros, en las calles, en el espacio urbano intervenido, también se dicen cosas.
Organizado por la cátedra Problemas Contemporáneos de la Comunicación de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), el fin de semana se llevó adelante un encuentro sobre Ciudad, comunicación e intervenciones urbanas. La titular de la materia, Claudia Kozak, explicó en la apertura que esta jornada nació a partir de generar una actividad en relación con su programa de estudio donde se vinculan en gran medida las culturas jóvenes y el espacio público. La calle como un lugar donde algunos grupos intentan encontrar su pertenencia y no un mero espacio de paso. Asimismo, Kozak refirió a su estudio sobre los graffitis en la Argentina. “Esto no era una investigación de intervenciones urbanas en un sentido general, pero me encontré que lo pensado a fines de los años ‘80 que tenía que ver con graffiti, se fue ampliando de una manera muy evidente hacia otras prácticas de inscripción del espacio público. Si bien esto dio como resultado un libro más bien sobre graffitis, en verdad estaba tratando de pensar cuestiones que no necesariamente ligaba con esto, pero sí con la idea más general de la huella que se deja en el espacio público con fines diversos. Dentro de esto aparecen con mucha visibilidad y relevancia a lo largo de toda la década del ‘90 y en lo que va del nuevo milenio, cierto tipo de intervenciones urbanas de artistas individuales o colectivos que imprimen esa huella a partir de un proyecto artístico”.
Respecto de los precedentes de estas expresiones, se señaló que “la idea misma de intervención urbana no es una novedad, no aparece en los ‘90, pero sí es cierto que, al menos en la Argentina, empieza a ganar la calle de manera más visible. Si bien hay grupos y artistas que lo hicieron antes, y por supuesto debido a la coyuntura particular que vivimos los argentinos en el contexto del 19 y 20 de diciembre de 2001, esa misma visibilidad se hizo mucho más notoria. Incluso, gente que venía trabajando desde mucho tiempo antes, comienza a ser reconocida, no en términos de darle un honor, pero sí con la idea de ‘hay gente que está haciendo cosas en la calle’”.
Trazando una línea entre los grupos de intervensionistas que sistemáticamente llevan adelante una práctica en las calles de los que toman los muros como uno de los tantos medios de expresión, Kozak repasó distintos tipos de inscripciones urbanas. Los más usuales son los graffitis de leyenda, de amor, personales o frases ingeniosas, “eso es lo que en la Argentina y Latinoamérica se llamó graffiti desde la década del ‘60 en adelante, a imagen y semejanza de los del Mayo Francés. Sin embargo, en otros lugares del mundo se refiere a las piezas, verdaderas pinturas murales, de estilo hip hop”. Las piezas de hip hop que son cuadros complejos, leyendas con distintos estilos de letra que adoptan formas geométricas en tres dimensiones, sin una línea principal. Los casos más elaborados también integran luces y sombras de los distintos colores utilizados. En el caso de los esténciles -confeccionados sobre la base de una plantilla flexible calada-, “se da bastante una retórica irónica a través del juego entre palabra e imagen, aunque no es la única modalidad. También están los tag (etiqueta o rúbrica), que son firmas encriptadas muy relacionadas con las subculturas hip hop. Graffitis muy codificados según el estilo, con una desestructuración muy particular”.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)