-Aispurú, de Alsogaray a Kirchner. El ex referente del liberalismo concordiense, Eduardo Aispurú, parece ser un componente fundamental de la construcción de poder bustista. Pareciera también que el gobernador no se siente seguro si no introduce en su entorno alguno de estos personajes. Por eso muchos innombrables están donde están. Al nominarlo como delegado del gobierno provincial en el Directorio del Nuevo Banco de Entre Ríos SA, el ex dirigente de la desaparecida Unión del Centro Democrático (Ucedé) y antiguo aliado de Busti vuelve a ubicarse en las primeras filas de la política entrerriana. En la tarde noche del 10 de diciembre de 2003 se lo vio con su traje oscuro en el palco montado en la explanada de la Casa de Gobierno. Desde allí, los más cercanos al gobernador entrante seguían por las pantallas gigantes de televisión el acto de traspaso del mando. Su cara sonriente, intercambiando comentarios con José Mouliá y Alejandro Bahler, hacía presagiar que alguna función iba a tener en el flamante gobierno. Algún motivo de recato contuvo al gobernador en aquellos primeros tiempos de su tercer mandato, hasta que entrevió la oportunidad de colocarlo como “su hombre” en la principal entidad financiera de la provincia. Cuando lo que aparece como repetido en este nuevo proceso es Aispurú, en muchos corrillos se piensa que nada puede cambiar. Residuo de la Unión del Centro Democrático concordiense, fue concejal durante dos períodos. Forma parte de una fuerte alianza que Busti comenzó a tejer hace ya muchos años y que se consolidó al calor del menemato. En aquellos años, el entonces presidente de la Sociedad Rural de Concordia, de profesión contador y apellido patricio, Arruabarrena, supo pispiar que el progresismo de Busti dejaba flancos que se podían trabajar, y se dio a esa tarea. En el elenco de notables ganaderos concordienses quien se destacaba por su inserción y capacidad para establecer relaciones políticas era Eduardo Caminal, que llegó a estar en la conducción nacional de la ex Ucedé.
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-Alianzas. Algunos observadores recordaban que la histórica actitud zigzagueante de Jorge Busti lo termina convirtiendo coherente. La coherencia de Busti estriba en hacer un giro a la izquierda y doblar a la derecha; en definitiva, en dejar contentos a muchos, aunque luego no les cumpla. El gobernador desarrolla una gimnasia afinada para salir de los caminos escabrosos y sorprender con movimientos inesperados. Días antes de instalar a su amigo Aispurú en el Directorio del Nuevo BERSA, contrató a Alejandro Casañas como consultor externo de la Comisión Administradora para el Fondo Especial de Salto Grande (CAFESG). Casañas es un caracterizado militante radical que saltó a los primeros planos de la política concordiense cuando fue elegido concejal en 1995, en el momento en que Juan Carlos Cresto fue elegido por primera vez intendente. Si bien en partidos distintos, Alejandro Casañas por el radicalismo y Nelio Calza por el Frente Grande eran la expresión de la primera generación de militancia popular que había nacido a la política con la democracia instaurada en 1983. Mientras Calza del Frente Grande rápidamente se despintó en una fuerte alianza con el intendente Cresto, Casañas se convertía en la proa de un radicalismo que salía a disputarle sectores populares al peronismo, en un territorio en el que éste era una máquina electoral infalible. La primera mella a su épica la sufrió en momentos de buscar la reelección como concejal, en las internas del Partido Radical. No sólo no alcanzó los dos tercios que exige la carta orgánica de la UCR sino que, además, quedó desteñido. En efecto, Casañas presionado por alcanzar los dos tercios se sumó al sector que sostuvo la candidatura de Sergio Montiel. Averiado en su arrojo militante, buscó cobijo en la referente más íntima del montielismo concordiense, la empresaria Susana Paoli de Ava.
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-Aprestos bélicos. “¡Desopilante!”, exclamaría Magdalena Ruiz Guiñazú. El primero que salió con los tapones de punta cuestionando el nombramiento de Eduardo Aispurú fue el diputado Enrique Cresto (PJ-Concordia). Y lo hizo desde una posición política impecable: “El nombramiento de Aispurú está emparentado a un modelo ideológico y político liberal-conservador”, sentenció. Pero es imposible no preguntarse las reales motivaciones de la crítica. Es que más allá de la extendida opinión coincidente con los dichos del joven legislador concordiense, éste tributa todo su hacer al clan familiar que aún tiene en su timón a su padre de intendente de Concordia, Juan Carlos Cresto, expresión mayor del conservadurismo menemista en la provincia. Como era de esperar, la réplica no se hizo esperar. El vicepresidente del Partido Justicialista, José Cáceres, no se anduvo con vueltas y salió inmediatamente a poner en vereda a Enrique Cresto. El presidente del IAPV no se privó de nada en la respuesta. Luego de señalar que como Busti es gobernador porque lo votó la gente tiene libertad para designar a quien se le ocurre, sacudió los trapos sucios del crestismo como para que nadie se haga el desconocido. “Debería primero aclarar cómo es que mantiene al candidato derechista del macrismo Agustín Addy o cómo es que el gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch, ultraconservador y liberal, agradece en las reuniones de su agrupación a la familia Cresto de Concordia por el apoyo a su campaña, o tal vez debería explicar con qué ideología se emparentan las posturas de la senadora Laura de Cresto en el Congreso Nacional”, increpó. El ministro de Gobierno, Justicia y Educación, Sergio Urribarri, a quien luego de haber encarrilado el conflicto docente todo traje le queda chico, se limitó a pontificar: “Aispurú es un hombre del justicialismo”. Lo dijo Urribarri y se acabaron las palabras. ¿Está todo dicho? Pues nada que ver. El presidente del bloque justicialista de Senadores en la Nación, Ángel Pichetto, salió en defensa de la senadora Laura Martínez Pass de Cresto.
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-La reforma. Por momentos parece más cerca, por momentos se representa lejana. Jurídicamente la consulta popular tiene el camino allanado, pero los interrogantes políticos sobreviven aunque en determinados momentos los movimientos adversos sean subterráneos. La potencia política que adquiera el clima reformista requiere alcanzar cifras muy concretas. Y aun así, no garantiza nada. La consulta popular convocada en forma conjunta con las elecciones de octubre no es vinculante y el número necesario en la Legislatura para declarar la necesidad y oportunidad de la reforma constitucional y convocar a la Convención correspondiente sigue siendo de 19 diputados. Es decir, todo el bloque justicialista, más cuatro que tienen que salir del radicalismo y/o del Nuevo Espacio. Sin dudas, ese pasaje por la Legislatura no será pacífico. El Nuevo Espacio sólo puede disponer en su aporte dos diputados. Es que tanto Oscar Grilli (Uruguay) como Antonio Mainez (Concordia) no van a prestar su apoyo y seguramente denunciarán la maniobra de los que voten a favor, sean estos sus propios compañeros o sean radicales. Los dos restantes, Juan Domingo Zacarías (Paraná) y Beatriz Montaldo (Paraná), si dan el apoyo, será en parte porque también hay un acuerdo que incluye por lo menos a una parte del radicalismo. Más o menos esto fue insinuado por Zacarías en un reportaje reciente. En el radicalismo por fuera de cualquier maniobra, la llave la tiene Sergio Varisco, pues Sergio Montiel estuvo y sigue estando muy volcado en la contra.
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-Ética. El proyecto de salud sexual y reproductiva abrió aún más una polémica que desde hace rato aparece y desaparece con no poca virulencia. Dicho proyecto de ley, aprobado por la Cámara de Diputados, al plantear el tema de la educación sexual incluía lo que se da en llamar perspectiva de género. Con esta postura se asume que la inserción del varón y la mujer está relacionada tanto con el tiempo -la época para decirlo mejor- y la cultura. Por lo tanto son conceptos relativos que no resisten la rigidez de afirmaciones biológicas. Las traslaciones biológicas al terreno de la sociedad comprenden diferentes formas de discriminación. La reciente reforma votada en el Senado por la controvertida aprobación de un proyecto presentado por el senador Mariano López a partir de la presión de los sectores confesionales encabezados por la curia paranaense desequilibró y desvirtúo la norma original alcanzada luego de trabajosas instancias de búsqueda de consenso. Por mínimas que se representen las modificaciones introducidas por la cámara alta, la influencia que la Iglesia ejerce y suma en el terreno de la educación pública provocará un quiebre en el sistema propuesto inicialmente. Es manifiesta la gravitación de la curia sobre la cabeza del gobernador. El problema de la educación sexual y procreación responsable no es menor y sus implicancias sociales son graves y profundas.
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