Américo Schvartzman
(especial para ANALISIS)
Cada 30 segundos alguien descubre la pólvora, es decir: que el gobierno argentino aceptó la instalación de ENCE y luego cambió de posición. Los incentivos: ¿tan baratos son los corruptos del otro lado del río? Los medios, punta de lanza. Todos sospechados. Los que la gastan en chimangos: ¿dos técnicos ad honorem para hacer Estudios de Impacto Ambiental? ¡Inconcebible: el que controla es socio del controlado! (Cualquier coincidencia con Entre Ríos, ¿será casualidad?). Coherencia: ¿cuántos municipios de la provincia arrojan su caca a las prístinas aguas de nuestros ríos? El caso Manfico: si huele mal, es porque está mal. Traiciones y lealtades.
“Todas las actuaciones pasaron a los asesores legales para que se estudie la posibilidad de denunciar el incumplimiento del Tratado del Río Uruguay ante un organismo supranacional, como es el Tribunal de La Haya. La Cancillería evaluó las posibilidades y decidió desistir de denunciar el tema”. (Darío Garín, delegado argentino ante la CARU, marzo de 2005. Esta declaración le terminó costando el puesto, unos meses después).
Cada 30 segundos alguien descubre la pólvora. Parece mentira, pero es así. ANALISIS publicó, en agosto pasado (¡hace tres meses!), la nota titulada "El lastre. Responsabilidad y sobreactuación", donde dejaba constancia de que los documentos oficiales, a los cuales puede acceder cualquier ciudadano, prueban lo que cada medio minuto descubre algún informador poco informado o algún político (orientales, ambos) poco ilustrado: que el Estado argentino, a través de sus representantes en la CARU con instrucciones precisas de la Cancillería y del gobierno provincial, aceptaron la instalación de la planta de celulosa de Ence en M’Bopicuá en 2003 y 2004, y se limitaron a reclamar que les permitieran un control sobre la contaminación que pudieran producir. Luego, ya se sabe, cambiaron de postura. Ésa es la razón por que no van a La Haya, y no es necesario ser un experto en Derecho Internacional para darse cuenta.
Cambiaron de postura. Es así de sencillo. Un poco tarde.
Algunos días atrás descubrieron que la empresa ENCE les dio donativos por 10.000 dólares a los partidos uruguayos. ¿Cuánto dijo: 10 millones? No, leyó bien. Diez mil dólares a cada partido. Dijo un vecino que reparte diarios: “¿Y con eso los compraron? Pero si hasta El Laucha cobró más, así haya sido la mitad de lo que le prometieron, y en federales”.
Si esos son los incentivos de los que habló Busti, parece que además de muy corruptos los uruguayos fueran demasiado baratos. Mucho más que los argentinos, que por menos de 500.000 dólares no cambian el voto para darle al propio Busti la reforma constitucional, a juzgar por lo que, según asegura un diputado provincial en reuniones públicas, ofrece el gobierno. (Es cierto que ese mismo legislador -tan opositor que es opositor a la oposición- no lo dice cuando hay un micrófono cerca, pero lo sostuvo con mucho énfasis en su ciudad de origen, y como si se lo hubieran ofrecido a él: “Algunos dijimos que no”, expresó en tono de confesión profunda.) Oootro tema.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
