Juan Cruz Varela
(desde Resistencia)
A 29 años de la masacre de Margarita Belén, familiares de las víctimas y militantes por los derechos humanos realizaron este martes un nuevo homenaje a los 22 presos políticos asesinados a la vera de la ruta 11, en un simulacro de traslado a la cárcel de Formosa, entre quienes se encuentran los entrerrianos Raúl Caire, Fernando Piérola y Reinaldo Zapata Soñez. Dos mensajes contradictorios se cruzaron en el emotivo recuerdo: por un lado, se destacaba el hecho de que por primera vez hay detenidos y procesados un 13 de diciembre; pero como contrapartida, el sentimiento estuvo empañado por la ausencia de Amanda Mayor, fallecida en junio pasado.
“Miro hacia atrás lo que he vivido y siento mis días plenos, completos de objetivos cumplidos hasta ahora. Creo que cada minuto fue un eterno lapso para llenar con hechos que dignificaron el sentido de mi existencia, pero es largo el camino y queda mucho más por hacer (…) En ese largo camino por la vida tuve (…) una madurez en que los pasos fueron andando la tierra del camino, fueron descubriendo escollos, fueron tropezando, sangrando, imperando, aprendiendo que el dolor existe, pero también que todo se puede atesorar como un alimento para crecer. Quizás nunca hable de la vejez, porque el que sigue soñando, creando, haciendo, aprendiendo, permanece en la madurez (…) Madurar significa dar sazón al estímulo, significa lograr resultados por el esfuerzo. Algunos he logrado, pero es largo el camino, larga la ignorancia, lento el proceso (…) Todas esas sensaciones son obstáculos que hay que ir venciendo cada día, firme, segura, sabiendo que detenerse significa retroceder, que creer que todo has logrado significa morir (…) En ese largo recorrido de la madurez encontré muchas cosas, pero las que cambiaron mi existencia fueron las rejas de la represión y los fusiles que asesinaron, sentí mi propia sangre derramarse en un abismo de fuego sin razón, y mis propias vísceras desgarradas se hicieron nube que riega la tierra para hacerla reverdecer en un diálogo mudo de esperanza. En esa tierra salieron senderos nuevos de donde salieron otras madres, otros dolores y otras manos descarnadas, que comenzaron a llenarse con preguntas sin réplicas, con soledad, con rechazo y con verdades despiadadas”.
Las palabras de Amanda Mayor en la voz primero nerviosa, pero quebrándose poco a poco, que prestó su nieto Álvaro Piérola marcaban su eterna presencia. Había bajado el sol, pero no cesaba el calor. El golpeado monumento Mártires de Margarita Belén, de Luis Díaz Córdoba, daba marco al homenaje, el primero en el que hay militares detenidos por la masacre, pero el primero sin Amanda, que tanto luchó, buscó, golpeó tratando que le devuelvan algo de lo que le robaron y que sin embargo no pudiera ver cómo su trabajo comenzaba a dar frutos.
Allí estaba sin embargo, a través de su nieto, en el mismo lugar en el que el 13 de diciembre de 1976, en un simulacro de traslado desde la ciudad de Resistencia hasta la U.10, la cárcel de Formosa, fue fusilado su hijo junto con una veintena de presos políticos, delante de una zona de montes de árboles espinosos conocida como El Impenetrable, a la altura del kilómetro 1.042 de la Ruta Nacional 11; y donde en el año 2000 otros gendarmes que volvían de reivindicar en Formosa a los muertos en el copamiento al Regimiento 29 en 1975 por parte de Montoneros y que sirvió como excusa para justificar la Masacre en Margarita Belén, un año después, rompieron el monumento. Ahí están los restos de las estatuas que representan a los 22 militantes asesinados, como muestra también de la barbarie. “Y así quedará, porque cuando se atenta contra un monumento que reivindica la lucha por los derechos humanos, el atentado mismo pasa a ser un monumento que demuestra que estos sectores siguen operando, demuestra la ideología del terrorismo de Estado, la ideología de la intolerancia y demuestra que el camino de la memoria es un camino correcto y por eso les duele. Porque eso también es un homenaje que le demuestra a la sociedad que el terrorismo de Estado fue el principal responsable del genocidio en la Argentina, que no hubo una guerra entre bandos sino actos de barbarie llevados a cabo desde la intolerancia de los que ejercían el poder absoluto”, explica Mario Bosch, abogado de la Agrupación Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (HIJOS).
“Debo aceptar con naturalidad que un día no supe, que otro no me preocupé, que al siguiente no creí; y continué con la indiferencia de los ignorantes, tratando de no abrir los ojos para escapar a la responsabilidad de enfrentar heridas deformantes que podrían acuciarnos y sacarnos de la protección hogareña. Sé que nos ocurrió a muchos ese largo proceso de despertar a la realidad devastadora y cuando abrimos los ojos nuestros hijos ya no estaban, cuando nos tocó ya era tarde”, continúa Amanda a través de Álvaro, mientras permanece revoloteando por el aire.
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