Américo Schvartzman
(desde Concepción del Uruguay)
Un alto jefe de la cúpula de la Policía Federal es uno de los denunciados en la causa iniciada por el profesor César Román por violaciones a los derechos humanos ocurridas en 1976 en Concepción del Uruguay. De acuerdo a la denuncia, José Darío Mazzaferri –entonces un oficial joven– participó del grupo de tareas que secuestró y sometió a tormentos a un grupo de militantes del Centro de Estudiantes de la Escuela Normal, entre los que se encuentra el actual subsecretario de Derechos Humanos de la provincia de Entre Ríos.
En febrero de este año, el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay recibió la primera denuncia por violaciones a los derechos humanos ocurridas en esta ciudad durante los primeros meses de la dictadura militar. Si bien hay desaparecidos uruguayenses, y en el mismo Juzgado Federal –a cargo de Guillermo Quadrini– se tramitan las causas reabiertas por hechos sucedidos en Entre Ríos, ninguno se refería a sucesos producidos en la ciudad. Esta fue la primera vez que se formalizó una presentación judicial en tal sentido y el denunciante fue César Román, un uruguayense profesor de Historia –actualmente radicado en Mar del Plata– que sufrió detención, tortura física y psicológica en la propia sede de la Policía Federal.
En su denuncia revela, con fechas, datos y nombres, hechos que tuvieron lugar en Concepción del Uruguay en los primeros meses de la dictadura. El Miércoles pudo saber que entre los denunciados como autores de esos hechos se encuentra un alto funcionario de la cúpula de la Policía Federal, un comisario general recientemente nombrado al frente de la Superintendencia de Planificación y Desarrollo y que hasta ese momento estaba a cargo de la Dirección de Delegaciones de la Policía Federal. En efecto, el comisario fue nombrado en noviembre de 2005 al frente de la superintendencia en cuestión, a cargo hasta entonces del comisario general Carlos Alberto Solá, que pasó a retiro. En la denuncia de Román el jerarca policial es mencionado como “Masaferro” y sin su nombre de pila, pero en realidad se trata de José Darío Mazzaferri, entonces un joven oficial en funciones en la delegación Concepción del Uruguay de la Federal, donde permaneció en servicio durante algunos años.
“El lunes 16 de julio de 1976 cerca de las 21 fui detenido por personal de la Policía Federal vestidos de civil cuando llegaba a mi domicilio de entonces, calle 8 de junio 216. Me introdujeron en un automóvil Fiat 125 color azul claro, acompañado por un Dodge 1500 color negro. Mi domicilio fue allanado, sacaron libros y afiches. El inspector Crecenso, los oficiales Julio César Rodríguez, alias El Moscardón Verde, y Masaferro (sic), más dos personas que no conozco sus nombres, intervinieron en mi detención. Una vez en el automóvil y en el trayecto mismo comenzaron un proceso de amenazas verbales y de golpes sobre el torso de mi cuerpo. Me llevaron hasta la dependencia de la Policía Federal, cita en calle San Martín y Artigas. Una vez allí me alojaron en una oficina que el personal policial denominaba 'Casino de Oficiales'. En la misma sala se encontraban dos compañeros de quinto año de la Escuela Normal...”.
Este párrafo es parte de la presentación de César Román, entonces un adolescente y hoy docente en la Universidad Nacional de Mar del Plata, donde vive desde 1984. Entre los otros jóvenes que fueron víctimas de los mismos episodios –y que ya declararon en la causa– se encuentra el hoy subsecretario de Derechos Humanos de la provincia de Entre Ríos, profesor Roque Edmundo Minatta, y Juan Carlos Rodríguez, que fue concejal en Concepción del Uruguay 1999-2003 y es uno de los más estrechos colaboradores del diputado nacional José Eduardo Lauritto.
Mazzaferri y asociados
El grupo de federales que secuestró ilegalmente a los jóvenes uruguayenses –y luego los sometió a tormentos que fueron descritos por Román en su denuncia, publicada en El Miércoles en febrero de este año, en su número 202– estaba integrado por los ya mencionados, más “el comisario Vera y el subcomisario Cevallos”.
Román detalla en su presentación hasta los nombres de los agentes que presenciaron los tormentos, pero es especialmente revelador el episodio en el que narra de qué manera pudo presenciar el momento en que Mazzaferri aplicaba la picana eléctrica a Carlos Martínez Paiva, militante en ese entonces del Partido Comunista y hoy empleado municipal de Concepción del Uruguay.
“El día jueves, sin duda el más brutal, por lo que me aconteció y por lo que presencié. A medida que se sucedían los días llegaban nuevos detenidos, algunos sólo estaban pocos momentos y otros habían sido alojados en los calabozos, no sabía de quién se trataba. Hasta que vienen a buscarme dos personas con el oficial Masaferro (sic), me sacan del lugar donde estaba y en las inmediaciones de los baños me colocan una capucha. Creí que era mi final. Luego tengo idea de haber subido escaleras hasta un lugar, en el que una vez que me sacan la capucha, observo un hombre desnudo, con los ojos vendados, atado a un elástico de cama con alambres y mojado, tan pálido y tan blanco que pensé que estaba muerto.
El oficial Masaferro tomó un artefacto, parecido a un soldador eléctrico pero más chico (supongo que era una picana eléctrica) y la aplicó sobre el cuerpo de aquella persona la que se arqueó sobre sí mismo y gritó de dolor. Una vez hecho esto, apuntándome con aquel artefacto, el oficial Masaferro me dijo: 'Empezá a cantar, pendejo de mierda o después sigo con vos'. Las dos personas que estaban allí me volvieron a encapuchar y volvimos por las escaleras, donde tuve tremendas sensaciones de vómitos y mareos, como consecuencia de la escena observada. La persona a la que el oficial Masaferro le aplicaba semejante tormento era Carlos Martínez Paiva”.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
