Sandra Miguez

Los datos del último relevamiento realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) en torno a los índices de pobreza e indigencia en los menores de 14 años marcan -a nivel país- un descenso de dichos indicadores en lo correspondiente al segundo semestre del año 2005. Sin embargo, el contexto se ha agravado en el denominado conglomerado Gran Paraná, donde hoy existe un 53 por ciento de niños bajo línea de pobreza y un 23 por ciento bajo línea de indigencia. La situación es altamente preocupante ya que los porcentuales dan cuenta de la realidad cotidiana que atraviesan niños y jóvenes en la primera etapa de la adolescencia y de qué manera viven quienes no acceden a una canasta básica de alimentos para satisfacer los requerimientos mínimos en proteínas y energía para su pleno desarrollo. En Concordia se ha registrado un leve descenso, pero aún así los niños pobres constituyen el 65,4 por ciento y los indigentes 33,2 por ciento.

Cada vez que se logra revertir una tendencia negativa en materia estadística, los funcionarios de las distintas administraciones salen con un quantum de optimismo a instalar en la agenda pública los objetivos logrados.

Fue así que en la última semana los datos estadísticos en torno a los niveles de pobreza e indigencia en niños menores de 14 años, del último semestre del 2005, se instalaron como tema de referencia en los medios de comunicación para dar cuenta del descenso en estos índices que comprometen la salud general de las próximas generaciones.

Los títulos -exultantes de entusiasmo por el descenso en el porcentual- daban cuenta que de los 5.553.000 niños comprendidos en esa edad, en los 28 aglomerados urbanos del país, el 49,5 por ciento son niños pobres y el 29 por ciento indigentes.

La diferencia es importante, ya que en el mismo período pero en el año 2004 las estadísticas mostraban un 56,4 por ciento de menores pobres y un 24,1 por ciento de indigentes, con lo cual se ha marcado un descenso a nivel país de seis y casi cuatro puntos respectivamente, lo que implica en términos concretos que casi 400.000 menores salieron de la pobreza y alrededor de 200.000 niños de la indigencia en el término de un año.

No todo lo que brilla es oro

La realidad entrerriana está lejos de lograr estas metas. En el conglomerado Gran Paraná no sólo no se han logrado reducir índices tan dramáticos como los señalados sino que además se han incrementado, lo cual agrava la situación del sector social más vulnerable: la niñez.

Las cifras han trepado a estándares nunca pensados; en 4 puntos creció la pobreza infantil, mientras que la indigencia subió 3 puntos. Pero esto, lejos de ser una simple cifra de estadistas, refiere a una realidad abrumadora.

En el Gran Paraná, ese incremento implica que si bien hay 11.000 niños más en la población total -en comparación con las encuestas del mismo período del año pasado- hoy también existen 8.209 niños más que quedan excluidos de condiciones de vida elementales.

Esta cifra se deduce del siguiente análisis: en los últimos seis meses del 2004 la población total de niños menores de 14 años era de 61.000, de los cuales 29.951 eran pobres y de ellos 6.199 indigentes, mientras que para la misma época del año, en el 2005, la población general de niños menores era de 72.000, de donde surge que 38.160 son niños pobres y 9.000 indigentes. Estos datos -que son los más recientes de la Encuesta Permanente de Hogares- dan cuenta de niños con sus necesidades básicas de existencia insatisfechas.

En cuanto al conglomerado Concordia -el cual siempre ha sido un caso emblemático de la pobreza más extrema liderando el triste ranking- ha sostenido una lenta pero progresiva mejoría, ya que en el primer semestre del 2004 tenía un índice del 81 por ciento de niños pobres, de los cuales casi el 50 estaba bajo línea de indigencia.

Ya en el segundo semestre de ese mismo año, el porcentaje bajó a un 75,7 para pasar al año siguiente a un 71,6 por ciento hasta llegar al 65,4 como dato recientemente actualizado por el ente nacional de estadísticas.

Se mire desde donde se mire, lo que queda claro es que los esfuerzos no han sido suficientes -si es que los hubo en la medida que se hubiera precisado-, ya que todo parecería indicar que la provincia ha seguido la tendencia nacional en cuanto al crecimiento económico.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)