J. C. V.
El camino del diálogo parece estar cerrado entre José Felipe Yabrán, el municipio de La Paz y la empresa Termas de La Paz Sociedad Anónima. La tensa relación se quebró después que la comuna decidió quitar la concesión al empresario, pero cuando todo parecía encaminarse inevitablemente hacia el terreno judicial aparecieron los oficios de la Cámara de Turismo y del Centro Comercial local que se ofrecieron a mediar en la disputa. Por primera vez, el hermano de Don Alfredo aceptó contar su versión ante ANALISIS a través de su representante, y aunque aseguró que “el conflicto no lo genera Yabrán”, estimó que “lo más conveniente es retirarse” del emprendimiento a pesar de las cuantiosas pérdidas económicas que le generaría.
La relación está rota y no tiene vuelta atrás. Ahora la única solución posible parece ser una salida en la que las partes pierdan lo menos posible. Palabras más o menos, esa es la premisa para el empresario José Felipe Toto Yabrán después que la Municipalidad de La Paz decidiera, en mayo pasado, quitarle la concesión del complejo termal Las Curtiembres por incumplimiento de contrato cuando apenas se habían cumplido poco más de tres años de un vínculo de 25.
Esta historia comenzó en septiembre de 2002. Toto Yabrán fue el único oferente que se presentó para quedarse con el complejo termal y resultó ser el adjudicatario, hecho que fue recibido con los brazos abiertos por el entonces intendente de La Paz, José Nogueira, y por gran parte de la comunidad de la localidad del norte entrerriano que veían con buenos ojos la inyección de dinero que aportaría el empresario y las nuevas perspectivas que abría el negocio termal para el turismo. En un predio de unas cuatro hectáreas perteneciente a la empresa Termas de La Paz Sociedad Anónima -de capitales mixtos con mayoría estatal-, con una armoniosa vista al río Paraná se construyeron bungalows, spa, bar, funciona un servicio de batas, toallas, reposeras y sombrillas, que en su momento fueron subconcesionados al abogado paranaense Juan Carlos Gemignani. La inversión total orilló los dos millones de pesos.
Sin embargo, al poco tiempo comenzaron las desavenencias entre concesionario y concedente y las relaciones poco a poco se fueron deteriorando. Hasta que el 4 de mayo pasado la intendente Lidia Nogueira (Concertación Entrerriana), firmó el decreto por el cual hizo caer la concesión que tenía Yabrán, cuando aún quedaban 22 años de contrato. “El decreto plantea un rosario de incumplimientos: desde un calefón que no andaba en un día determinado hasta el hecho de encontrar el comedor cerrado; como también una serie de cuestiones formales que incluyen la falta de pago de cánones en tiempo, la falta de algunos seguros y un mal funcionamiento interno de los horarios de apertura y cierre de los negocios. También se le cuestiona la falta de construcción de una pileta, algo que teniendo en cuenta la licitación originaria podría ser, pero luego cuando se firma el contrato, se especifica que el término de construcción de la obra se extendía hasta cinco años por lo que a Yabrán todavía le quedarían dos. Pero además, los espejos de agua que tiene el complejo superan ampliamente la demanda de público que tiene el complejo y puede recibir hasta el doble de los visitantes que tiene actualmente”, explica Juan Daniel Valtorel, un abogado oriundo de Crespo que en enero pasado fue contratado por el hermano de Don Alfredo para que mediara en el conflicto; y reconoce que “el pago del canon está regularizado, aunque es cierto que a veces hubo demoras; mientras que el resto de las cuestiones que se plantean son ajenas a Yabrán. Muchas de ellas ocurrían porque no había un reglamento de funcionamiento interno, a pesar de que Yabrán había elevado un borrador al municipio y no había sido aprobado. De manera que no podía exigirse el cumplimiento de ciertas normas si no había un reglamento. Y la aprobación dependía del municipio”.
Estos son los actores: Termas de La Paz es una sociedad anónima con participación estatal mayoritaria. La empresa es dueña del pozo termal y le entregó al municipio un poder para que concesione la explotación del servicio. Por su parte, Yabrán es el concesionario del predio, construyó las piletas y subconcesionó el resto de los servicios que funcionan allí. Esta, la locación: piletas, restaurante y bungalows con vista al río Paraná, vidriados, lo que permite contemplar, además de las islas, el Parque Municipal La Curtiembre, un área natural protegida donde hay bares privados y una playa pública.
Según el abogado, el conflicto se origina porque “en estos años, Yabrán no consiguió que se le aprobara el reglamento interno, tampoco ningún aumento de precio en la entrada a pesar de que estaba pactado por una ecuación según la cual no podría ser nunca inferior a un promedio de lo que se cobra en las otras termas de la provincia. Estas circunstancias fueron poniendo a Yabrán en una situación de aprieto económico, hasta llevarlo a un desfinanciamiento. A todo esto empiezan a sumarse las exigencias del municipio, que nosotros consideramos que son más formales que materiales”, y agrega que “de lo que se trata es de recuperar algo del dinero invertido a través de una cuota fija mensual por retribución en función de entradas vendidas. No pide que le devuelvan el total de la inversión, sino que a partir de enero, de los ingresos por entradas, se le entregue el 10 por ciento del total, con un piso de 400 entradas y un techo de 800. De esa forma, el municipio no estaría pagando ni la llave del complejo y se quedaría con todas las obras realizadas hasta el momento”. Sin embargo, la solución no parece ser tan sencilla.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
