Marcelo Comas
Su visita a la ciudad de Paraná pasó casi inadvertida, a pesar de que se trata del mejor atleta argentino en la actualidad y uno de los de mayor proyección en el salto garrocha, modalidad con la cual logró romper todas las marcas posibles y ahora va por más. En su corta estadía, el santafesino Germán Chiaraviglio disertó frente a alumnos del Instituto Superior de Educación Física y estudiantes secundarios del Colegio La Salle. Sobre la temporada deportiva que se va diluyendo dijo que “ha sido increíble” y que no esperaba “saltar tanto, cuando sabía que venía de recuperarme de una lesión”. Además, reconoció que su objetivo principal en 2007 serán los Juegos Panamericanos y que una vez cumplido ese compromiso se pondrá a trabajar de lleno en el sueño de todo deportista, al cual le dedica cuatro años de intensa preparación: cumplir un buen papel en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Tampoco quiso dejar de lado sus experiencias junto al ucraniano Vitaly Petrov, ex entrenador del legendario garrochista Sergei Bubka, y su incipiente relación con la número uno de la especialidad en el mundo, la rusa Elena Ysinbayeba.
Se acuerda bien de Paraná este consagrado hincha de Colón de Santa Fe. Es que esta ciudad le abrió las puertas cuando en su Santa Fe natal penaban por el desborde del río Salado y la capital santafesina quedaba sumergida bajo una masa de agua que destruía sueños y esperanzas y que aún hoy guarda resabios de esa catástrofe. Del otro lado del Túnel le tendió una mano el profesor de Educación Física Sergio Alfonsini, amante de su profesión y ferviente devoto del atletismo en la capital entrerriana. Alfonsini conoce a este joven prodigio del salto con garrocha desde los 7 años, a partir de una relación que se originó en la amistad del paranaense con el papá de Germán, Guillermo Chiaraviglio, entrenador desde la cuna del protagonista de esta entrevista. De la mano del docente, Germán no perdió días de entrenamiento, para lo cual siguió un aceitado programa de tareas en las instalaciones del abandonado Parque Escolar Enrique Berduc. Y uno enseguida se pone a pensar si en ese lugar pudo practicar el récordman juvenil del mundo en salto con garrocha, porque no se concreta el esfuerzo de la dirigencia política en mejorar su deteriorada imagen.
Seguramente será tema de análisis de las sucesivas gestiones, pero lo cierto es que el atleta en cuestión sumó horas de esfuerzo en ese centro de alto rendimiento, también utilizado por cientos de exponentes del deporte madre que sueñan con llegar tan alto como el santafesino. Entonces se entiende la fraternal amistad que nació entre el deportista y un verdadero formador de talentos, ambos empapados de una humildad que asombra y abocados al trabajo que enorgullece al deporte argentino. De tal manera, invita a soñar con un Chiaraviglio medallista olímpico en Beijing 2008. Aunque para esa cita falta un largo trecho por recorrer y muchas horas de práctica con la garrocha. Por eso, sólo vale recordar el salto enorme que realizó el santafesino en la misma ciudad china durante este año ante miles de espectadores que esperaban la victoria de su representante; allí, con todo en contra, el argentino supo estar a la altura de las circunstancias: superó la valla con una marca de 5,71 metros.
-De nuevo estás en esta ciudad, ¿qué recuerdos te traen los momentos vividos en Paraná?
-Siempre tengo un buen recuerdo, de gente conocida y sobre todo del atletismo. Vengo de la mano de Sergio Alfonsini, que me trajo para compartir una experiencia con los chicos. La verdad, es un gusto poder venir y, dentro de lo que pueda, aportar para que se promueva un poco el deporte.
-¿Sobre qué temas te gusta explayarte cuando ofrecés una charla abierta de estas características?
-Normalmente no tengo pedidos en particular, sólo puedo contarles sobre la experiencia que tuve, los torneos a los cuales he viajado este año y las circunstancias que me han tocado vivir gracias al deporte y también temas relacionados al entrenamiento o cómo es llevar este tipo de vida. Y otras cuestiones que es difícil encontrar en una persona que no práctica deporte, ya que no son muchos los adeptos a las actividades recreativas. Todo lo que pueda contar acerca de mi experiencia va a ser importante y me a servir a mí también, porque no es nuestro campo el disertar delante de tanta gente, dado que nos dedicamos solamente a hacer deporte, y desde ya que nos es de mucha utilidad.
-La temporada deportiva se va diluyendo, pero en lo personal has conseguido plasmar objetivos que te significaron el reconocimiento mundial. ¿Qué balances hacés de este 2006?
-Sí, es verdad, tuve un año increíble, no me puedo quejar de nada. Si me pongo a pensar en el arranque de año, debía tener en cuenta la recuperación de la operación que se realizó en septiembre de 2005, y entonces debía regresar al nivel que poseía el año pasado, que fue bueno para mí, y superé las expectativas. Además, conseguí resultados y marcas enseguida, también obtuve el Campeonato Iberoamericano, que fue en mayo de este año en Puerto Rico. Es decir, todo llegó muy pronto, a los tres meses de haber empezado a entrenar, y después eso me generó una ansiedad de conseguir los objetivos que tenía por delante. Todo lo que me propuse gracias a Dios lo gané, salté muy bien y termino la temporada de la mejor manera. En los Juegos Odesur pude saltar 5,65 metros, que es una marca muy buena, ante todo el público argentino que muy pocas veces me ve saltar. Fue una alegría terminarlo de esa manera. Todos los objetivos que me planteé y sobre todo el más importante, que fue el Campeonato Mundial Juvenil, los pude lograr.
-¿Esperabas saltar la marca que lograste en Beijing durante el Mundial Juvenil de Atletismo?
-No sé si lo esperaba. Si bien yo venía primero en el ranking mundial, nunca sabés lo que puede llegar a pasar, hay muchas circunstancias y factores en el contexto que influyen para una prueba y ese día tenés que estar con todas las pilas y al ciento por ciento. Salió una muy buena competencia, yo me sentía muy bien y gracias a Dios pude ganar. Significó un alivio y una satisfacción increíble, pasar un momento así me hizo recordar al Mundial anterior (en Grosseto 2004) y a muchas experiencias.
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