Sandra Miguez
Los reclamos gremiales parecen no tener fin. Los empleados de la administración central de Salud continúan con medidas de fuerza y sostienen: “Esta vez no vamos a bajar los brazos”. El clima de tensión, producto de la ausencia de negociaciones, afecta los servicios de la Secretaría de Salud, que no logra tomar un rumbo fijo con la sucesiva salida de funcionarios. Mientras tanto, siguen produciéndose hechos lamentables: la muerte de una pequeña oriunda de Conscripto Bernardi, un pueblo donde viven otros 30 chicos desnutridos, disparó la polémica entre médicos de los hospitales de Federal y de Concordia.
“¡Esto es un caos!”. La sintética frase resume el crítico clima que se vive por estos días en las oficinas de la Secretaría de Salud. Los propios trabajadores del área central de Salud admiten que “todo el mundo está en el pasillo haciendo retención de servicios porque descontaron los días de paro y nadie va a aflojar; acá hay discriminación, malos tratos y nadie atiende nuestros reclamos.
Nunca vi semejante estado de situación”, dijo un empleado con años en la administración.
El escenario se ve agravado por los sucesivos cambios de funcionarios. El actual secretario de Salud, Mario Elizalde, asumió a mediados de mayo, constituyéndose en el quinto funcionario en ocupar ese cargo en la actual gestión de gobierno de Jorge Busti, luego del paso de Víctor Comendattore, Ariel De la Rosa, Juan Abolafia y José María Legascue.
“No alcanzó a llegar al despacho que los problemas ya le estaban estallando”, sentenció un empleado administrativo, que además entiende que esto se viene profundizado en los últimos meses por la falta de continuidad en una política pública en materia de salud por desconocimiento de la realidad sanitaria de la provincia.
Además de la muerte de varias personas indigentes como consecuencia de la ola polar que asoló a la provincia -lo cual marca el estado de desprotección social en la que están sumidos muchos entrerrianos-, en las últimas horas dos noticias fueron implacables: la muerte de una niña en el Hospital Masvernat de Concordia y la de una mujer afectada por hantavirus en la zona de Islas del Ibicuy, que sólo fue detectada cuando llegó la notificación de la afección desde el Instituto Malbrán de Buenos Aires.
En el caso de la pequeña, fue el director del Hospital Delicia Masvernat de Concordia, Mario Imaz, quien salió a desmentir la versión que indicaba que la chiquita oriunda de Conscripto Bernardi fue detectada en un estado delicado de salud, con bajo peso, sarna y pediculosis, y derivada primero al Hospital de Federal y con posterioridad al de Concordia por el mismo médico que denunció la situación.
El médico Josué Rudi -que atendió a la pequeña en el Centro de Salud de Conscripto Bernardi- fue quien hizo el seguimiento de la menor en su internación en el Hospital Justo José de Urquiza de Federal y determinó su derivación hacia un centro de mayor complejidad como el Masvernat.
“Duele ver que haya casos de este tipo”, sostuvo Rudi, que además informó que en Conscripto Bernardi “hay cerca de 30 chicos con bajo peso”.
Sin embargo, Imaz desmintió la versión, ya que según el informe de los médicos del Masvernat “el diagnóstico era una encefalitis y no estaba desnutrida”, aunque admitió no haberse contactado con el médico de Federal.
Según Rudi, “ninguna autoridad oficial del área de Salud se contactó” para pedir detalles de su diagnóstico.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)