Valentín Bisogni
(desde Concepción del Uruguay)
Los especialistas explican que en la actualidad el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) ya no es considerado mortal, porque gracias a los avances médicos pasó a ser una enfermedad crónica controlable. Es decir: detectándolo a tiempo y con el uso de los medicamentos correspondientes, se puede llevar una vida normal, evitando inclusive padecer virus del sida. La legislación de nuestro país asegura el acceso gratuito a los tratamientos a todas las personas por igual, tengan o no cobertura social. Sin embargo, la principal consecuencia para quienes conviven con el virus, es sufrir la discriminación, basada fundamentalmente en prejuicios y mitos.
Un cabo de la Policía entrerriana, que tiene 37 años y cumple funciones dentro de la fuerza en la ciudad de Concepción del Uruguay, es una víctima más de esa discriminación. Por razones obvias, protegemos su identidad.
Se desempeña desde hace nueve años en la fuerza de seguridad y en 2002 supo que era VIH positivo. Desde hace tres años es convocado por la junta médica de la institución, cada tres o cuatro meses, algo que llama la atención. El martes 24 de julio la Junta Médica Superior de la Policía lo declaró “inepto total y permanente para el servicio policial activo”, aunque el mismo documento se contradice. No obstante, habilitó el trámite para su pase a retiro, y en caso de que esto suceda se jubilará en la fuerza cobrando 91 pesos por mes.
El dictamen de la Junta Médica Superior fue firmado por los médicos subcomisario Raúl Miller, oficial principal José Zufiaurre y el profesional contratado Rubén Polo.
En los antecedentes se informa que el funcionario policial “padece ‘infección por HIV’, lo que le ocasiona una deficiencia inmunitaria de carácter permanente. Eso significa que si bien está actualmente compensado, sin síntomas de la enfermedad y bajo tratamiento médico con antirretrovirales controles periódicos, puede ostentar en cualquier momento la aparición de cuadros infecciosos de distinta índole y localización, ya que esta patología se caracteriza por eso: falta de defensas en infecciones comunes”.
Sobre el estado actual del uniformado la Junta expresa que se presentó a consulta “en forma ambulatoria, psiquismo lúcido. El encargado se encuentra trabajando cumpliendo tareas livianas desde comienzos del año 2006. Por todo lo antedicho se puede determinar que su capacidad laboral se va a ver siempre condicionada por su estado de salud que va a ser fluctuante durante toda su vida dadas las características de esta patología como enfermedad crónica incurable. En síntesis, su capacidad física sólo le permitirá realizar servicios livianos y con ‘permanente’ predisposición a recaídas bajo distintos matices. Asesoría Letrada nos ha clarificado muy especialmente, que las aptitudes parciales permanentes no caben en las normas institucionales, por lo que ello nos predispone a un dictamen de ineptitud permanente”.
Lo contradictorio del informe es que el afectado no realiza precisamente tareas de índole administrativas o “livianas” según pudo confirmar ANALISIS. Al día de hoy se encuentra en muy buen estado de salud, según precisó su medico personal. La Junta Médica emitió el dictamen el 24 de julio, al otro día el cabo fue comunicado de la medida a través de un radiograma y sin los argumentos. Su abogada impugnó esa comunicación con una nota dirigida al jefe de la Policía de Entre Ríos, comisario general Héctor Roberto Massuh. Como no tuvo respuesta, el 22 de agosto envió una carta documento ratificando la impugnación, hasta hoy sin respuesta. Mientras tanto, ya fue iniciado el pase a retiro del policía, que por sus nueve años de antigüedad, pasaría a jubilarse cobrando el 27 por ciento de sus haberes (que ascienden a 337,38 pesos), es decir apenas 90,99 pesos y quedando trunca su carrera dentro de la institución.
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