M. C.
La campaña de Patronato en el Torneo Argentino B comenzó con algunos altibajos. Los nombres rutilantes que se sumaron al plantel invitaban al soñar al hincha y los dirigentes sostenían esas pretensiones con una buena inversión económica. Los conocedores de este certamen saben que con la camiseta no se ganan los partidos, menos si esos jugadores no están dispuestos a redoblar con esfuerzo el nivel de jerarquía que acompaña a su trayectoria. A este importante combo se le sumaba la continuidad de Edgardo Cervilla como entrenador del equipo. Muchos renegaron de la nueva chance que le otorgaban al entrenador santotomesino, porque por lo bajo se rumoreaba que era la opción más viable, la más barata a los intereses del club, aunque también era cierto que su arribo a la entidad de Barrio Tiro Federal en una primera etapa tuvo como principal objetivo enderezar el rumbo y esquivar los últimos lugares de la tabla. Lo cierto es que El Petiso soportó las críticas de los opositores a todo proceso, se ganó la confianza de los dirigentes y logró consolidarse en el cargo. En el arranque de la nueva era encontró piedras en el camino, pero el análisis de la primera rueda deja un saldo positivo.
Una novela con muchos capítulos
El regreso del hijo pródigo estaba cerca de concretarse. En todos los medios se anunciaba con bombos y platillos que Víctor Javier Müller, con sus 33 años a cuestas, volvería a vestir la camiseta rojinegra. La cuestión no parecía tan sencilla, porque por un lado el jugador le reclamaba a la dirigencia armar un equipo con reales pretensiones de pelear arriba y en caso de construir un plantel de jerarquía, los dirigentes debían solucionar problemas inherentes al pase internacional desde Guatemala, país donde El Diablo militó en el Municipal.
Cuando las cuestiones administrativas quedaron resueltas, el jugador surgido en las inferiores de Toritos de Chiclana inició el operativo retorno. Sin embargo, mientras se sucedían las fechas el artillero no podía debutar a causa de una lesión que le impedía estar al ciento por ciento. En ese momento comenzaron las dudas de propios y extraños. Hasta se llegó a especular con que El Carucha no quería seguir en la institución y su relación con algunos integrantes del equipo no era la mejor. Esas interpretaciones quedaron en el olvido para darle paso a una versión opaca del futbolista que vino a tirar sus últimos cartuchos en el club de sus amores. Un gol en contra y otro a favor son los números que entrega la producción del ex Colón, Vélez y fútbol mexicano. A su favor juega el enorme sacrificio aportado en cada partido, la buena relación con sus compañeros y el hecho de tener un hombre de experiencia en la cancha que puede resultar vital para remontar desafíos adversos.
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