Jorge Riani

Detrás de la protesta agraria y rural confluyen voces propias, con sus características y matices. Están los referentes de los movimientos que tempranamente denunciaron el desguace del sistema productivo durante el menemismo, los que representan los intereses de grandes empresarios y también los que no tienen participación militante orgánica, pero que se volcaron a las rutas ante el significativo aumento de las retenciones a las exportaciones de soja. En esta nota, ANALISIS muestra el quién es quién en la lucha del campo. Cuando en Buenos Aires la dirigencia de las entidades dicen que consultarán con las bases los pasos a seguir, muchas de las preguntas caen en la consideración de estos referentes entrerrianos. Son los protagonistas excluyentes de una crisis que logró sacudir y penetrar la indiferencia de la ciudad, en su reclamo sostenido y firme al gobierno kirchnerista.

Nombres propios versus procesos. Es una discusión trillada entre ciertos teóricos de las ciencias sociales o simples observadores de determinadas etapas de la historia. Lo cierto es que hay como una suerte de dicotomía histórica entre eso de definir líderes e interpretar movimientos colectivos. Algunos gustan de lo primero, otros apuestan a lo segundo.

Como sea, no puede obviarse que en cada hecho protagonizado por un conjunto suele emerger la figura de un líder, dirigente o simple vocero. Y en el reclamo de los productores del campo no se producen excepciones.

El gobierno nacional entiende que el planteo no es más que un pataleo sectorial. El tiempo dirá qué queda de todo este ruido, aunque ese es tema de otro análisis.

Hoy, la protesta ha logrado penetrar y sacudir la indiferencia citadina, y en el léxico general se incorporaron términos como “retenciones”, “pool de siembra”, “lock out”. Se cuelan también consignas entre ambos bandos: “Estamos con el campo” y “no a la patria sojera” son las frases que pulsean en una sociedad amante de las frases simplificadoras y maniqueas.

Para que un tema tan complejo haya penetrado tan profundamente, hubo una discusión sostenida entre el gobierno y los dirigentes de esos sectores afectados por las medidas. Sin embargo, una observación más fina muestra que quienes se han volcado a las rutas a protestar conforman un conjunto heterogéneo donde hay de todo: empresarios enamorados de sus ombligos, productores desconcertados que no pueden masticar que de un día para otro el gobierno meta mano en sus ingresos y militantes sociales que entienden esta instancia como un proceso que han venido denunciando desde la década de 1990.

Hoy están todos juntos en la ruta, pero es fácil advertir de qué lado de la banquina se ubican para gritar sus reclamos. Entre los más mediatizados saltan aquellos que provienen de los sectores más castigados del sistema productivo. Los que escaparon al destino de desaparición que afectó a más de 300.000 productores desde la década de 1970, dejando sus propiedades en manos de los bancos, grupos concentrados, terratenientes y sociedades anónimas.

Aquel chacarero que ante las cámaras de televisión aseguraba que nunca antes había salido a manifestarse y que juraba no estar preparado para eso, mostró otra faceta de la protesta: la de los productores que no tienen una pertenencia orgánica y que se erigen como los nuevos actores de esta discusión.

Lo que sigue es un repaso por los nombres de los actores de la protesta, en la que asoman el perfil de un grito que en el conjunto no distingue de matices, pero que los tiene. El hecho de que las cuatro entidades del campo estén juntas en esta lucha, no debe hacer olvidar los matices discursivos y los posicionamientos ideológicos de cada parte.

Para entender un poco más el momento, en esta nota ANALISIS repasa los nombres de esta lucha del campo. Muchos son viejos conocidos para los periodistas, otros sumaron su nombre a esta lucha contra una medida del gobierno nacional.

Uno por uno

La Federación Agraria Argentina es la que más ha multiplicado su voz en medio de esta crisis. La Sociedad Rural tiene el protagonismo concentrando y los productores autoconvocados ya tienen sus voceros.

–Alfredo De Ángeli. Es dirigente de la Federación Agraria que por obra y gracia de la televisación en directo se ha convertido en la voz de las bases. Su nombre fue escrito por los principales columnistas políticos de los diarios del domingo de furia agraria. No pasó inadvertido para oficialistas ni para antikirchneristas. De hecho, el diario Perfil denunció que fue objeto de observación de los servicios estatales de inteligencia, pero no hallaron más que un productor con un discurso sólido y formación de militancia agraria. Sus dotes de líder se mostraron ya en anteriores planteos del sector y muy activamente en la lucha de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú contra la pastera Botnia.

–Alfredo Bel. Comenzó la militancia agraria allá por 1985, cuando participó activamente de la creación del Centro Juvenil Agrario en el ámbito universitario. Cuando egresó con el título de ingeniero agrónomo ya tenía una sólida formación política y era un cuadro de referencia. Es el cerebro que está detrás de los documentos que ha emitido la Federación Agraria en Entre Ríos, en los que se pronunció sobre el uso de la tierra, el desmonte, el seguro agrícola, entre otros aspectos de la problemática rural. Es también el articulador de acciones con otras entidades y ha estado en todos los planteos del campo de las últimas décadas, desde la Carpa de Chajarí hasta la concentración de 2001 en el acceso al Túnel Subfluvial. Es delegado regional de la FAA.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)