Cuando todavía no se ha destrabado la crisis entre el gobierno y los sectores productivos, en el oficialismo se juntan las voces que -por lo bajo- dudan de la estrategia provincial de adhesión irreductible a la política kirchnerista de respaldo al aumento de las retenciones por la exportación de soja. El Senado provincial había fijado una posición crítica a las medidas de la Presidenta, pero esas voces perecieron alcanzadas por el manto de la estrategia del gobernador Sergio Urribarri de “relaciones carnales” con la administración central. Los diputados justicialistas tenían un documento más duro aún, pero también terminaron encolumnados. Lo que aparece como un triunfo del Poder Ejecutivo deja dudas a futuro entre no pocos integrantes de las bancas justicialistas de ambas cámaras, donde algunos ya se preguntan cuál es el negocio si la Nación ni amaga a pagar las deudas millonarias con la provincia: 170 millones de Anses y 230 millones por Salto Grande.

J. R.

Cualquier volcanólogo no descuidaría esos pequeños ruidos. Casi imperceptibles, tapados por la superficie o, simplemente, dichos a media palabra. Ciertamente no son pocos los hombres del oficialismo que afirman por lo bajo que hay como una tensión discursiva de mucho malestar con el gobierno nacional por el aumento de las retenciones a la soja exportada.

Y entonces temen que esos ruidos terminen siendo la advertencia del estallido de un volcán de malestar entre las filas justicialistas con el gobierno de su propio signo a nivel nacional. Lo que depositan esos volcanes los científicos de la temática le llaman tefra. Cuando se da en partículas pequeñas sirve para advertir la explosión, pero cuando esa tefra se hace evidente es porque la piedra líquida ardiente ya avanza arrasando todo a su paso.

Por estas horas, diputados y senadores entrerrianos lanzan advertencias de malestar por el modo en que el gobierno kirchnerista se ha movido en la crisis de enfrentamiento que tiene con los sectores productivos del campo. “Es que hay ámbitos que son la caja de resonancia en la que repercute aquello que genera malestar desde el gobierno nacional. ¿Y cómo vamos a estar si nuestros productores nos enrostran lo que deciden en la Casa Rosada?”. La frase, lanzada por un senador provincial justicialista, expresa el modo en que se encuentran sobre dos compuertas que parecen avanzar en sentido contrario: por un lado, una gestión de gobierno nacional que apura el encolumnamiento; y por otro, los productores que exigen definiciones claras en rechazo a las medidas que desataron la peor crisis que ha tenido que atravesar la gestión kirchnerista, tomando como punto de inicio el 25 de mayo de 2003.

La ruta del enojo

Las crónicas no escritas dan cuenta de que los senadores y diputados habían convocado a sendas reuniones para discutir el problema del campo y sus derivados. Primero hasta dónde bancar la política del aumento a las retenciones; luego cómo instrumentar un canal de diálogo entre las partes en el que se perseguía el objetivo inmediato de la descompresión para, más tarde, dar lugar a la salida negociada. Esos eran los objetivos porque “había mucha preocupación”, explicó un legislador justicialista que no se recuesta ni para el lado de Jorge Busti ni para el de Sergio Urribarri.

Entre los senadores, Victorio Firpo (Feliciano), Aldo Ballestena (La Paz) y Oscar Arlettaz (Colón), entre otros que se dedican a la producción rural, habían armado tempranamente un enunciado que daba de lleno un golpe contra la estrategia del diálogo con la Nación. Mientras tanto, en Diputados circulaba un meduloso documento armado por el ex secretario de la Producción y actual asesor legislativo, Daniel Welschen.

El ex funcionario expuso el alcance de la posición ante la atenta mirada de Busti y la totalidad del bloque. Corrían las horas más duras del conflicto antes de este impasse que -dirá el tiempo- adónde conduce.
Sin embargo, todo quedó tapado en favor de la estrategia urdida por el Poder Ejecutivo provincial: alineamiento con las medidas de Cristina Fernández de Kirchner, y distanciamiento con los vecinos gobernadores de la declamada Región Centro. Fue el diputado José Angel Allende (Nogoyá) el encargado de sondear los ánimos en el Ejecutivo frente a las posiciones críticas que comenzaban a amasarse en ambas cámaras legislativas.
Ya se sabe, cuando el gobernador Urribarri mantuvo un encuentro en la Casa Rosada, no faltó una incómoda alusión al documento que los senadores habían hecho público en respaldo a la lucha de los productores del campo. Alguien pensó en Pedro Guillermo Guastavino por esas horas.

De hecho, el senador nacional y ex vicegobernador había tomado parte del encuentro cuando se produjo la reunión del mandatario entrerriano en la que le enrostraron que no haya cerrado fila con los senadores de su propio partido.

“Como será si hubieran visto la posición de los diputados”, aventuró un legislador de la Cámara Baja provincial que adhirió en un todo a la posición expresada por Welschen, donde se avanzaba más que en el de los senadores en cuanto a sentarse a hablar con los productores antes aún de que la Presidenta convoque al diálogo a los representantes de las cuatro entidades del campo.

Si Urribarri debió soportar alguna incómoda alusión a la posición de los senadores provinciales, habrá que imaginar los decibeles con los que el mandatario se dirigió luego al titular de la bancada, Héctor Strassera (Concordia).

Sin embargo, hubo una suerte de reivindicación de éste ante los ojos del Poder Ejecutivo provincial, cuando logró sentar a todos los senadores junto al gobernador para una foto y una declaración a favor de la estrategia de respaldo a las medidas nacionales.
Gol de Urribarri. Porque esa misma impresión llegó a la Casa Rosada. Lo que no quiere decir que las aguas corran mansas en el seno del oficialismo provincial.
Los senadores Raúl Taleb (Diamante) y Santiago Gaitán (Paraná) no se privaron de estar en los corte de rutas de los productores y no precisamente para aplaudir las medidas de la Presidenta. Algo más de malabares tuvo que hacer el secretario de la Producción, Héctor Motta, para acercarse hasta un piquete agrario, pero lo cierto es que estuvo en uno también.

En el encuentro con el gobernador Urribarri, los legisladores expusieron un reclamo conformado por una veintena de puntos. Uno de ellos apuntaba las críticas a ministros, secretarios, subsecretarios y directores “que no atienden los teléfonos para dar la cara”, según se deslizó.

Busti -que declama unidad a los cuatro vientos- estaba a su lado y no pocos de los presentes pensaban que algo de placer corría por su interior.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)