-Iguales pero distintas. Tal como fueron jugadas las posiciones en el aniversario del 25 de Mayo, era difícil esperar milagros en la mesa de negociación. Las dos movidas tuvieron el volumen que cada uno esperaba para afirmar posturas. El peso de la concurrencia en Rosario ha empinado a la dirigencia ruralista en sus posiciones en tanto se siente respaldada por un descomunal apoyo de base, tras largos días de conflicto. Por su parte, la confluencia de todo el noroeste con destino al monumento a don Martín Miguel de Güemes da el pulso al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner de tener una capacidad movilizadora ponderable. Es decir, no se puede medir por la fotografía de los actos un vuelco en la balanza del conflicto. Lo que sí es ostensible, por los discursos en el Monumento a la Bandera, es que el conflicto se vuelve cada día más complejo y difícil de resolver. Dentro del frente de los agrupamientos ruralistas, en el marco multitudinario del acto, los oradores que representaban a autoconvocados y a la Federación Agraria Argentina rompieron prejuicios e hicieron explícita la convergencia con las posiciones de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS)
-Peso político y gravitación social. El ruralismo en cualquiera de sus capas, chicas, medianas y grandes, frente al explosivo crecimiento de los precios internacionales de la soja, ve acrecentar sus ganancias en proporciones de una sensualidad realmente lujuriosa. En el momento que el joven ex ministro de Economía Martín Lousteau inventaba la tablita de las retenciones móviles, la soja en cinco meses había aumentado en un 70 por ciento su valor. Con esas cuentas de ganancias en la cabeza de cada empresario rural, la imaginación disparaba en direcciones insospechables. Es claro, para poder realizar ese nivel de ganancia los ruralistas tenían que colocar la producción en el mercado internacional. En esos momentos el mercado interno no se les cruza por la cabeza y en todo caso, que se las arregle para nivelar sus precios en el nivel de los precios internacionales. Por cuestiones que ya han sido desarrolladas pormenorizadamente en innumerables trabajos técnicos, se da la paradoja de que si bien el consumo interno de la soja es mínimo, por cómo se encadena el sistema de precios en los bienes para alimento, el precio de este grano termina arrastrando a todo el resto. Desde ahí es que le nace la imperiosa necesidad al gobierno de ponerle límites a ese crecimiento de precios y, por lo tanto, a esa evolución cuantiosa de ganancia. En ese ambiente aparece el invento de las retenciones móviles. La necesidad de utilizar esta fórmula deviene de articular una forma simple y a su vez dinámica que vaya adecuando la evolución del impuesto en función de los precios internacionales.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS)
-El equilibrio del gobierno. Si el relato anterior tiene el sentido de ilustrar la base material que empuja al conflicto ruralista por sobre los límites que pueda establecer una figura presidencial, es bueno recorrer los requerimientos por parte del otro polo en donde se ubica la disputa. Cristina Fernández de Kirchner construye su victoria electoral precisamente sobre el predicamento en las diversas capas de los trabajadores y en las capas pobres de la sociedad. Un dato a tener en cuenta que ubica el movimiento de un sector de lo que se denomina clase media, lo da la modificación de la base imponible para el impuesto a la ganancia. Esa modificación significaba el vuelco de alrededor de 1.000 millones de pesos en los bolsillos de los sectores de clase media alta. En definitiva, un sector social que habita centralmente en la ciudad de Buenos Aires, Rosario y Córdoba. Sin embargo, en esos distritos donde se volcó una masa importante de recursos, el gobierno salió mal parado electoralmente. En ese sentido el gobierno no puede llamarse a engaños, su asentamiento principal proviene de los sectores más humildes de la sociedad y de los trabajadores, como ya se ha dicho. Los trabajadores se han visto beneficiados en lo que va de gobierno de los Kirchner en varios aspectos. Ante todo en la caída drástica de la desocupación y por el otro lado, en la fuerte recuperación del salario del trabajador formal -en blanco-, sobre todo del sector privado.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS)
-La renuncia. Un dato por demás significativo sobre la importancia de la realidad que se vive es la reciente renuncia a la conducción provincial del Partido Justicialista por parte de su presidente, el ex gobernador Jorge Busti. La dimisión guarda una línea muy formal pero que explaya un argumento muy poco creíble. El argumento dado por Busti pasa por entender que el Consejo Provincial Justicialista y las departamentales deben ser formadoras de cuadros políticos. Que en tanto sus tareas como legislador provincial y titular de la Convención Constituyente no le permiten cumplir con responsabilidad esa tarea presenta su renuncia indeclinable. Es claro, en los corrillos justicialistas se razona, la formación de cuadros en un partido político popular comienza por el respeto a la militancia, y no es esta tarea la que jalona la historia de Jorge Busti como referente mayor del peronismo. Como dato reciente se anota que en las horas de dura tensión, cuando Busti se enfrentaba con el intendente de Chajarí, Juan Javier García, el gobernador Sergio Urribarri se vio sorprendido por innumerables llamados de militantes notables e ignotos que lo instaban a no aflojar. Con palabras comunes todos insistían en que había que ponerle fin al eterno manoseo hacia la militancia por parte de Jorge Busti. Pero por fuera de este dato actual y si se rastrea en la historia desde los registros periodísticos, se puede recordar que en las internas de la Renovación Peronista que termina proyectando a Jorge Busti como candidato, en 1986, grande fue la sorpresa de Militancia Peronista de Gualeguaychú cuando ya elegido gobernador Busti aparece abrazado a Héctor Maya, secundarizando totalmente el trabajo de Militancia que lo había hecho ganar en el distrito. Con los personajes cambiados, en Paraná hizo exactamente lo mismo con la diferencia de que el agrupamiento militante relegado era las Mesas de Trabajo y el referente del peronismo tradicional que se jerarquizaba era el escribano Carlos Vairetti.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS)
-Fisuras. La fisura existe y a esta altura, insoslayable. Jorge Busti vivía una incomodidad creciente y apuró la tensión interna en el justicialismo en un momento que a la postre se demostró equivocado. El ex gobernador en alianza con los referentes del corte agropecuario del Túnel había tejido una movida que remataba con la resolución de la Cámara de Diputados instando al Congreso Nacional a derogar las retenciones móviles. Esta decisión del justicialismo entrerriano se tejió en momentos que el ruralismo especulaba con que al acto del 25 de Mayo en Rosario iban a concurrir Hermes Binner, Juan Schiaretti y Carlos Reutemann. En ese palco, cae de maduro, iba a haber un lugar para Jorge Busti. Esta movida de tablero se frustra cuando los ruralistas incomodan al gobernador santafesino, lanzando poco menos que desde las ventanas de la Casa de Gobierno la ruptura del diálogo y la vuelta a los cortes de ruta. Para colmo el dirigente de la Federación Agraria Argentina, Eduardo Buzzi, se excedió en sus dichos y comprometió a Binner en posiciones que el gobernador no lo había hecho y que luego desmintió públicamente. La vuelta a las rutas por parte del ruralismo también incomodó a Schiaretti, al punto de hacerlo explícito en una conferencia de prensa. Cuando todas estas posiciones quedaron decantadas, Busti insiste en sacar la declaración en apoyo a las posiciones ruralistas.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS)
