Marcelo Comas
Patronato se quedó con el clásico entrerriano ante Gimnasia y Esgrima de Concepción del Uruguay. En el Estadio Presbítero Bartolomé Grella se vivió una fiesta comparable con los mejores derbys del fútbol argentino. El festejo final fue para el Rojinegro y la desazón se apoderó de los simpatizantes del Lobo uruguayense. La notable campaña del equipo paranaense en el Argentino A, sus posibilidades de ascender y toda la tela que dejó para cortar el partido que acaparó la atención en todo el territorio provincial. ¿Y el Mensana? Luego de quedar en las puertas de la Primera División, hoy busca recuperar su lugar en la B Nacional, pero pelea con el fenómeno Patronato y el respaldo que cuenta entre las nuevas generaciones de hinchas.
La 24ª edición del clásico entrerriano entre Patronato y Gimnasia y Esgrima de Concepción del Uruguay tuvo todos los condimentos que exige el hincha: fiesta en las tribunas, siete goles, emociones por doquier y un partido cambiante que quedará guardado en los anales del balompié entrerriano. El cotejo se empezó a jugar desde el momento exacto en que el Rojinegro consiguió el ansiado ascenso al Torneo Argentino A. Allí se comenzó a gestar el nuevo enfrentamiento entre los equipos de mayor prédica en la provincia de Entre Ríos. Y por qué no, volvieron a aflorar los recuerdos de aquellos memorables enfrentamientos de fines de la década de 1970, los choques por los Regionales en 1980 y más acá en el tiempo la vibrante definición de la Reclasificación en 1996. ¿Cómo explicar tanto sentimiento y pasión comprimidos en 90 minutos de fútbol? Si tan sólo 10 años atrás habían chocado en el Presbítero Bartolomé Grella y repartieron puntos en un apático encuentro. Y la historia se repitió en la primera fecha de esta temporada, porque en el sur entrerriano se cuidaron de no perder y volvieron a defraudar ante un público expectante de emociones. Pero faltaba el capítulo más fresco de la saga de enfrentamientos. La frutilla del postre, la más dulce de todas, aquella en la cual abundó la emoción, el resultado cambiante mientras transcurrían los minutos y el dramatismo hasta el final en una cancha que estallaba.
En los dos últimos clásicos del historial igualaron sin goles y no había esperanzas de poder revertir esa tendencia a no arriesgar más de la cuenta. Toda esa avaricia cambió por ambición el 26 de octubre de 2008, cuando dos equipos se prodigaron en pos del espectáculo.
Para la reedición del derby provincial en la capital entrerriana una frase cabe para resumir lo emblemático de la esencia del deporte más popular. “El fútbol es la dinámica de lo impensado”, dijo alguna vez el legendario Dante Panzeri, quizás la mejor pluma del periodismo deportivo nacional.
La historia se empezó a gestar en 1978
El nacimiento de esta historia se remonta a fines de la década del 70. Aquellas eran épocas doradas para el fútbol de la Liga Paranaense y toda la región. Los partidos se jugaban a cancha llena, con mucho entusiasmo y fervor, que con el correr de los años se fue apagando al mismo tiempo que el nivel futbolístico iba en decadencia. Patronato, Atlético Paraná y Belgrano dominaban la escena en el balompié paranaense, respondiendo con títulos al legado de su historia y acentuando cada vez más la diferencia con el resto de los competidores. Y si en la capital entrerriana sólo tres equipos se repartían el protagonismo, en Concepción del Uruguay ocurría algo similar con Atlético y Gimnasia. Puede afirmarse sin temor a equivocaciones que durante esos años se produjo el despegue definitivo de los elencos entrerrianos a nivel nacional. Patronato marcó el camino con el ascenso al Torneo Nacional de 1978, después lo siguió Atlético Uruguay con su incursión por la categoría de privilegio del fútbol argentino en 1984. Eran tiempos de bonanza en el fútbol entrerriano y ello generaba mayor expectativa en la gente, que pedía a gritos buenos espectáculos. Todos esos elementos fueron el caldo de cultivo para la gestación de una rivalidad que tiene muchas aristas para destacar y que se remonta a los tiempos de la Confederación Argentina, con sede en la ciudad de Paraná en 1854, cuando era presidente el doctor Santiago Derqui. Mucho tiempo antes, en 1814, Gervasio Antonio Posadas declaró a Concepción del Uruguay capital de la provincia de Entre Ríos al momento de la creación de ésta. Y uno de sus máximos caudillos fue Francisco Ramírez, comandante del ejército federal. Esos fueron los primeros vestigios de la pronunciada rivalidad entre ambas costas a comienzos del siglo XIX.
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