Marcelo Comas
El Club Belgrano de la ciudad de Paraná quiere volver a levantarse, ser el de antes, cuando los logros deportivos y el bienestar institucional llenaban de gloria los pasillos del Mondonguero. Ese pesado lastre por suerte quedó atrás. La desidia de unos pocos dirigentes provocó el descalabro financiero y a fines de la década del 80 se perdió el mítico estadio que albergó partidos históricos y finales dramáticas. Nada de eso queda en pie. Sólo el vivo recuerdo de los socios más memoriosos que luchan por reconstruir la identidad mondonguera. Volver a hacer historia es el lema elegido por un grupo de directivos que encabeza el presidente Walter Rolandelli, que anunció la inauguración del Nuevo Estadio Mondonguero para el 16 de noviembre. La institución celebrará con bombos y platillos en la antesala de los primeros 100 años de vida.
Está casi todo listo para la inauguración del Nuevo Estadio Mondonguero. El flamante predio se encuentra enclavado en calle Bazán y Bustos, entre Don Bosco y Fraternidad, lindando con el complejo de SOEVER. Es difícil explicar el sentimiento que invade a los dirigentes, socios y simpatizantes del Mondonguero ante la inminente refundación del club de calle Salta y Nogoyá. Atrás quedaron los malos recuerdos, como una pesada resaca, de la pérdida de la cancha debido a los turbios manejos de anteriores comisiones directivas. Todos estarán viviendo un sueño hecho realidad, un viejo anhelo que tienen quienes quieren de corazón a Belgrano. En una rápida recorrida por las nuevas instalaciones se puede apreciar a primera vista un coqueto complejo que cuenta con dos hectáreas y media de extensión, una cancha de fútbol de medidas reglamentarias, vestuarios provistos de lujosos sanitarios para el equipo local y el visitante, y además un vestuario para los árbitros. El terreno se adquirió en 2005 luego de concretar la venta de una parcela de la sede social de calle Salta y Nogoyá. Aquella vez un grupo de socios se opuso a la venta argumentando que se hipotecaba el patrimonio genuino del club. Haciendo oídos sordos a aquella petición un grupo de directivos encabezado por el presidente Walter Rolandelli se puso a trabajar para concretar el sueño del Nuevo Estadio Mondonguero. Mientras muchos apostaban al fracaso de esta empresa, cuestionando la venta de la porción de la sede, seis dirigentes ya diseñaban la arquitectura del flamante predio ubicado en las afueras de la ciudad. A paso lento, apelando a la coherencia y con paciencia, se fueron observando los primeros avances en la construcción. A seis meses de la puesta en marcha de las tareas ya se pueden apreciar los resultados del esfuerzo mancomunado de un grupo de dirigentes que puede sentirse orgulloso de la nueva criatura.
Por estas horas la emoción embarga a la familia belgranense, desde los pequeños futbolistas que nutren las divisiones menores hasta el socio vitalicio que no quería dejar este mundo sin poder disfrutar del Nuevo Estadio Mondonguero. El mismo sentimiento recorre el cuerpo de Walter Rolandelli, un joven profesional que debió sufrir cuando las máquinas derrumbaban la vieja cancha y ahora celebra el comienzo de una nueva etapa. “El 16 de noviembre a las 10 inauguramos el nuevo complejo denominado Nuevo Estadio Mondonguero. Y después de tantos años de idas y vueltas este sueño se ha cumplido”, contó el abogado en diálogo con ANALISIS. En la continuidad de su relato reconoció que este emprendimiento demandó mucho esfuerzo y dedicación, teniendo en cuenta que “había que ponerse de acuerdo en los detalles entre los miembros de la Comisión Directiva. Así que hemos escuchado las opiniones de todos. El estadio lo hemos hecho entre todos los belgranenses”. Un pequeño Walter Rolandelli fue testigo de la demolición de la antigua cancha, escenario de partidos memorables y hasta la presencia de la Selección Argentina de fútbol. Esos recuerdos todavía retumban en la cabeza del dirigente, que a la distancia rememora: “A mí me embarga de alegría esta inauguración; todavía me retumba en la cabeza la mañana en que las máquinas estaba destruyendo nuestro estadio. Cuando asumí la presidencia el sueño que teníamos nosotros, más los muchachos que me acompañaban, Toranzo Lanzi, Roque Londra, Edgardo Gracilazo, Martín Coraleras, Diego Chervo, en alguna época Ricardo Bovolini y Gustavo Lanzi, era la construcción del predio”. Sus ojos muestran un brillo que roza la emoción, como que si fuera inevitable que vaya a derramar una lágrima, pero eso no ocurre. Se pone fuerte para seguir con el relato, entonces agrega: “En 2005 adquirimos estas dos hectáreas y media, es un hermoso lugar con una vista espléndida. Arrancamos con las obras, nos quedamos sin plata, tuvimos que hacer una Asamblea, nos desprendimos de una porción de la sede de calle Salta. Pero está a la vista de todos que ese dinero está invertido. Es decir que cuidamos centavo por centavo, es para que lo disfruten las generaciones que vienen”, acotó.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
