Charles Parker
A pesar de los anuncios sombríos ya estamos de vuelta, mis valientes oficialistas, porque acá siempre hay gente dispuesta a salvar a los negros de la debacle. Para eso pusimos un pasquín, para hacer plata. Por fin pegamos una publicidad oficial, y ahora no nos toca el culo nadie. A nuestros viejos amigos queremos decirles: a comerla, putos. Fuera Cobos de Malvinas, la duda es la jatancia de los intelectuales, como dice el compañero Rico. Nosotros también, Aldo, después de esta victoria inesperada, estamos esperando que nos llamen los presidentes. Ya esperamos demasiado, atrincherados en un rincón, sobreviviendo con el chamuyo estéril y el culo flojo, con la puerta cerrada por dentro con una vuelta de llave, mirando el futuro a través del fuego de la hornalla. El futuro se veía negro, pero no sabíamos que iba a ser tan prometedor. Más adelante quién te dice, con los giles que a uno le toca defender, hasta capaz que alguno de nuestros redactores pueda llegar a vocero nacional, a diputado, presidente del pejota, secretario de medioambiente, no se sabe. Nadie sabe, che. La vida te da sorpresas / sorpresas te da la vida / ay Dios. Disculpen que juntemos en un mismo texto tantos recursos efectistas sin mucha coherencia. No podemos entregar un editorial como la gente porque todavía tenemos algunos problemas con las computadoras, que se llenaron de caballos de troya hace dos días. Por lo menos se sabe que los piratas se portan bien con los peronistas. Qué lindo es volver a formar parte de las minorías.
(El texto completo se publica en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)