Florencia Penna
(Desde Buenos Aires)

Nacido en 1984 en San Cristóbal (Santa Fe), pero criado en la ciudad de Crespo, Iván Fund se revela como una de las nuevas promesas del cine argentino. La risa, su primer largometraje, compite este año en la Selección Oficial Internacional del 11º Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (Bafici), que fue inaugurado anoche y se extenderá hasta el 5 de abril. En diálogo con ANALISIS, el director se explayó en los procesos creativos y de producción, su relación con el cine y con los afectos que lo acompañan en sus proyectos. Un adelanto de lo que se verá también en la capital entrerriana en el marco de ParanáMuestra 7.

No es la primera vez que Iván Fund participa en el BAFICI. El año pasado, el mediometraje que codirigió con Patricio Toscano, Cíclope (2007), integró la sección Panorama. Ahora, con el nuevo film la exposición cambia y ya aparece en los medios nacionales junto a Julia Solomonoff (entrerriana también) y Matías Piñeiro, los otros directores de las películas argentinas que participan en la competencia internacional de esta 11ª edición.

Cuando Iván terminó el colegio en Crespo, se mudó a Buenos Aires para estudiar cine. El lugar elegido resultó decepcionante, de hecho ya no existe más. Así que un año se organizó un plan de estudio personal y una vez que consiguió una cámara empezó a filmar, probar, hacer. Autodidacta, que le dicen. Y eso, recordó en diálogo con ANALISIS, fue la parte más importante del aprendizaje. En limpio quedaron los cortos Vals (2005), Sirenas (2006), El baile (2006), Divergir (2007) y Un punto fijo (2007).

-¿Cómo comenzó el proyecto que derivó en La risa?
-Había un par de notas que venía trabajando, sobre todo juntar y llevar a un largometraje el mundillo que venía probando en los cortos. Después se gestó la idea de cómo detenerse en ese momento en que cuatro amigos salen de una fiesta y regresan a su casa. Y un día tomé una decisión instantánea. Ya tenía en mente a quiénes quería que participaran en la película y les pregunté. Me levanté y le dije a Lean si quería actuar y poner un poco de plata porque no había. Fue así con cada uno. Por suerte todos coincidimos en las ganas de hacerla y se empezó a organizar, obviamente se dilató, no fue tan fugaz la resolución. Santiago Loza me ayudó en la escritura del guión y nos organizamos para ir a Crespo a filmar en dos semanas, que al final se repartieron a lo largo de dos meses, julio y agosto.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)