Juan Cruz Varela
El nombre de Carlos Antonio León Uzín apareció en la pantalla y enmudeció a las nuevas autoridades de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la UADER que revisaban la planta docente de la casa de estudios. Representante de la ultraderecha católica y estrechamente vinculado al ex arzobispo de Paraná Adolfo Tortolo, Uzín fue delegado normalizador de la Facultad de Ciencias de la Educación durante la dictadura y continuaba figurando aunque no trabajaba desde febrero de 2006. Ahora fue dejado cesante y, según pudo saber ANALISIS, deberá devolver una suma cercana a los 89.000 pesos por salarios mal habidos.
“La primera situación que encaramos fue el trabajo de saber quiénes somos y cuántos somos, esta fue una tarea complicada y atravesada por diferentes lógicas en su construcción histórica. Hemos llegado a un punto de clarificación, no decimos que llegamos al esclarecimiento total, pero el trabajo realizado nos permite decir que en nuestra facultad hay 1.447 docentes de nivel superior. Hemos conseguido identificar dónde están cada uno de esos docentes”, dijo la decana de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER), María del Rosario Badano, en su primer encuentro con el Consejo Consultivo Provisorio, a un mes de haber asumido.
La sorpresa fue ver en el listado el nombre de Carlos Antonio León Uzín, el mismo que fuera secretario académico de la Universidad Nacional del Litoral hasta 1973, profesor del Liceo Militar General Manuel Belgrano de Santa Fe, delegado normalizador de la Facultad de Ciencias de la Educación entre abril de 1976 y marzo de 1984, fiel representante de la ultraderecha católica y estrechamente vinculado al ex vicario castrense y arzobispo de Paraná Adolfo Servando Tortolo.
El viernes 27, en esa primera reunión con los consejeros consultivos, la nueva decana expuso las ideas rectoras que orientarán la gestión en los próximos dos años, mientras dure el proceso de normalización, efectuó un pormenorizado informe de la situación en la que encontró la institución y definió criterios respecto al modo de administrar la cosa pública que caracterizará a su gestión. Respecto de la plantilla de personal, Badano defendió el carácter académico, pero precisó que se estaba realizando un análisis sobre la planta para determinar dónde estaba desempeñándose cada agente y qué función cumplía cada uno, lo que permitió detectar algunas situaciones irregulares, como la de tres personas que cobraban sus haberes y no cumplían funciones, de los cuales se ha podido resolver uno de esos casos dándosele de baja al docente en cuestión. El “docente en cuestión” no es otro que Uzín, cuyo nombre apareció en los registros informáticos cuando las nuevas autoridades realizaban el relevamiento.
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