Daniel Enz
Los negocios millonarios del suboficial mayor Alejandro Albornoz sacados a la luz por ANALISIS movilizaron varias estructuras en los últimos días. El militar fue denunciado penalmente y sus desvíos de fondos públicos, como así también el blanqueo de dinero que hizo en Paraná y La Paz, están siendo investigados por la Fuerza Aérea y también por la AFIP. Pero, a su vez, el tema generó un alerta roja en torno a los fideicomisos registrados en Entre Ríos para inversiones inmobiliarias, que son cerca de 200. En Paraná solamente hay un centenar, según pudo determinar este semanario. Uno de los que está en la mira está conformado por suboficiales de Fuerza Aérea y del Ejército, que prestaron servicios en la Antártida Argentina, y que recibe fuertes aportes de dinero para la construcción de viviendas y edificios, sin necesidad de ser justificada su procedencia. Otro caso saliente es el de Concordia: un empresario que llegó de Buenos Aires tiene a su nombre un total de 28 fideicomisos, la mayoría de ellos con aportes del exterior.
“Yo no tengo nada que ver con lo que se denunció en ese semanario”, dicen que dijo el hombre, apenas se enfrentó con un alto oficial de la Fuerza Aérea Argentina. El suboficial mayor paranaense, Alejandro Albornoz, llegó nervioso, algo transpirado al Edificio Cóndor de Capital Federal, en la mañana del lunes, para intentar dar alguna explicación a la nota de tapa de ANALISIS del jueves pasado, pero allí se le indicó que las respuestas las tendrá que dar ante los oficiales encargados de la investigación ordenada por el comandante en jefe de la Fuerza Aérea, brigadier general Normando Constantino o bien ante la Justicia Federal, tras la denuncia del abogado porteño Ricardo Monner Sans.
–Suboficial, acá están los nombres de su hija, sus tías, su madre, con datos catastrales precisos… Vaya pensando en un buen abogado que lo defienda –le acotó un oficial, como advirtiéndole que no estaba para bromas.
–Le insisto: no tengo nada que ver con esto –remarcó Albornoz, pero nadie le creyó.
El suboficial retornó a Paraná el martes y siguió normalmente con su vida, como si no hubiera pasado nada o como si estuviera convencido de que si termina preso, no irá solo, sino acompañado por otros subalternos e inclusive por algunos altos oficiales. De hecho, en la superestructura de la fuerza siempre se entendió que la maniobra –con un desvío de fondos públicos superior al millón de dólares, al parecer, proveniente del presupuesto asignado a la Dirección de Administración Financiera del arma– tuvo algunas sociedades con varias personas. “Aquí pueden estar involucradas no menos de cinco personas; la mayoría de ellas oficiales”, indicó un conocedor de los movimientos financieros en la fuerza.
El tema en cuestión –extrañamente ignorado por la mayoría de los medios periodísticos de Entre Ríos, pese a la gravedad de la denuncia y a las repercusiones– tuvo también derivaciones fuera de la Fuerza Aérea o el Juzgado Federal capitalino, donde el suboficial tendrá que rendir cuentas. Las maniobras a través de un fideicomiso para la construcción del costoso edificio de calle Colón –en el que Albornoz aportó más de un millón de pesos a nombre de su madre jubilada de 78 años y sin ningún tipo de patrimonio–, hicieron, por un lado, que la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) pusiera el ojo con más detalle en torno a conformaciones de ese tipo. Por el otro, en algunos casos de fideicomisos registrados, conformados con aportes de dudoso origen en Paraná, hubo cierta zozobra, en cuanto a ver cómo seguirán avanzando.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)