Antonio Tardelli
Recién el 28 de junio se podrá comprobar la popularidad de los dirigentes del sector agropecuario que por estas horas se anotan en las listas electorales. Ese día también se verificará qué tan efectiva fue, para las diferentes variantes opositoras, la estrategia de incorporarlos a su oferta. Por ahora, muchos se frotan las manos. El lunes, en declaraciones radiales, Elisa Carrió, líder de la Coalición Cívica, se jactó: “En Entre Ríos hay gente del campo en los tres primeros lugares”.
Atilio Benedetti, el primero de todos, es en efecto un empresario de la agroindustria. Hilma Ré, depositada en el segundo lugar, preside la Sociedad Rural de Diamante. Jorge Chémez, tercero en la nómina, es un independiente que encabeza la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (FARER). La lista del Acuerdo Cívico y Social muestra en Entre Ríos un notorio tinte patronal. Y la intervención de Carrió fue decisiva para darle forma al terceto ruralista.
El segundo lugar de la boleta dio vueltas como una moneda lanzada al aire. Con él se ilusionó la socialista Estela Troncoso, cuyas apetencias expiraron el día en que Carrió y Gerardo Morales, presidente del Comité Nacional de la UCR, la bajaron de un plumazo con el visto bueno de Benedetti y el diputado Gustavo Cusinato.
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