Claudio Cañete
Lo mejor es comenzar por el final. Fue cuando terminó la entrevista y con Gustavo Germano nos dimos un abrazo de despedida. “Entre el 2003 y el 2006, el tiempo de la etapa previa que llevó hacer mi libro Ausencias, fue cuando nos encontramos con mi hermano Guillermo. Mirá, te estoy contando y se me pone la piel de gallina. Él por un lado, desde su militancia, su búsqueda de la verdad, su lucha por los derechos humanos. Y yo desde mi trabajo con la fotografía. Sin él y el apoyo del Registro Único de la Verdad, Ausencias no hubiera sido posible. Confluimos los dos en un mismo objetivo. Fue como un gran abrazo que nos dimos”, explicó Gustavo Mencho Germano, el conocido fotógrafo que reside actualmente en Barcelona.
Me recibe en su casa paterna. Carmen, su mamá, entra y sale del living mientras ordena algunas cosas. Hace calor afuera. Adentro, el entrevistado me espera en un ambiente mucho más fresco. Se ven muchas fotografías de todos ellos, pero sobresalen dos: la muy conocida, la de su hermano Eduardo, adolescente, con los dedos en V, junto a sus amigos del Colegio La Salle. Yo no sabía que la original era en colores. “Ah, esta foto… sí, es en colores e incluso se le podría llegar a mejorar la resolución”, comenta El Mencho mientras acaricia el marco. Eduardo, en 1976, fue desaparecido y asesinado por los militares en la ciudad de Rosario.
En realidad, todo duele y quema en el hogar de los Germano, se nota y se palpa. En cada mueble, en cada CD de una mesa, en el silencio, en la mirada cansada de Carmen; una suerte de tranquilidad posterior a horas muy difíciles en todos los sentidos.
Eso se siente. Hace pocos días falleció Guillermo, el reconocido militante y coordinador del Registro Único de la Verdad, otro de los hermanos mayores de Gustavo, después de padecer una grave enfermedad, que sin embargo no lo amenguó en sus tareas hasta el último minuto. “Vine en octubre a dar una charla al Museo de la Memoria en Rosario, en ese viaje fue que lo vi, estaba recuperado de sus dolencias. Después de esos días fue que tuvo una recaída bastante importante que fue la definitiva, porque a lo último ya se quedó acá en casa, rodeado de toda la familia y grupo de amigos, que lo contuvimos. Yo estaba en Uruguay y me vine porque sabía que estaba cada vez más desmejorado”, agregó.
La verdad es que esta tarde me siento como si los estuviera entrevistando a los dos juntos, a Gustavo y Guillermo (ya contaré por qué). Desde la semana pasada en que se conoció la triste noticia, desde el gobierno provincial, desde las agrupaciones relacionadas con los Derechos Humanos y muchas otras entidades manifestaron su pesar hacia la familia. Todos destacaron la figura del militante, del hombre que a los 47 años, sabiendo de su desenlace, les confesó a sus amigos de la agrupación HIJOS que estaba satisfecho y orgulloso de lo que habían logrado juntos. De haber reencontrado a la hija de Raquel Negro, el avance más importante que tuvo la Causa del Hospital Militar, como lo fue dar con Sabrina, en Rosario, hija de Negro y de Edgar Tulio Valenzuela robada del nosocomio paranaense apenas nacida.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
