Pablo Rochi
Aunque a Zubiaur se lo relaciona estrechamente con la educación nacional, también es cierto que gracias a él Argentina fue el único país latinoamericano que contó con un miembro fundador en el Comité Olímpico Internacional, una labor que debería ser recordada más a menudo y que sin embargo tiene poca trascendencia.
Por aquel entonces, Zubiaur se relacionó con las personalidades más importantes e influyentes del mundo. Tuvo la oportunidad de entablar una relación sumamente estrecha con el barón Pierre de Coubertin, ni más ni menos que el creador e inspirador de los Juegos Olímpicos modernos.
Fue el mismísimo francés quien decidió convocar a Zubiaur para que se fuera uno de los 13 integrantes originales de lo que posteriormente se denominó Comité Olímpico Internacional, con todo lo que ello significa.
De Paraná al mundo
José Benjamín Zubiaur fue un pedagogo entrerriano que si bien nació en Paraná (1856), gran parte de su vida la desarrolló en Concepción del Uruguay, donde realizó sus estudios secundarios. Ya desde muy joven mostró mucho interés por sus ideas pedagógicas renovadoras, esa fina preocupación por aprender y evolucionar permanentemente. Siempre bregó y propuso ampliar la enseñanza a todos los distingos sectores de la sociedad. Luchó por la incorporación de nuevos contenidos, en especial por la educación física y la educación industrial, entre otras.
En 1877, para demostrar sus apetencias, se transformó en el primer presidente de la Asociación Educacionista La Fraternidad, integrada por los estudiantes del colegio de Concepción del Uruguay. Con tan sólo 23 años y tras recibirse de bachiller, fundó la Escuela Benjamín Franklin.
En épocas de estudiante universitario se fue a vivir a Buenos Aires, donde tiempo después se recibió de abogado. Su capacidad fue siempre bien reconocida. En 1889, con 33 años, Zubiaur recibió una condecoración que alimentaría sus sueños de conocer Europa. Es que ese año, por sus antecedentes y calificaciones, el gobierno argentino lo designó para representar al país en la Exposición Universal de París, evento que lo llevaría a la consideración mundial. No viajó solo, lo hizo con un tal Alejo Peyret, el escritor francés que vivió muchos años en Argentina.
En Francia concurrió al Congreso Internacional para la Propagación de los Ejercicios Físicos en la Educación, cuyo organizador era el barón Pierre de Coubertin. El amor al deporte, a la preparación y a la superación físico-mental fueron argumentos sólidos para que el francés Pierre de Coubertin y el argentino José Zubiaur iniciaran una relación de respeto y consideración mutua.
(más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)