En este recorrido Paraná se presenta como una plaza ya adquirida para los Harlem Globetrotters, quienes cada vez que llegan al país se hacen un lugar en la agenda para estar en esta ciudad.

Los Harlem Globetrotters se han convertido en uno de los espectáculos deportivos más conocidos y distinguidos del mundo. Como lo han hecho a lo largo de su trayectoria, los jugadores que integran este equipo aprovechan sus habilidades en el básquet para fundirlas con el entretenimiento y el show.

Pasa algo extraño con los Harlem Globetrotters en todo el mundo: una gran mayoría desconoce el nombre de sus protagonistas, no son reconocidos. Sin embargo, el sello y la historia que tiene este espectáculo los ha transformado en el equipo más famoso del mundo. Desde sus orígenes, allá por la década del 20, este elenco estadounidense ya recorrió alrededor de 120 países.

Los Globetrotters ido elaborando rutinas cómicas en sus funciones hasta que llegaron a ser conocidos más por entretenimiento que por deporte. Sus actos a menudo cuentan con la coordinación increíble y hábil manejo de una o varias pelotas. Hacen juegos, malabares o hacen girar las bolas en sus manos, además de realizar lanzamientos inusuales y difíciles.

Así surgieron

Los Harlem Globetrotters se han transformado en un icono en la historia no sólo del básquet sino también del deporte mundial. Grandes historiadores lo han definido como un equipo que contribuyó a cambiar los hábitos y costumbres de la sociedad, cuando ser “negros”, o simplemente, diferentes, se consideraba como una terrible “condena”.

Con casi 85 años de visa, los Harlem Globetrotters nacieron como entretenimiento en los principales salones de baile estadounidenses. Las big bands (grandes bandas) compuestas por más de 30 músicos eran muy caras, entonces, los promotores buscaban otra forma de entretenimiento para sus clientes.

El deporte y el espectáculo siempre se llevaron de la mano. Es así que viejos empresarios organizaron encuentros de boxeo como forma de incentivar al público. No obstante, en la Sala Savoy de Chicago, un judío llamado Abe Saperstein tuvo otra manera de atraer a su gente. En pleno escenario colocó dos canastas y organizó una partido de básquet entre sus Five Savoy, gigantes de color, y cinco espectadores. A ello, decidió apostar 100 dólares a que ganaba su equipo. A partir de allí, Saperstein encontró una buena manera de montar un espectáculo.

(Más información en la edición gráfica de ANALIS de esta semana)