Por Jorge Riani

El Estado Nacional descansa sobre los esqueletos de las provincias. Esqueletos que parecen avanzados por una osteoporosis financiera a costa de años y años de sangría de recursos que fueron de la mano de un Estado Nacional que se sacudió las responsabilidades esenciales, como educación y vivienda, y con ellas las inversiones.

El Ministerio de Educación de la Nación, además de un recoleto edificio en Buenos Aires, es una meca de la burocracia que no tiene escuelas a cargo. Las consignas menemistas de dejar el peso de los gastos sobre las provincias y el dinero en el gobierno central sigue reinando tal como si en lugar de una coqueta mujer de pelo negro con destellos arremolachados, el principal escritorio de la Casa Rosada estuviera habitado por un pintoresco y menudo hombrecillo de patillas.

Hoy, la Nación sigue siendo el enemigo de las finanzas provinciales. No hay que buscar más allá de dos meses si se quiere dar con alusiones a crisis internacionales, momentos difíciles para las economías, ajustes. Ninguna voz oficialista pronunciaba la palabra crisis antes de ese tiempo. La crisis era algo del pasado. Pero ahora las dificultades se vienen encina de gobernadores e intendentes, que tienen que afrontar un promocionado tiempo de paritarias, pago de sueldos y ahora aguinaldo en medio de una pronunciada quita de recursos, por caso, para los municipios.

Se puede disfrazar con palabras cualquier situación, pero lo cierto es que las intendencias entrerrianas recibirán unos 70 millones de pesos menos que lo que recibieron en 2011. Para colmo de males, ese dinero ya estaba afectado en la mayoría de los presupuestos municipales.

Esto es así porque la reimplementación de la Ley de Financiamiento Educativo implica una detracción de 17.680 millones de pesos en concepto de fondos que llegaban, vía coparticipación a las provincias, a todos los municipios argentinos. Se trata ni más ni menos que de recursos que implican más del 10 por ciento de lo que reciben en concepto de coparticipación las provincias que ahora no estarán más en plan de reparto. De la masa coparticipada que llega a las provincias, el 13 por ciento se gira a las municipalidades argentinas que serán, en definitiva, las que soporten un nuevo ajuste.

Los intendentes kirchneristas se debaten entre la desesperación del panorama que se les avecina y la justificación política a una medida, al decir que esos fondos vuelven a su destino original: el financiamiento educativo. Cualquier a sea el intríngulis verbal, lo cierto es que los intendentes se las verán en figurilla con la nueva caída de fondos para sus ya golpeadas arcar municipales.

En Paraná la caída de fondos recibidos será del orden de los 10 millones de pesos; en Concordia, poco menos de 8 millones de pesos; en Gualeguay, 3 millones; en Villaguay 1,8 millones de pesos y en La Paz, 1,5 millones de pesos, entre otras comunas. Todas sufrirán el recorte.

La situación es difícil, tanto que el intendente de La Paz, José Nogueira, se permitió reclamar una discusión en torno a los valores de la coparticipación y se ilusionó en los montos que Brasil gira a sus comunas: el 14 por ciento, casi el doble de lo que los municipios entrerrianos reciben de la Nación.

“Tuvimos que agudizar el ingenio y buscar formas de dar respuestas a la comunidad porque no disponemos de ese dinero (fondos de educación) y ya les dimos un 21 por ciento de aumento a los empleados”, dijo un preocupado intendente de Gualeguay, Luis Erro.

“A Gualeguay le quitaron 3 millones menos. Nosotros a ese monto lo teníamos presupuestado y ahora vamos a tener que ver cómo nos acomodamos”, describió con exactitud el intendente peronista.

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