Antonio Tardelli
Tres días después de que la calle entregara señales de un malhumor social creciente, la UCR de Entre Ríos concurrió a votar y optó para su conducción por el espacio que en mayor medida se distanció del oficialismo, sus referentes y sus políticas. De este modo, la corriente interna que orienta el diputado nacional Atilio Benedetti reafirmó su hegemonía contra múltiples pronósticos que anunciaban un cambio de dirección partidaria.
El traspié de los radicales cercanos al gobierno de Sergio Urribarri, cuyo exponente más notorio es el intendente de Maciá, Ricardo Troncoso, constituye el dato central que emerge del proceso. Para Troncoso y los demás jefes municipales arrastrados a la estrategia hiperdialoguista, el fluido vínculo con el titular del Poder Ejecutivo y sus ministros podrá resultarles provechoso para capturar alguna obra pública adicional o para ser relativamente beneficiados –o no tan perjudicados– en la asignación discrecional de los dineros estatales.
Pero, ahora resulta evidente, ha sido perjudicial para sus posibilidades de acumulación interna. Las victorias que algunos de ellos alcanzaron en sus territorios no ocultan ni mucho menos que su proyecto provincial, que en el imaginario quedó asociado a una fuerte dependencia del oficialismo, fue claramente derrotado.
El afiliado radical, que cual futbolero acostumbrado a las derrotas de su equipo comienza a conformarse con poco, se dio por satisfecho castigando a los exponentes de un coqueteo que interpretó como claudicación. Ello explica en gran medida el fracaso de Troncoso pero también supone un castigo para referentes como el diputado nacional Fabián Rogel, a quien sus adversarios internos le atribuyen aceitados contactos con el oficialismo.
El gobierno provincial, que en virtud de su abrumadora supremacía institucional no precisa de grandes ayudas radicales, siempre dedica algún tiempo, sin embargo, a espiar qué es lo que ocurre en la casa del vecino. Si es que le importa dialogar con la UCR, cosa que no constituye una actitud permanente en las gestiones kirchneristas, es evidente que deberá revisar su lista de interlocutores.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS del jueves 22 de Noviembre de 2012)