Hugo Remedi
El percance de salud que sufre la actual presidenta de la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, desparramó en mil pedazos las estrategias de los publicistas en general, pero sobre todo de los opositores; e inmovilizó –anestesió- la campaña electoral que se juega por estos días camino al 27 de octubre próximo.
Los operadores políticos están preparados para cualquier cosa, algo casi natural para quien milita en política, hasta para enfrentar o prever golpes bajos, pero jamás para la sorpresa. Y vaya si lo fue esto que acaba de suceder con la inquilina de la primera magistratura nacional. Y todavía no se sabe con certeza cómo va a terminar. Tanto para los unos como para los otros: el oficialismo se quedó sin Messi en el alargue con Brasil y la oposición sin muñeco para desplegar toda la artillería.
El oficialismo, sin embargo, corre el riesgo de la sobreactuación con todo lo que ello implica; y a la oposición la sacó de eje. Es decir, cómo se hace desde ahora para llevar adelante una campaña por estos días, arrastrando como eje de sustentación la feroz crítica a la presidenta, hoy convaleciente. Nada que se recorra por estos días, hasta desembocar en la elección del 27 próximo, va a conectarse por el mismo andén. Mantener la misma estrategia, hasta ahora desprovista de compasión por el estímulo contrario que con sus actitudes genera la presidenta a cada paso, puede -en caso de ratificarse- generar una sensibilidad contraria en la acepción de la opinión pública, con el costo que ello implica.
(Más información en la edición gráfica número 994 de ANALISIS del 10 de octubre de 2013)